P. V. Glob
LA GENTE DE LA CIÉNAGA (I)
Barcelona, 2012, Marbot.
“Así sucedió con una aldea de la Edad del Hierro situada en Fjande, en las orilas del Fiordo de Nissum, en Jutlandia Ocidental. La catástrofe se produjo en el siglo I d.C.: una pequeña aldea de ocho viviendas se quemó toda entera, pues las casas estaban tan cerca unas de otras (apenas había estrechos pasadizos entre ellas) que el fuego saltó de tejado en tejado. Tras el incendio reconstruyeron el pueblo, pero se preocuparon de excavar un agujero en una de las ruinas quemadas e introducir en él un hacha de hierro con el filo hacia arriba. Tal vez el incendio se hubiera producido a causa de un rayo y esa hacha tuviera la misión de evitar una desgracia parecida en la nueva aldea. «Magia protectora», como escribe el profesor Gudmund Hart, responsable de la excavación: un arma vuelta hacia el arma del trueno, filo contra filo. ¡Y la pequeña aldea nunca volvió a arder!” (p. 139)