Oliver Sacks
MIGRAÑA
Barcelona, 1997, Anagrama.
“Entre
los síntomas del aura de migraña más extraños e intensos, y a la vez más
difíciles de describir y analizar, están los sentimientos de familiaridad
súbita y certidumbre (déjà-vu) o su
contrario, sentimientos de extrañeza (jamais
vu). Todo el mundo experimenta estos estados de modo momentáneo y
ocasional; cuando se producen durante las auras de migraña, se caracterizan por
su intensidad abrumadora y su duración relativamente larga. Estos estados se
asocian a veces con un gran número de otros sentimientos: el pensamiento de que
le tiempo se ha detenido, o que está volviendo atrás de modo misterioso; el
sentimiento de estar soñando, o de ser momentáneamente transportado a otro
mundo; sentimientos de intensa nostalgia, en el déjà-vu, asociados a veces con un resurgimiento de recuerdos hace
tiempo olvidados; sentimientos de clarividencia en el déjà-vu; o la sensación
de que el mundo o uno mismo acaba de ser inventado de nuevo, en el jamais vu.
En todos los casos coincide el sentimiento de una conciencia doble.” (pp.
107-108)
"Sólo existe una regla cardinal: siempre hay
que escuchar al paciente; y, por la misma razón, el pecado cardinal es no
escuchar, no prestar atención a sus palabras. Antes de
cualquier planteamiento específico, debe haber un planteamiento general:
establecer una relación, una comunicación con el paciente, a fin de que médico
y paciente se entiendan mutuamente. Una relación, además, en la que el paciente
no sea totalmente pasivo y sumiso, que no crea y haga todo lo que se le dice y
se tome todo lo que le «recetan»;
una relación que es, esencialmente, de colaboración.” (p. 311)
“Nuestra concepción de la naturaleza ha cambiado en
los últimos veinte años: hemos llegado a identificar los procesos dinámicos no
lineales, los procesos caóticos y autoorganizativos, en una amplia variedad de
sistemas naturales, y a comprender que estos juegan un papel esencial en la
evolución del universo. Pero no necesitamos ir muy lejos para encontrar
ejemplos –ni reflexionar sobre la agregación de limo y hongos, o los
movimientos de Plutón–, pues tenemos un laboratorio natural, un microcosmos, en
nuestras cabezas. Es por esta razón, a fin de cuentas, por lo que la migraña
nos parece tan apasionante; pues nos muestra, a través de las manifestaciones
alucinatorias, no sólo una actividad elemental de la corteza cerebral, sino el
funcionamiento de todo un sistema autoorganizativo, un comportamiento
universal. Nos muestra no sólo los secretos de la organización neuronal, sino
el núcleo creativo de la Naturaleza misma.” (p. 362)