domingo, 6 de marzo de 2016

Kjartan Fløgstad
GRAN MANILA (II)
Madrid, 2012, Lengua de Trapo.



“Pero durante la perforación del túnel se descubrió casualmente que la montaña contenía una rica veta de silicio u óxido de silicio. Este descubrimiento dio como resultado que la compañía trabajara en dos actividades a la vez: la perforación del túnel para conducir el agua hasta la central hidroeléctrica y las galerías para extraer el silicio. Las autoridades ni conocían ni aprobaban esta explotación minera, en la que la premura de tiempo hizo que se empleara el sistema de perforación en seco en el túnel. La compañía no repartía máscaras para el polvo, y ningún sindicato actuaba a favor de medidas de seguridad. El resultado fue lo que en opinión de muchos constituye la mayor catástrofe industrial de la historia norteamericana. Puede que hasta mil obreros de la construcción muriesen durante estos trabajos o fueran víctimas de una insidiosa silicosis que luego les destrozaría los pulmones. Trabajar durante todo el día entre polvo de piedra y vivir en barracones llenos de corrientes resultó una mezcla mortal. Desde su puesto detrás del mostrador de la cantina, Sally Stephens era testigo de cómo esos saludables hombres, que en sus turnos libres tocaban el banjo, jugaban al póker y bebían alcohol casero, iban poco a poco perdiendo el aliento y adquiriendo una tez color ceniza y movimientos torpes y lentos, hasta que desaparecían del lugar. Los primeros síntomas visibles eran círculos rojos alrededor de los ojos. Luego llegaba la tos, cada vez peor. Con los pulmones petrificados, los enfermos se quedaban tan faltos de aliento que apenas eran capaces de andar, y mucho menos de trabajar.” (pp. 153-154)
[El texto se refiere al túnel de Hawks Nest, en Alloy, estado de Virginia Occidental. Las obras, llevadas a cabo por la empresa Union Carbide, comenzaron en1930.]