Ulrich Beck
¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN? (II)
Barcelona, 1998, Paidós.
“El capitalismo destruye el trabajo. El paro ya no es un destino marginal: nos afecta potencialmente a todos, y también a la propia democracia como forma de vida. Pero el capitalismo global, al declararse exento de toda responsabilidad respecto al empleo y la democracia, está socavando en el fondo su propia legitimidad. (…) Hay que volver a cimentar el futuro de la democracia más allá de la sociedad del trabajo. (…) Lo que se ha presentado como un remedio –la flexibilización del mercado laboral– no ha hecho más que ocultar la terrible enfermedad del paro; no lo ha curado en absoluto. Al contrario, cada vez es mayor el paro, así como los casos de trabajos a tiempo parcial, las precarias relaciones contractuales y la por el momento aún tranquila reserva laboral. En otras palabras, que el volumen del trabajo remunerado está desapareciendo a marchas forzadas y nos estamos dirigiendo a toda velocidad hacia un capitalismo sin trabajo, y ello en todos los países posindustriales del planeta” (pp. 92-93).
“Contradiciendo a los profetas de la sociedad de la información, que predicen una gran abundancia de trabajos muy bien remunerados inclusive para personas con poca formación, la triste y desnuda realidad dice que numerosos puestos de trabajo en el sector del procesamiento de datos serán actividades rutinarias bastante mal retribuidas. La infantería de la economía de la información, escribe el economista y antiguo ministro de trabajo de la administración Clinton, Robert Reich, la constituyen hordas de trabajadores informáticos sentados en cuartos sin ventana ante terminales de ordenador conectadas a bancos de datos a escala mundial.” (p. 95)
¿QUÉ ES LA GLOBALIZACIÓN? (II)
Barcelona, 1998, Paidós.
“El capitalismo destruye el trabajo. El paro ya no es un destino marginal: nos afecta potencialmente a todos, y también a la propia democracia como forma de vida. Pero el capitalismo global, al declararse exento de toda responsabilidad respecto al empleo y la democracia, está socavando en el fondo su propia legitimidad. (…) Hay que volver a cimentar el futuro de la democracia más allá de la sociedad del trabajo. (…) Lo que se ha presentado como un remedio –la flexibilización del mercado laboral– no ha hecho más que ocultar la terrible enfermedad del paro; no lo ha curado en absoluto. Al contrario, cada vez es mayor el paro, así como los casos de trabajos a tiempo parcial, las precarias relaciones contractuales y la por el momento aún tranquila reserva laboral. En otras palabras, que el volumen del trabajo remunerado está desapareciendo a marchas forzadas y nos estamos dirigiendo a toda velocidad hacia un capitalismo sin trabajo, y ello en todos los países posindustriales del planeta” (pp. 92-93).
“Contradiciendo a los profetas de la sociedad de la información, que predicen una gran abundancia de trabajos muy bien remunerados inclusive para personas con poca formación, la triste y desnuda realidad dice que numerosos puestos de trabajo en el sector del procesamiento de datos serán actividades rutinarias bastante mal retribuidas. La infantería de la economía de la información, escribe el economista y antiguo ministro de trabajo de la administración Clinton, Robert Reich, la constituyen hordas de trabajadores informáticos sentados en cuartos sin ventana ante terminales de ordenador conectadas a bancos de datos a escala mundial.” (p. 95)