lunes, 28 de mayo de 2012

Ian Kershaw
HITLER
Barcelona, 2002, Península.

 
“Dicho de otro modo, su poder era <<carismático>>, no institucional. Dependía de que otros estuvieran dispuestos a ver en él cualidades <<heroicas>>. (Tomo I; p. 31)

“No leía para saber o para ilustrarse, sino para confirmar sus concepciones previas.” (Tomo I; p. 338)

“Los observadores críticos seguían sin comprender por qué una mezcla de verdades a medias, distorsiones, simplificaciones y promesas redencionistas vagas y pseudorreligiosas podían producir tales efectos.” (Tomo I; p. 422)

“Pero esa condena me ayuda muy poco a entender por qué millones de ciudadanos alemanes, que eran mayoritariamente seres humanos normales, que no tenían nada de malvados innatos, interesados en general por el bienestar y los asuntos cotidianos propios y de sus familias, semejantes a la gente normal de otras partes, y a quienes no había lavado el cerebro ni hipnotizado por completo en modo alguno una propaganda fascinadora ni había sometido por el terror una represión implacable, hallasen tan atractivo lo que Hitler significaba” (Tomo II; p. 12)

“se habían mostrado dispuestos colectivamente en número creciente a depositar su confianza en la visión milenarista de un hombre que se proclamaba su salvador político.” (Tomo II; p. 1118)