lunes, 14 de septiembre de 2015


Truman Capote
EL ARPA DE HIERBA
Barcelona, 2006, Anagrama.



“He leído que el pasado y el futuro son una espiral cada una de cuyas vueltas contiene a la próxima y predice su forma. Quizá sea así, pero mi propia vida me ha parecido más bien una serie de círculos cerrados, de anillos que no se desarrollan con la libertad de una espiral. Para mí, pasar de uno a otro de esos círculos significa un salto, no un deslizamiento suave. Lo que me debilitaba era el intervalo entre ellos, la espera mientras no sabía hacia dónde debía saltar.” (p. 180)


Luca Cavalli-Sforza
¿QUIÉNES SOMOS? HISTORIA DE LA DIVERSIDAD HUMANA (II)
Barcelona, 1994, Crítica.


“En un árbol genealógico familiar que recientemente se ha descrito en Canadá, se ha observado un número apreciable de personas incapaces de formar correctamente el plural de nombres raros. Por ejemplo, si preguntamos: «¿Cómo se dice si en vez de un tomate hay dos?», obtendremos por respuesta: «Dos tomates». Estas personas no tienen dificultad para responder correctamente cuando se trata de nombres usados en el lenguaje común. Pero si se les explica que hay un animal llamado uombat, una palabra que jamás han oído, y se les pregunta cuál es el plural, no se consigue obtener la respuesta «uombates». Lo que ocurre es que desconocen la regla de la formación de plurales. El estudio de este árbol genealógico tan especial, que es muy completo, revela la probable existencia de un gen que rige la capacidad de formar plurales o de conjugar verbos. La genética molecular permitirá descubrir el gen responsable de este singular defecto.” (pp. 278-279)

“Con una mezcla de emoción, satisfacción y cierta turbación me di cuenta de que el gran parecido entre el árbol genético y el de las familias lingüísticas, destacado por nosotros, ya había sido previsto por Charles Darwin. En el Origen de las especies (1859), se lee: «Si dispusiéramos de un árbol genealógico perfecto de la humanidad, una ordenación genealógica de las razas del hombre permitiría clasificar adecuadamente las lenguas que hoy se hablan en el mundo; y si todas las lenguas extinguidas, los dialectos intermedios y los que van cambiando lentamente pudieran quedar incluidos, esta ordenación sería la mejor posible». (…) ¿Por qué tiene que haber parecido entre evolución lingüística y evolución genética? La explicación es bien sencilla. A lo largo de la expansión del hombre moderno, regiones y continentes nuevos fueron ocupados por grupos que se separaron de sus comunidades de origen y se establecieron en nuevas localidades. A partir de allí surgieron otros fragmentos, que avanzaron hacia lugares más apartados. A través de esta serie de separaciones y desplazamientos en cadena se llegó a regiones muy lejanas, desde las cuales era muy difícil o imposible mantener contactos con los lugares y poblaciones de origen. El aislamiento de los numerosos grupos que se formaron dio lugar a dos fenómenos inevitables: la aparición de diferencias genéticas y la aparición de diferencias lingüísticas. Los dos fenómenos han seguido su propio camino y han tenido su propia dinámica, pero la historia de las separaciones, que son la causa de la diferenciación, es común a ambos. La historia que se reconstruye a través de las lenguas, lo mismo que a través de los genes, es precisamente la de las separaciones, la misma historia.” (pp. 285-286)

“La esquizofrenia es una enfermedad social muy importante por su elevada frecuencia (1-2 por 100 de los nacimientos), y provoca manifestaciones de locura que tienen graves consecuencias sociales. Hay un componente hereditario, aunque hasta ahora no se ha podido desvelar. Pero parece que en muchos esquizofrénicos y en sus parientes cercanos también hay cierta originalidad y productividad artística en varios campos. Si se suprimieran los genes responsables de la esquizofrenia, podríamos correr el riesgo de quedarnos sin artes, teatro o literatura.” (pp. 367-367)

“El factor principal que controla la cantidad de discusiones es la incertidumbre del asunto, que en biología suele ser mayor que en física, y en física mayor que en matemáticas. En la antropología -en sentido amplio- la incertidumbre es máxima. Esto da lugar a muchas discusiones, a muchas críticas, y se diría que en algunos departamentos estadounidenses de antropología los jóvenes antropólogos son entrenados para la actividad científica como gallitos de pelea. Afortunadamente, muchos de ellos se van aplacando a lo largo de su vida científica, pero otros conservan una extraordinaria agresividad.” (p. 379)

"Los enormes sufrimientos que provocan las enfermedades hereditarias a quienes las padecen y a sus parientes cercanos se pueden evitar en buena medida, y podrán ser eliminados por completo. Por eso resulta incomprensible el ensañamiento con que los teólogos de la Iglesia Católica Romana, y los fundamentalistas de varias religiones, todavía más intransigentes, han querido condenar a los padres de futuros niños enfermos a no evitar estos sufrimientos o a renunciar a tener hijos. El castigo recae no solamente sobre los padres, sino también sobre el que va a nacer, y es profundamente injusto, porque en un mundo mejor el niño tiene derecho a nacer sano, un derecho que le niegan estas concepciones religiosas, aun cuando los conocimientos humanos lo han hecho posible." (p. 382)

[Las cursivas pertenecen al texto.]

Luca Cavalli-Sforza 
¿QUIÉNES SOMOS? HISTORIA DE LA DIVERSIDAD HUMANA (I)
Barcelona, 1994, Crítica.



“Vale la pena recordar que cuando se descubrieron los primeros huesos de dinosaurio, también en el siglo pasado, se dijo que no podían pertenecer a una especie desaparecida, porque era imposible que Dios hubiera creado seres vivos y luego, al descubrir que se había equivocado, los hubiera llevado a la extinción. El principal anatomopatólogo de la época, un alemán llamado Rudolf Virchow, dijo que los huesos de Neandertal eran el resultado de una enfermedad padecida por el hombre al que habían pertenecido. Era tal su prestigio, que otros científicos rectificaron su propia interpretación, más cercana a la actual.” (pp. 52-53)

“Somos muy poco distintos. Acostumbrados a resaltar la diferencia entre piel blanca y piel negra, o entre las estructuras faciales, tendemos a creer que hay grandes diferencias entre europeos, africanos, asiáticos, etcétera. En realidad, los genes responsables de estas diferencias visibles son los que han cambiado en respuesta al clima. Quienes hoy viven en los trópicos o en el ártico han tenido que adaptarse a las condiciones locales en el transcurso de la evolución. No puede haber demasiada variación individual en los caracteres que controlan nuestra capacidad para vivir en nuestro medio. También tenemos que tener en cuenta otra necesidad: los genes que responden al clima influyen sobre caracteres externos del cuerpo, porque la adaptación al clima requiere sobre todo que haya modificaciones en la superficie del cuerpo (que es nuestra interfase con el mundo exterior). Al ser exteriores, estas diferencias raciales saltan a la vista, y automáticamente pensamos que en el resto de la constitución genética debe haber diferencias de la misma envergadura. Pero no es así: en el resto de nuestra constitución nos diferenciamos poco.” (p. 185)

[Las cursivas pertenecen al texto.]

“Mil quinientos años son más que suficientes para dejar de entenderse. Islandia fue colonizada por los noruegos a finales del siglo IX d. C. Los islandeses todavía pueden entender con dificultad las lenguas de la península escandinava, pero a los escandinavos les cuesta mucho entender a los islandeses. En este ejemplo, mil años son un tiempo mínimo para que una lengua cambie lo suficiente para hacerse incomprensible.” (p. 239)

Georges Steiner
PRUEBAS y TRES PARÁBOLAS
Barcelona, 2001, Destino.



“-El marxismo hizo al hombre un supremo homenaje. La visión por parte de Moisés y Jesús y Marx de una tierra justa, de un amor al prójimo, de la universalidad humana, de la abolición de las barreras entre las naciones, las clases, las razas, la abolición de los odios tribales: esa visión (hemos convenido en ello, ¿no es cierto?) fue fruto de una inmensa impaciencia. Pero fue más. Fue una sobrestimación del hombre. Posiblemente fatal, posiblemente enloquecida, pero en cualquier caso una magnífica, jubilosa sobrestimación del hombre. El más alto cumplido que se le haya hecho nunca. La Iglesia ha mantenido al hombre en un deprimente menosprecio. Es una criatura caída, destinada a sudar su condena perpetua. El polvo al polvo. El marxismo lo ha llevado a ser casi ilimitado en sus capacidades, en sus horizontes, en los saltos de su espíritu. Un buscador de estrellas. No enlodado en el pecado original, sino original él mismo. Nuestra historia no es más que un prólogo feroz.” (pp. 69-70)

“El libre mercado toma al hombre medio en su nivel más bajo. Bajo es la palabra. Invierte en su codicia animal. Hace un balance de su egotismo y sus mezquinos intereses. Estimula su apetito por los bienes y las comodidades, los juguetes mecánicos y las vacaciones al sol. Le halaga la barriga para que se regodee y pida más. Con lo cual mantiene el consumismo en marcha. El capitalismo no ha dejado al hombre como lo encontró, lo ha disminuido. Nos hemos convertido en un rebaño ávido de placeres que gruñe frente al pesebre. Ese segundo coche. Una nevera más grande. Estamos realmente poseídos, más que cualquiera de los enajenados y los endemoniados de vuestros manuales de brujería. Posesos del ansia de poseer. Ansiando cosas innecesarias, estúpidas. Hasta el grado del mutuo salvajismo y el estupor. Es así, padre Carlo, ahora lo sé... Una clase de estupor o pasividad bestiales. Delante del televisor. ¿Ha leído eso sobre los niños americanos de cinco años para abajo? Veintisiete horas semanales delante de la pantalla.” (pp. 72-73)

Jared Diamond
ARMAS, GÉRMENES Y ACERO (III)
Barcelona, 2007, Random House Mondadori.



“En nuestros días, las sociedades islámicas de Oriente Próximo son relativamente conservadoras y no están en la vanguardia de la tecnología. Pero el islam medieval de la misma región sí era de gran florecimiento tecnológico y abierto a las innovaciones. Lograron tasas de alfabetización mucho más elevadas que la Europa contemporánea; asimilaron el legado cultural de la Grecia clásica hasta el punto de que muchos libros clásico griegos nos han llegado solo a través de ejemplares en árabe; construyeron molinos de viento y otros que aprovechaban las mareas e inventaron la trigonometría y las velas latinas; realizaron grandes avances en metalurgia, ingeniería mecánica y química y métodos de riego; y trajeron el papel y la pólvora de China transmitiéndolos a Europa. En la Edad Media era interesante el flujo de tecnología desde el Islam a Europa, más que el de Europa al Islam hoy. El sentido neto de este flujo solo empezó a invertirse hacia 1500.” (p. 291)

“Por ejemplo, dio la casualidad de que estaba efectuando una visita al pueblo iyau de Nueva Guinea en una época en que una antropóloga se entrevistaba con mujeres iyau para preguntarles acerca de la historia de su vida. Una mujer tras otra, cuando se les pedía que dijesen el nombre de su esposo, nombraban a varios esposos sucesivos que habían fallecido de muerte violenta. Una respuesta típica era así: «Mi primer esposo fue matado por asaltantes elopis. Mi segundo esposo fue matado por un hombre que me quería, y que se convirtió en mi tercer esposo. Ese esposo fue matado por el hermano de mi segundo esposo, que quería vengar el asesinato».” (p. 319)

“Las densidades de población más altas de los aborígenes estaban en las regiones más húmedas y productivas de Australia: el sistema fluvial del Murray-Darling el sudeste, las costas del este y el norte, y el extremo sudoccidental. Estas zonas sirvieron después para albergar las mayores densidades de población de colonizadores europeos en la Australia moderna. La razón por la que pensamos en los aborígenes como un pueblo del desierto es simplemente que los europeos los mataron o los expulsaron de la mayor parte de las zonas deseables, dejando las últimas poblaciones aborígenes intactas únicamente en zonas que los europeos no deseaban.” (pp. 355-356)

Jared Diamond
ARMAS, GÉRMENES Y ACERO (II)
Barcelona, 2007, Random House Mondadori.



“Estos parásitos pasan a una persona procedentes de un animal comido, pero el virus causante de la enfermedad de la risa (kuru) en las tierras altas de Nueva Guinea solía pasar de una persona a otra persona al comer la carne de la que portaba la enfermedad. Era transmitido por canibalismo, cuando los niños de las tierras altas cometían el fatal error de chuparse los dedos después de jugar con los sesos crudos que sus madres acababan de sacar de las víctimas muertas de kuru que esperaban a ser cocinadas.” (p. 229)

“Una de nuestras respuestas habituales a la infección consiste en desarrollar fiebre. Una vez más, estamos acostumbrados a considerar la fiebre un «síntoma de enfermedad», como si se desarrollara inevitablemente sin cumplir función alguna. Pero la regulación de la temperatura corporal está bajo nuestro control genético y no tiene lugar solo por accidente. Unos cuantos microbios son más sensibles al calor que nuestros cuerpos. Al elevar nuestra temperatura corporal, en realidad intentamos matar a los gérmenes asándolos antes de que nosotros nos asemos.” (p. 231)

“Por ejemplo, el virus del sarampión está más emparentado con el virus que causa el tifus bovino. Esta terrible enfermedad epidémica afecta al ganado vacuno y a muchos mamíferos rumiantes salvajes, pero no a los humanos. El sarampión, a su vez, no aqueja al ganado. La estrecha semejanza entre el virus del sarampión y el virus del tifus bovino sugiere que el segundo se trasladó al ser humano y después evolucionó hasta convertirse en el virus del sarampión, modificando sus propiedades para adaptarse a nosotros.” (p. 238)

"Cuando yo era joven, a los escolares estadounidenses se nos enseñaba que América del Norte había estado ocupada en principio por sólo un millón de indios. Esta cifra tan baja era útil para justificar la conquista por los blancos de lo que podía considerarse un continente casi vacío. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas y el análisis pormenorizado de las descripciones dejadas por los primeros exploradores europeos de nuestras costas parecen indicar ahora un numero inicial de unos veinte millones de indios. Para el Nuevo Mundo en su conjunto, el descenso de la población india en los dos siglos siguientes a la llegada de Colón se calcula en hasta el 95 por ciento." (p. 244)

Jared Diamond
ARMAS, GÉRMENES Y ACERO (I)
Barcelona, 2007, Random House Mondadori.



“En las islas Chatham, situadas a 800 kilómetros al este de Nueva Zelanda, siglos de independencia llegaron a un fin brutal para el pueblo morioiri en diciembre de 1835. El 19 de noviembre de ese año llegó un barco que transportaba a 500 maoríes provistos de armas de fuego, palos y hachas, a los que siguieron el 5 de diciembre 400 maoríes más. Grupos de maoríes comenzaron a recorrer los asentamientos de los morioris, anunciando que los morioris eran ahora sus esclavos y matando a quienes ponían objeciones. Una resistencia organizada por parte de los morioris podría haber derrotado con todo a los maoríes, cuya proporción con respecto a los habitantes de las islas era de uno a dos. Sin embargo, los morioris tenían una tradición de resolver las disputas pacíficamente. Decidieron en una junta no responder a los ataques, sino ofrecer la paz, la amistad y la división de los recursos.
   Antes de que los morioris pudieran presentar aquella oferta, los maoríes atacaron en masa. En el transcurso de los días siguientes, mataron a cientos de morioris, cocinaron y devoraron muchos de sus cuerpos y esclavizaron a todos los demás, matando a la mayoría de ellos también en los años siguientes según su antojo.” (p. 63)

“Idéntica importancia en las guerras de conquista tuvieron los gérmenes que evolucionaron en las sociedades humanas con los animales domésticos. Enfermedades infecciosas como la viruela, el sarampión y la gripe surgieron como gérmenes especializados del ser humano, derivados de mutaciones de gérmenes ancestrales muy parecidos que habían infectado a los animales. Los humanos que domesticaron los animales fueron los primeros que cayeron víctimas de los gérmenes recién evolucionados, pero esos humanos desarrollaron después una resistencia importante a las nuevas enfermedades. Cuando aquellas personas parcialmente inmunes entraron en contacto con otras que no habían estado expuestas previamente a los gérmenes, el resultado fueron epidemias en las que murió hasta el 99 por ciento de la población expuesta previamente. Los gérmenes adquiridos así, en última instancia de los animales domésticos, desempeñaron un papel decisivo en la conquista por los europeos de los indígenas de América, Australia, África austral y Oceanía.” (pp. 104-105)

"Un ejemplo clásico es la aparición del melanismo industrial en las mariposas nocturnas de Gran Bretaña: tipos más oscuros de estas mariposas se fueron haciendo más comunes que las más pálidas conforme el ambiente se iba haciendo más sucio en el siglo XIX, porque las mariposas nocturnas de color oscuro que descansaran en un árbol lleno de suciedad tenían más probabilidades de escapar de los predadores que aquellas cuyo color pálido contrastaba con el polvo negro.” (pp. 143-144)