Sexto Empírico (ss. II-III d.C.)
CRITIAS (IX-54)
[Extraído del libro: Platón,
“Apología de Sócrates”. Madrid, 1988, Alhambra, p. 148]
“Hubo una época en que la vida de
los hombres era desordenada, bestial y esclava de la fuerza; en la cual no
había recompensa para la virtud, ni tampoco castigo para el malvado. Entonces,
yo creo, que inventaron los hombres las leyes distributivas a fin de que la
justicia pudiera ser tan arrogante y poderosa como su antagonista, de manera
que si alguien pecaba recibía un castigo. Cuando las leyes prohibieron cometer
abiertamente acción de violencia y éstos comenzaron a perpetuarse en secreto,
alguien, muy sabio e inteligente, descubrió el temor (a los dioses) para
contener la perversidad; así pues, se disponía de un medio para amedrentar a
los malvados, aunque ellos hiciesen o pensasen el mal en secreto. De ese modo
se introdujo lo divino (la religión) afirmando que hay un dios que florece con
vida eterna, que oye y ve con su mente, piensa en todo, posee naturaleza
extrahumana que le permite conocer cuanto se dice entre los hombres, y es capaz
de advertir de antemano toda intención de los mortales. Por más sigilo que se
ponga en planear el mal esto no escapará a los dioses pues su inteligencia es
sobrenatural. Mediante tales razones se introdujo la más placentera de las
enseñanzas, cubriendo la verdad con una falsa teoría.”