lunes, 22 de agosto de 2022

Luciano Canfora
UNA PROFESIÓN PELIGROSA (I)
La vida cotidiana de los filósofos griegos
Barcelona, 2002, Anagrama. 



“Lo que buscaba en los viajes que emprendió lo encontraría al fin dentro de sí mismo. Tras pasar por Megara se dirigió a Cirene, floreciente colonia griega en suelo libio, donde visitó al matemático Teodoro, maestro de Teeteto. Después fue a Italia, donde frecuentó a los pitagóricos Filolao y Eurito. Finalmente a Egipto, aunque muy poco sabemos acerca de este viaje, que fue quizás el más importante de todos. Nos sentimos tentados a pensar que cuanto dice en el Timeo acerca de Solón y del conocimiento que de éste obtuvo sobre los ancestrales mitos de Egipto es un modo críptico de reflejar su experiencia, aunque esto no sea más que una conjetura. En cualquier caso, no es inverosímil imaginar una iniciación de Platón en Egipto. Sin duda allí habría aprendido mucho en materias que lo fascinaban, como la matemática y la astronomía: secretos de unas ciencias y de un pensamiento que se negó a divulgar, como es propio de un iniciado. De allí surge quizás el recurso de hablar de la experiencia egipcia a través de la «máscara» de Solón, y el singular artificio según el cual los sacerdotes egipcios habrían contado al viejo Solón la historia de la Atlántida, que parece una manera mítica de dilatar indefinidamente la noción de tiempo. Pero podría ser asímismo la metáfora de otros conceptos y de otras «verdades» veladas por aquella evocación histórica imposible de verificar. ¡El propio narrador reconoce que se trata de la historia de unos acontecimientos y lugares cuyas huellas se han perdido por completo! Una realidad que aconteció en un tiempo muy remoto, que no ha dejado trazas visibles pero de la cual los grandes sabios –es decir, los sacerdotes egipcios- guardan recuerdos que transmiten a un «elegido», Solón en este caso.” (pp. 63-64)