Elia Barceló
EL CONTRINCANTE
Barcelona, 2004, Minotauro.
“Salió suavemente, preguntándose por qué tantos hombres querían estar solos cuando sufrían, por qué se negaban a dejarse ayudar. Quizá por temor a perder su imagen de macho fuerte, sin saber que las mujeres desean sentir que pueden ayudarlos, que el mejor regalo que pueden hacerles es mostrarles que con ellas no tienen que fingir y abrirles su alma, su debilidad, su dolor. No comprendían que sólo quien ha compartido la tristeza puede compartir plenamente la felicidad.” (p. 243)
EL CONTRINCANTE
Barcelona, 2004, Minotauro.
“Salió suavemente, preguntándose por qué tantos hombres querían estar solos cuando sufrían, por qué se negaban a dejarse ayudar. Quizá por temor a perder su imagen de macho fuerte, sin saber que las mujeres desean sentir que pueden ayudarlos, que el mejor regalo que pueden hacerles es mostrarles que con ellas no tienen que fingir y abrirles su alma, su debilidad, su dolor. No comprendían que sólo quien ha compartido la tristeza puede compartir plenamente la felicidad.” (p. 243)