Nolasc Acarín Tusell
EL CEREBRO DEL REYBarcelona, 2005, RBA.
"El <<misterio>> y la preocupación acerca de la muerte no es exclusivamente humana, si bien tampoco está generalizada entre todos los animales. Los insectos, los lagartos, los pájaros, los conejos o las gacelas no muestran comportamientos que permitan intuir sentimientos sobre la muerte. En cambio sí se observan conductas especiales, que alteran los hábitos cotidianos frente a la muerte de un congénere, en animales con un cerebro de mayor volumen, con mayor neocórtex e importante actividad neuroplástica en la infancia, durante la que realizan un amplio aprendizaje, que incluye una extensa vinculación materno-filial y el adiestramiento en las relaciones sociales. La capacidad para el sentimiento frente a la muerte está en relación con la capacidad del sistema nervioso para la consciencia. Se observa entre las especies de mamíferos que viven en comunidad y cazan o se protegen mediante la cooperación entre ellos, de forma que la supervivencia de cada individuo es útil para todo el colectivo, estableciéndose así un conjunto de relaciones y vinculaciones sociales entre elos. Al morir un individuo, los demás lo echan en falta y expresan su pesar de diversas formas." (p. 363)
"Ignoramos cuál es el grado de consciencia que tienen de la inevitabilidad de la muerte [el autor se refiere a determinados animales], sentimiento que en los humanos aparece al terminar la infancia, excepto en los niños con deficiencias mentales graves (como los oligofrénicos). La consciencia subjetiva de la muerte se relaciona con el mayor desarrollo del neocórtex en el cerebro de los humanos." (p. 366)