domingo, 20 de mayo de 2012

Sexto Empírico (ss. II-III d.C.)
CRITIAS (IX-54)
[Extraído del libro: Platón, “Apología de Sócrates”. Madrid, 1988, Alhambra, p. 148]


“Hubo una época en que la vida de los hombres era desordenada, bestial y esclava de la fuerza; en la cual no había recompensa para la virtud, ni tampoco castigo para el malvado. Entonces, yo creo, que inventaron los hombres las leyes distributivas a fin de que la justicia pudiera ser tan arrogante y poderosa como su antagonista, de manera que si alguien pecaba recibía un castigo. Cuando las leyes prohibieron cometer abiertamente acción de violencia y éstos comenzaron a perpetuarse en secreto, alguien, muy sabio e inteligente, descubrió el temor (a los dioses) para contener la perversidad; así pues, se disponía de un medio para amedrentar a los malvados, aunque ellos hiciesen o pensasen el mal en secreto. De ese modo se introdujo lo divino (la religión) afirmando que hay un dios que florece con vida eterna, que oye y ve con su mente, piensa en todo, posee naturaleza extrahumana que le permite conocer cuanto se dice entre los hombres, y es capaz de advertir de antemano toda intención de los mortales. Por más sigilo que se ponga en planear el mal esto no escapará a los dioses pues su inteligencia es sobrenatural. Mediante tales razones se introdujo la más placentera de las enseñanzas, cubriendo la verdad con una falsa teoría.”