Kjartan Fløgstad
GRAN MANILA (III)
Madrid, 2012, Lengua de Trapo.
"Por no hablar de cuando hacía el gesto más proletario del mundo: meter la mano derecha en el bolsillo trasero para sacar la cartera. Es la manera que tiene el pobre de mostrar que es una persona que puede y quiere pagar sus cuentas. El objeto que saca para esta demostración está hecho de piel y cuero, como si estuviera cosido con piel de su propio cuerpo, como si fuera un trozo de sí mismo lo que ofrece al sacar la cartera y abrirla. Pero ese movimiento hacia el bolsillo trasero se parece también al de rascarse el culo. De esa manera resulta doblemente sucio y plebeyo, y peor y más desagradable cuanto más gorda sea la cartera. Los indios americanos no entendían qué querían hacer los conquistadores españoles con todo ese oro que tanto anhelaban. En el sur de Chile se cuenta que la tribu mapuche hizo prisionero al conquistador Pedro de Valdivia. Con el fin de acabar de una vez por todas con su sed de oro, le obligaron a beber oro derretido. Tampoco los aztecas de México entendían esa sed de oro de los europeos. Para ellos, el oro estaba más bien relacionado con los excrementos, cuenta Tzvetan Todorov. El dinero y los excrementos vienen del mismo lugar. Tocas el bolsillo trasero, abres el monedero de piel y sacas los billetes." (p. 273)
“Pero recuerda que ahora es tan políticamente correcto ser políticamente incorrecto que se trata de ser políticamente correcto con el fin de volverse políticamente incorrecto.” (p. 320)
“En conjunto, se tiene la impresión de que el cálculo del Wall Street Journal de 1985 ofrece unas respuestas aceptables a las diferencias del valor humano dentro del sistema económico mundial como una función del producto nacional bruto. Según Ruben Bolling, en el Village Voice del 20 al 26 de abril de 2005, la agencia norteamericana de protección medioambiental (Environmental Protection Agency-EPA) emplea un análisis de coste-utilidad para decidir si una empresa debe reducir escapes tóxicos y contaminación. Basándose en exhaustivos análisis, EPA valora la vida de una niña en las cercanías de una industria química en 6,1 millones de dólares. Si la instalación de un scrubber para filtrar las emisiones cuesta 7 millones de dólares, entonces no merecerá la pena salvar a la niña, sino al contrario, alegar una pérdida de 900 000 dólares. La misma entidad tasa la vida de un jubilado algo más baja, en 3,7 millones de dólares. Será por tanto poco rentable gastar 4 millones en evitar las emisiones de arsénico, que pueden resultar letales para la gente mayor. Un obrero industrial que no morirá de mercurialismo hasta dentro de treinta años tiene su vida valorada en un millón de dólares. Así visto, parece absurdo o directamente ruinoso gastar dos millones en impedir las emisiones. Allí donde de aprecia la vida, la vida tiene poco valor. Y, como es bien sabido: allí donde la vida no vale nada, la muerte tiene su precio.” (pp. 330-331)
GRAN MANILA (III)
Madrid, 2012, Lengua de Trapo.
"Por no hablar de cuando hacía el gesto más proletario del mundo: meter la mano derecha en el bolsillo trasero para sacar la cartera. Es la manera que tiene el pobre de mostrar que es una persona que puede y quiere pagar sus cuentas. El objeto que saca para esta demostración está hecho de piel y cuero, como si estuviera cosido con piel de su propio cuerpo, como si fuera un trozo de sí mismo lo que ofrece al sacar la cartera y abrirla. Pero ese movimiento hacia el bolsillo trasero se parece también al de rascarse el culo. De esa manera resulta doblemente sucio y plebeyo, y peor y más desagradable cuanto más gorda sea la cartera. Los indios americanos no entendían qué querían hacer los conquistadores españoles con todo ese oro que tanto anhelaban. En el sur de Chile se cuenta que la tribu mapuche hizo prisionero al conquistador Pedro de Valdivia. Con el fin de acabar de una vez por todas con su sed de oro, le obligaron a beber oro derretido. Tampoco los aztecas de México entendían esa sed de oro de los europeos. Para ellos, el oro estaba más bien relacionado con los excrementos, cuenta Tzvetan Todorov. El dinero y los excrementos vienen del mismo lugar. Tocas el bolsillo trasero, abres el monedero de piel y sacas los billetes." (p. 273)
“Pero recuerda que ahora es tan políticamente correcto ser políticamente incorrecto que se trata de ser políticamente correcto con el fin de volverse políticamente incorrecto.” (p. 320)
“En conjunto, se tiene la impresión de que el cálculo del Wall Street Journal de 1985 ofrece unas respuestas aceptables a las diferencias del valor humano dentro del sistema económico mundial como una función del producto nacional bruto. Según Ruben Bolling, en el Village Voice del 20 al 26 de abril de 2005, la agencia norteamericana de protección medioambiental (Environmental Protection Agency-EPA) emplea un análisis de coste-utilidad para decidir si una empresa debe reducir escapes tóxicos y contaminación. Basándose en exhaustivos análisis, EPA valora la vida de una niña en las cercanías de una industria química en 6,1 millones de dólares. Si la instalación de un scrubber para filtrar las emisiones cuesta 7 millones de dólares, entonces no merecerá la pena salvar a la niña, sino al contrario, alegar una pérdida de 900 000 dólares. La misma entidad tasa la vida de un jubilado algo más baja, en 3,7 millones de dólares. Será por tanto poco rentable gastar 4 millones en evitar las emisiones de arsénico, que pueden resultar letales para la gente mayor. Un obrero industrial que no morirá de mercurialismo hasta dentro de treinta años tiene su vida valorada en un millón de dólares. Así visto, parece absurdo o directamente ruinoso gastar dos millones en impedir las emisiones. Allí donde de aprecia la vida, la vida tiene poco valor. Y, como es bien sabido: allí donde la vida no vale nada, la muerte tiene su precio.” (pp. 330-331)