Isaac Bashevis Singer
EL MAGO DE LUBLIN (I)
Barcelona, 2013, RBA.
“Existía un Creador, pero no se revelaba a nadie, ni daba indicaciones de lo que convenía hacer y de lo que estaba prohibido. Los que hablaban en Su nombre eran unos embusteros.” (p. 11)
“Aquellos judíos -toda una comunidad- hablaban a un Dios que ninguno de ellos había visto. Aun cuando los dones que les había hecho consistían en epidemias, hambres, pobreza y pogromos lo calificaban de compasivo y misericordioso y se proclamaban a sí mismos el pueblo elegido por Él. Yasha, a veces, envidiaba su fe inmutable.”