sábado, 22 de septiembre de 2012

Charles Darwin
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Madrid, 1974, EDAF.


“De esta suerte podemos decirnos ahora cómo el hombre y los demás animales vertebrados se hallan construidos según el mismo modelo general, cómo también atraviesan todos idénticos estadios primeros de desarrollo, y cómo, finalmente, conservan ciertos rudimentos comunes. Consiguientemente a esto, hemos de admitir con toda franqueza su comunidad de origen, pues fijar otro punto de vista para esta cuestión es tanto como admitir que nuestra propia estructura y la de los animales que nos rodean son sencillamente lazos engañosos tendidos a nuestro entendimiento. Esta conclusión adquiere grandísima fuerza cuando lanzamos una mirada a los miembros de toda la serie animal, y consideramos las pruebas que nos suministran sus afinidades, clasificación, distribución geográfica y sucesión geológica. Nuestros propios prejuicios y la arrogancia que hizo a nuestros antepasados declararse descendientes de semidioses, son lo único que nos impide aceptar esta conclusión. Pero no está muy distante el día en que causará admiración que naturalistas conocedores de la estructura comparada del desarrollo del hombre y de los otros mamíferos hayan podido creer que cada uno fue obra especial de un acto separado de creación.” (p. 27)