domingo, 16 de septiembre de 2018

Jack London 
FRAGMENTOS DEL FUTURO 
Madrid, 1984, Anaya. 


“No podía comprender los límites de tiempo y espacio. Las revolucionarias especulaciones sobre el radio no habían logrado afectar su firme fe científica en la conservación de la energía y en la indestructibilidad de la materia. Siempre debió haber estrellas y siempre las habría. Y sin duda, en aquel fermento cósmico, todo tenía que ser comparativamente semejante, formado de la misma substancia o substancias, salvo por las mutaciones del fermento. Todo debía obedecer o compartir las mismas leyes que, sin excepción, gobernaban la experiencia humana. Por tanto, concluyó, planetas y vida eran atributos de todos los soles, del mismo modo que lo eran de este sol de nuestro sistema.” (p. 188) 

“¿Habían conseguido la Hermandad? ¿O habían descubierto que la ley del amor llevaba consigo el castigo de la debilidad y la decadencia? ¿Era la vida una pugna? ¿Era válida para todo el universo la implacable ley de la selección natural?” (pp. 188-189) 
[Las citas pertenecen al relato El Rojo, publicado en 1918.]