miércoles, 12 de agosto de 2015

Oliver Sacks
MIGRAÑA
Barcelona, 1997, Anagrama.


“Entre los síntomas del aura de migraña más extraños e intensos, y a la vez más difíciles de describir y analizar, están los sentimientos de familiaridad súbita y certidumbre (déjà-vu) o su contrario, sentimientos de extrañeza (jamais vu). Todo el mundo experimenta estos estados de modo momentáneo y ocasional; cuando se producen durante las auras de migraña, se caracterizan por su intensidad abrumadora y su duración relativamente larga. Estos estados se asocian a veces con un gran número de otros sentimientos: el pensamiento de que le tiempo se ha detenido, o que está volviendo atrás de modo misterioso; el sentimiento de estar soñando, o de ser momentáneamente transportado a otro mundo; sentimientos de intensa nostalgia, en el déjà-vu, asociados a veces con un resurgimiento de recuerdos hace tiempo olvidados; sentimientos de clarividencia en el déjà-vu; o la sensación de que el mundo o uno mismo acaba de ser inventado de nuevo, en el jamais vu. En todos los casos coincide el sentimiento de una conciencia doble.” (pp. 107-108)

"Sólo existe una regla cardinal: siempre hay que escuchar al paciente; y, por la misma razón, el pecado cardinal es no escuchar, no prestar atención a sus palabras. Antes de cualquier planteamiento específico, debe haber un planteamiento general: establecer una relación, una comunicación con el paciente, a fin de que médico y paciente se entiendan mutuamente. Una relación, además, en la que el paciente no sea totalmente pasivo y sumiso, que no crea y haga todo lo que se le dice y se tome todo lo que le «recetan»; una relación que es, esencialmente, de colaboración.” (p. 311)

“Nuestra concepción de la naturaleza ha cambiado en los últimos veinte años: hemos llegado a identificar los procesos dinámicos no lineales, los procesos caóticos y autoorganizativos, en una amplia variedad de sistemas naturales, y a comprender que estos juegan un papel esencial en la evolución del universo. Pero no necesitamos ir muy lejos para encontrar ejemplos –ni reflexionar sobre la agregación de limo y hongos, o los movimientos de Plutón–, pues tenemos un laboratorio natural, un microcosmos, en nuestras cabezas. Es por esta razón, a fin de cuentas, por lo que la migraña nos parece tan apasionante; pues nos muestra, a través de las manifestaciones alucinatorias, no sólo una actividad elemental de la corteza cerebral, sino el funcionamiento de todo un sistema autoorganizativo, un comportamiento universal. Nos muestra no sólo los secretos de la organización neuronal, sino el núcleo creativo de la Naturaleza misma.” (p. 362)