Ian Kershaw
HITLER
Barcelona, 2002, Península.
“Dicho de otro modo, su poder era <<carismático>>,
no institucional. Dependía de que otros estuvieran dispuestos a ver en él
cualidades <<heroicas>>. (Tomo I; p. 31)
“No leía para saber o para ilustrarse, sino para
confirmar sus concepciones previas.” (Tomo I; p. 338)
“Los observadores críticos seguían sin comprender
por qué una mezcla de verdades a medias, distorsiones, simplificaciones y
promesas redencionistas vagas y pseudorreligiosas podían producir tales
efectos.” (Tomo I; p. 422)
“Pero esa condena me ayuda muy poco a entender
por qué millones de ciudadanos alemanes, que eran mayoritariamente seres
humanos normales, que no tenían nada de malvados innatos, interesados en
general por el bienestar y los asuntos cotidianos propios y de sus familias,
semejantes a la gente normal de otras partes, y a quienes no había lavado el
cerebro ni hipnotizado por completo en modo alguno una propaganda fascinadora
ni había sometido por el terror una represión implacable, hallasen tan
atractivo lo que Hitler significaba” (Tomo II; p. 12)
“se habían mostrado dispuestos colectivamente en
número creciente a depositar su confianza en la visión milenarista de un hombre
que se proclamaba su salvador político.” (Tomo II; p. 1118)