viernes, 28 de septiembre de 2012

James Ellroy
LA DALIA NEGRA
Barcelona, 2006, Ediciones B.


“Le lancé un puñetazo débil. Blanchard lo encajó sin detenerse y prosiguió su avance hacia mí. Apartó mi guante de su camino como si no existiera y mis piernas se negaron a bailar hacia atrás. Sentí cómo los cordones del guante le abrían las cejas de nuevo; noté un retortijón en el estómago al ver el rostro de Blanchard cubierto de sangre. Las rodillas se me doblaron; escupí mi protector; me doblé hacia atrás y golpeé las cuerdas con el cuerpo. Una bomba con forma de mano derecha venía hacia mí en un lento arco. Daba la impresión de que había sido lanzada desde kilómetros y kilómetros de distancia y supe que tendría tiempo suficiente para responder. Puse todo mi odio en mi propia derecha y la proyecté en línea recta hacia el rostro ensangrentado que tenía delante. Sentí el inconfundible crujir del cartílago de la nariz y luego todo se volvió negro, caliente y amarillo. Alcé los ojos hacia la luz cegadora y noté que me levantaban; Duane Fisk y Jimmy Lennon se materializaron junto a mí y me sostuvieron por los brazos. Escupí sangre y las palabras <<he ganado>>.
–Esta noche no, chico –dijo Lennon–. Has perdido… KO en el octavo asalto.” (p. 60)

“La comisaría de la calle Newton se encontraba al sureste de la parte baja de Los Ángeles y contaba con un 95% de suburbios, un 95% de negros y un 100% de problemas. Había tipos que bebían y jugaban en cada esquina; licorerías, salones donde se estiraba el cabello y billares en cada bloque, con llamadas en código tres a la comisaría durante las veinticuatro horas de cada jornada. Los que hacían la ronda a pie llevaban porras con remaches metálicos; los de la sala común, automáticas del 45 cargadas con balas dum-dum, en contra del reglamento. Los borrachos locales bebían Lagarto Verde, colonia cortada con oporto blanco Viejo Monterrey, y la tarifa habitual de una puta era un dólar, un dólar y veinticinco centavos si utilizabas <<su sitio>>, los coches abandonados que había en el cementerio de chatarra entre la Cincuenta y Seis y Central. Los chicos de la calle estaban flacos y tenían el vientre hinchado, los perros sin amo exhibían su sarna y un gruñido perpetuo, los comerciantes guardaban escopetas debajo del mostrador. La comisaría de la calle Newton era zona de guerra.” (p. 361)
Voltaire
CÁNDIDO
Barcelona, 1995, Muchnik.


“Pangloss enseñaba la metafísico-teólogo-cosmolo-nigología. Demostraba admirablemente que no hay efecto sin causa y que en éste, el mejor de los mundos posibles, el castillo del señor barón era el más hermoso de los castillos y la señora la mejor de las baronesas imaginables.
<<Está demostrado, decía, que las cosas no pueden ser de otra manera, ya que, estando hechas para un fin, todo conduce necesariamente hacia el mejor fin posible. Notad bien que las narices fueron hechas para llevar anteojos, así pues tenemos anteojos. Las piernas fueron visiblemente hechas para ser calzadas, y tenemos las calzas. Las piedras fueron hechas para ser talladas y para hacer castillos, por eso monseñor tiene un hermoso castillo; el barón más grande de la provincia debe ser el que esté mejor alojado; y los cerdos fueron hechos para ser comidos, y por eso comemos puerco todo el año. En consecuencia, los que han dicho que todo está bien han dicho una tontería; hubieran debido decir que todo es lo mejor posible.>>” (pp. 12-13)

sábado, 22 de septiembre de 2012

Robert Walser
LOS HERMANOS TANNER
Madrid, 1985, Alfaguara.


“Era una de esas personas que, impelidas por el imperativo de cumplir con su deber, se precipitan en un edificio ruinoso y construido enteramente con deberes ímprobos, por miedo a que alguna obligación recóndita y poco evidente pudiera, llegado el caso, írseles de las manos. Se imponen muchas horas de inquietud por aquellos deberes no cumplidos, sin pensar que un deber deposita siempre otro, nuevo, sobre los hombros de quien ha asumido el primero, y creen haber cumplido con algo parecido a una obligación sintiéndose inquietos y angustiados por su aún oscura existencia. Se enredan con facilidad en muchas cosas que, si las considerasen con más calma, no tendrían por qué importarles, y quisieran ver a los demás tan cargados de preocupaciones como ellos mismos. Suelen mirar con envidia a los desprejuiciados y exentos de obligaciones, y echarles luego en cara su irreflexión y falta de escrúpulos al ir tan campantes por la vida, con la cabeza tan fácilmente erguida.” (pp. 16-17)

“-No quiero un futuro, lo que quiero es un presente. Me parece más valioso. Sólo se tiene un futuro cuando no se tiene un presente, mientras que si se tiene un presente, uno hasta se olvida de pensar en el futuro.” (p. 47)
Charles Darwin
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Madrid, 1974, EDAF.


“De esta suerte podemos decirnos ahora cómo el hombre y los demás animales vertebrados se hallan construidos según el mismo modelo general, cómo también atraviesan todos idénticos estadios primeros de desarrollo, y cómo, finalmente, conservan ciertos rudimentos comunes. Consiguientemente a esto, hemos de admitir con toda franqueza su comunidad de origen, pues fijar otro punto de vista para esta cuestión es tanto como admitir que nuestra propia estructura y la de los animales que nos rodean son sencillamente lazos engañosos tendidos a nuestro entendimiento. Esta conclusión adquiere grandísima fuerza cuando lanzamos una mirada a los miembros de toda la serie animal, y consideramos las pruebas que nos suministran sus afinidades, clasificación, distribución geográfica y sucesión geológica. Nuestros propios prejuicios y la arrogancia que hizo a nuestros antepasados declararse descendientes de semidioses, son lo único que nos impide aceptar esta conclusión. Pero no está muy distante el día en que causará admiración que naturalistas conocedores de la estructura comparada del desarrollo del hombre y de los otros mamíferos hayan podido creer que cada uno fue obra especial de un acto separado de creación.” (p. 27)

domingo, 16 de septiembre de 2012

H. G. Wells
LA ISLA DEL DOCTOR MOREAU
Madrid, 1975, Nostromo.


“Durante el primer mes o poco más, los hombres-bestias, comparados con el estado en que se hallaban en su anterior condición, se portaron de un modo bastante humano y uno o dos de ellos, además de mi canino amigo, llegaron a conseguir que les dispensara una amistosa tolerancia. El pequeño perezoso rosado desplegó un extraño afecto hacia mí y me seguía a todas partes. Sin embargo, el hombre-mono me fastidiaba sobremanera. Basándose en que poseía cinco dedos, pretendía ser mi igual y estaba siempre charlando conmigo soltando las más descaradas sandeces. Sólo me divertía una cosa de él: tenía una fantástica habilidad para inventar nuevas palabras. Tenía el criterio, creo, de que chapurrear nombres que no significan nada era un modo apropiado de hablar. Llamaba a eso <<grandes ideas>>, para diferenciarlas de las <<pequeñas ideas>>, o sea, las que traducían los sensatos intereses de la vida cotidiana. Si le hacía alguna observación que él no comprendía, la alababa mucho y me pedía que se la repitiera para aprendérsela de memoria; luego iba repitiendo la frase por todas partes, con alguna palabra equivocada, para asombrar a los más ingenuos hombres-bestias. Despreciaba todo cuanto era sencillo y comprensible. Llegué, incluso, a inventar algunas <<grandes ideas>> para su uso particular. Creo sinceramente que era la criatura más necia con quien me he cruzado; había desarrollado maravillosamente la característica necedad del hombre sin perder ni un ápice de la natural imbecilidad del mono.” (pp. 188-189)
Máximo Gorki
LOS VAGABUNDOS
Madrid, 1976, Zero.


“Es preciso haber nacido en una sociedad civilizada para tener la paciencia de vivir en ella toda la vida y no sentir nunca el deseo de alejarse de esa esfera de convenciones penosas, de venenosas mentiras consagradas por el uso, de ambiciones enfermizas, de estrecho sectarismo, de diversas formas, de falta de sinceridad, en una palabra, de toda la vanidad de vanidades que hiela el corazón, corrompe la inteligencia y con tan poca razón se llama vida civilizada. He nacido y me he criado fuera de esta sociedad, y por tal motivo no puedo aceptar su cultura a fuertes dosis, sin sentir en seguida la necesidad de salir de su cuadro y olvidar las complicaciones múltiples, los refinamientos enfermizos de tal existencia.” (p. 42)

domingo, 2 de septiembre de 2012


Cormac McCarthy
TODOS LOS HERMOSOS CABALLOS
Madrid, 2001, Debate.


“Cuando tenían tres caballos trabados, resoplando y mirando con furia a su alrededor, varios vaqueros se habían reunido ante la puerta tomando café en actitud ociosa y observando el proceso. A media mañana había ocho caballos atados y los otros ocho, más salvajes que ciervos, se dispersaban y agrupaban junto a la cerca, corriendo en un creciente mar de polvo a medida que aumentaba el calor del día, dándose cuenta lentamente de la brutalidad de esta conversión de sus seres fluidos y colectivos en aquel estado de parálisis separada e impotente que parecía atacarles como una plaga insidiosa. La totalidad de los vaqueros había venido del barracón a observarlos y a mediodía los dieciséis mesteños se hallaban atados en el potrero a sus propios ronzales, mirando en todas direcciones, rota toda comunión entre ellos. Parecían animales atados por niños para divertirse y estaban esperando sin saber qué, con la voz del domador resonando todavía en sus cerebros como la voz de un dios llegado para habitarlos.” (p. 102)

“Las cicatrices tienen el extraño poder de recordarnos que nuestro pasado es real. Los sucesos que las causan no se pueden olvidar nunca, ¿verdad?” (p. 131)
Martin Luther King, Malcom X, Rap Brown y Stokely Carmichael.
TEXTOS SOBRE EL PODER NEGRO
Madrid, 1968, Ediciones Halcón.


“Y puede que haya muertes. Muchos blancos sureños se ven como una minoría temerosa en un océano de negros. Creen honestamente, con una parte de su mente, que los negros son depravados y enfermos. Consideran cualquier esfuerzo hacia la igualdad como tendiente al <<mestizaje>>. Están convencidos de que la igualdad racial es una idea comunista y de que aquellos que la piden son subversivos. Creen que su sistema de castas es la forma más elevada de organización social.
El blanco culto en el Sur, que ha predicado la integración durante años, ve ahora que incluso el acercamiento lento tiene finalmente implicaciones revolucionarias. Colocar paja en la joroba de un camello, no importa con cuanta lentitud se haga, es peligroso. Esta idea ha inmovilizado a los liberales y a la mayoría de los líderes religiosos blancos. No tienen respuesta cuando se trata de enfrentarse a la violencia o neutralizarla. Acaban pidiendo la retirada, no sea que <<las cosas se salgan de mano y lleven a la violencia>>.
En un trabajo publicado en <<Life>>, William Faulkner, escritor de Mississipi y ganador del Premio Nobel, instó recientemente a la NAACP [National Association for the Advancement of Colored People-Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color] a que se <<sometiese momentáneamente>>. Es decir, alentaba a los negros a que aceptasen la injusticia, la explotación y la indignidad por un poco más de tiempo. Está muy lejos de ser un acto moral esperar que otros acepten pacientemente la injusticia que él mismo no ha de sufrir.” (p. 33)
(La cita pertenece al artículo de M. L. King, "Nuestra lucha".)

“Frecuentemente me he preguntado con curiosidad sobre mi propio peregrinaje intelectual hacia la resistencia pasiva. Para llegar a una respuesta es necesario volver a mis tempranos años de juventud en Atlanta. Había crecido aborreciendo no sólo la segregación, sino los opresivos y bárbaros actos que se derivan de ella. Había pasado por los lugares donde habían linchado negros salvajemente y había visto al Ku Klux Klan en sus salidas nocturnas. Había visto la brutalidad de la policía con mis propios ojos y había visto que los negros recibían de los tribunales la más trágica injusticia.
Todas estas cosas afectaron mi conciencia de adolescente. Había llegado a sentir casi resentimiento contra la población blanca.
También aprendí que el inseparable gemelo de la injusticia racial era la injusticia económica. Aunque en mi casa se disfrutaba de una posición segura y una comodidad relativa, nunca pude sacarme de la cabeza la inseguridad económica de muchos de mis compañeros y la trágica pobreza en que vivían los que me rodeaban. En los últimos años de mi adolescencia trabajé dos veranos, en contra de los deseos de mi padre (él nunca quiso que mi hermano o yo trabajásemos con personas blancas, por las condiciones de opresión), en una plantación en la que estaban empleados tantos blancos como negros. Aquí vi la injusticia económica directamente y llegué a la conclusión de que al blanco pobre se le explota tanto como al negro. A través de esas tempranas experiencias, fui adquiriendo conciencia de la múltiple injusticia de nuestra sociedad.” (pp. 37-38)
(La cita pertenece al artículo de M. L. King, "La resistencia pasiva".)

H. G. Wells
LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Madrid, 1979, Zero.


“Mejoramos nuestras plantas y nuestros animales favoritos -¡y tenemos tan pocos!- por la selección: ahora un durazno mejor, ahora una uva sin pepitas, ahora una flor más bella y más perfumada, ahora una especie de ganado mejor adaptado a nuestras necesidades. Los vamos mejorando gradualmente porque nuestros tanteos son vagos y vacilantes, y nuestro conocimiento de las cosas es demasiado limitado; porque la naturaleza también es tímida y lenta entre nuestras manos inhábiles. Un día todo esto irá de más a mejor. Este es el sentido de la corriente, a pesar de los remansos. El mundo entero será inteligente e instruido, y buscará la cooperación; todas las cosas irán más y más rápidas hacia una sumisión de la Naturaleza. Al fin, sabia y juiciosamente, reajustaremos el equilibrio de la vida animal y de la vida vegetal para que se adapten a nuestras necesidades humanas.” (p. 43)