Juan García Hortelano
CUENTOS COMPLETOS
Madrid, 1997, Alfaguara.
“-¿Dónde se encontraba cuando se
perpetraron los hechos?
-Si se refiere usted a lo de este
mandria, que algún puto, con perdón, me ha dejado a la puerta de mi domicilio
para perjudicarme, tengo que referirle que he estado desde el pasado mes y
hasta la madrugada de mi regreso, que ha sido hoy, de viaje comercial por una
infinidad de localidades, manchegas mayormente, en todas y cada una de las
cuales podrá su señoría verificar la honradez de mi declaración. Se lo juro.
-Oiga, no le dé usted el latazo
al señor juez.
-Sí, señor, pero uno tiene que
clarificar su vida. Como le decía, señor juez, esta noche, de regreso aquí, me
he encontrado, muerto y en mi puerta, al marica éste.
-Piojoso, mala lengua, ¿por qué
tienes que difamar de marica a mi hombre?
-Porque esa fama tenía, señora.
Que rondaba a los anocheceres entre las barracas y andaba con unos y con otros,
y tanto los unos como los otros resultaban ser por un casual los tres o cuatro
maricones que en todo barrio, por decente que sea, hay.
-¿Y tu madre, desgraciado?
-Mi madre, señora, no era marica.
-Pues sepan todos ustedes que yo,
que puedo preciarme por desgracia de haber conocido a muchos, jamás tropecé con
un tío más macho que mi Alberto. A lo mejor, bragazas, el sarasón eres tú y ni
te atreves.” (p. 477)