lunes, 30 de septiembre de 2024

Lu Xun
DIARIO DE UN DEMENTE Y OTROS CUENTOS
Madrid, 2008, Editorial Popular.



“En este poblado existía la inusual costumbre que las madres pesaran a sus hijos al nacer y los llamaran por la cantidad de libras que pesaran. Desde la celebración por su cincuenta cumpleaños, la Sra. Nuevelibras se había vuelto criticona; siempre se quejaba de que en su juventud los días de verano no eran tan cálidos, ni las alubias tan duras como ahora. En resumen, había algo mal en el mundo actual. ¿Por qué Seislibras había pesado tres libras menos que su bisabuelo y una libra menos que su padre, Sietelibras? Esto era una prueba irrefutable. Por tanto, repetía constantemente: «Sí, es verdad. Cada generación es peor que la anterior».
   La esposa de su nieto, la Sra. Sietelibras, trajo una cesta de arroz. La puso con fuerza sobre la mesa y dijo enojada:
   -¡Otra vez, abuela! Seis libras pesó seis libras y cinco onzas al nacer, ¿no? Las pesas de tu familia no están bien, cada libra tiene dieciocho onzas. Con una pesa ajustada a dieciséis onzas, Seislibras habría pesado más de siete libras. No creo que el abuelo ni el padre hayan pesado nueve y ocho libras tampoco. Me atrevería a decir que fueron pesados con pesas de catorce onzas...
   -Cada generación es peor que la anterior.
   Antes que la Sra. Sietelibras pudiese responder, vio a su esposo aparecer por el camino y se volvió hacia él.
   -¿Por qué llegas tan tarde, aparecido? ¡Pensé que estabas muerto, nos has tenido esperando todo este tiempo para cenar!” (pp. 62-63)

[La cita pertenece al relato titulado Tormenta en una taza de té.]