Arnold J. Toynbee
LA EUROPA DE HITLER
Madrid, 1985, SARPE.
“La visión del historiador está condicionada siempre y en todas partes por su propia ubicación en el tiempo y en el espacio; y como el tiempo y el espacio están cambiando continuamente, ninguna historia, en el sentido subjetivo del término, podrá ser nunca un relato permanente que narre, de una vez y para siempre, todo de una manera tal que sea aceptable para los lectores de todas las épocas, ni siquiera para todas las partes de la Tierra.
Esta es la la razón por la que, en nuestro mundo occidental, en cada generación sucesiva, durante las seis o siete últimas, poco más o menos, nuestros historiadores han vuelto a escribir la historia de los griegos y de los romanos. No es que hayan cambiado os griegos y romanos; no pueden haber cambiado, ya que están tan muertos en 1955 como lo estaban en 1854. (…) Al mirar al pasado, no podemos prescindir de nuestras propias experiencias, acciones, pasiones y prejuicios. Estas cosas (suponemos) no pueden afectar al pasado en sí mismo, siempre escurridizo; pero determinan cuál de las muchas visiones parciales posibles del pasado han de resultar visibles para nosotros, precisamente aquí y ahora.” (p. 26)