lunes, 22 de agosto de 2022

Luciano Canfora
UNA PROFESIÓN PELIGROSA (II)
La vida cotidiana de los filósofos griegos
Barcelona, 2002, Anagrama.

 

 “Resulta probablemente ilusorio el propósito de conciliar o recomponer las relaciones entre moral individual y moral política. No se puede negar que, en este campo, se han llevado a cabo toda clase de tentativas orientadas en esa dirección, ni que se haya buscado en numerosas ocasiones la fórmula definitiva para resolver ese conflicto. Al contrario, la experiencia que tenemos a nuestras espaldas, documentada por los testimonios historiográficos que han llegado hasta nosotros, es tan vasta y su carácter resulta a tal punto repetitivo que nos induce a pensar que esa fórmula de conciliación no existe. Parece que, invariablemente, cada vez que un intelectual pasa a la actividad política directa -cambio de roles infrecuente pero no imposible, como muestran el emperador Claudio, el cardenal Bellarmino, Robespierre y Lenin- su estatura moral deja de ser la misma.   
  La política es un arte demasiado alto y arriesgado -por el sólo hecho de que en función de ella algunos se vuelven árbitros del destino de todos los demás- como para no comportar, para quien se aventura en ella un precio muy elevado.” (p.85)
[Las cursivas pertenecen a la cita.]