Charles Darwin
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Madrid, 1974, EDAF.
“De esta suerte podemos decirnos
ahora cómo el hombre y los demás animales vertebrados se hallan construidos
según el mismo modelo general, cómo también atraviesan todos idénticos estadios
primeros de desarrollo, y cómo, finalmente, conservan ciertos rudimentos
comunes. Consiguientemente a esto, hemos de admitir con toda franqueza su
comunidad de origen, pues fijar otro punto de vista para esta cuestión es tanto
como admitir que nuestra propia estructura y la de los animales que nos rodean
son sencillamente lazos engañosos tendidos a nuestro entendimiento. Esta
conclusión adquiere grandísima fuerza cuando lanzamos una mirada a los miembros
de toda la serie animal, y consideramos las pruebas que nos suministran sus
afinidades, clasificación, distribución geográfica y sucesión geológica. Nuestros
propios prejuicios y la arrogancia que hizo a nuestros antepasados declararse
descendientes de semidioses, son lo único que nos impide aceptar esta
conclusión. Pero no está muy distante el día en que causará admiración que
naturalistas conocedores de la estructura comparada del desarrollo del hombre y
de los otros mamíferos hayan podido creer que cada uno fue obra especial de un
acto separado de creación.” (p. 27)