miércoles, 15 de enero de 2014

Santiago Ramón y Cajal (III)
REGLAS Y CONSEJOS SOBRE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
LOS TÓNICOS DE LA VOLUNTAD
Madrid, 2007, Espasa Calpe. 


Se ha expuesto muchas veces el contraste existente entre la figura moral del sabio y la del héroe. Puesto que vivimos en un país que ha sacrificado demasiado en el altar a sus héroes (guerreros, políticos o religiosos), y desamparado cuando no perseguido a sus pensadores más originales, séame permitido exagerar aquí el encomio en contrapuesto sentido. (…) lucha el sabio en beneficio de la Humanidad entera, ya para aumentar y dignificar la vida, ya para ahorrar el esfuerzo humano, ora para acallar el dolor, ora para retardar y dulcificar la muerte. Por el contrario, el héroe sacrifica a su prestigio una parte más o menos considerable de la Humanidad, su estatua se alza siempre sobre un pedestal de ruinas y cadáveres, su triunfo es exclusivamente celebrado por una tribu, por un partido o por una nación, y deja tras sí, en el pueblo vencido, estela de odios y de sangrientas reivindicaciones.” (pp. 60-61)

Esta nota se escribió en 1916. Hoy, firmada la paz, arruinada Europa, visto el fracaso de la candorosa concepción wilsoniana de la Sociedad de las Naciones, enconado el odio de los pueblos vencidos, que sueñan ya con próximo desquite, miramos con amargo escepticismo todo intento jurídico de paz perpetua. ¡Triste es reconocerlo!, pero todo pueblo, modelado en monarquía o en república, se hace ferozmente imperialista en cuanto puede serlo. ¡Ay de los débiles o de los antipatriotas!” (p. 66; nota a pie de página.)

Aun en la improbable hipótesis de los Estados Unidos de Europa, o del mundo, el hombre amará siempre con predilección el medio material y moral próximo, es decir, su campanario, su región y su raza, y consagrará solamente un tibio afecto rayano en la indiferencia, al medio lejano. Se ha dicho repetidas veces que la adhesión y el cariño del hombre a las cosas del mundo es inversamente proporcional a la distancia de éstas en el espacio y en el tiempo. Y decimos tiempo, porque la patria no es solamente el hogar y el terruño, es también el pasado y el porvenir, es decir, nuestros antepasados remotos y nuestros descendientes lejanos.” (p. 67)
[Las cursivas pertenecen al texto.] 

“Lo contrario de lo que, salvando honrosas excepciones, acontece en España, en donde muchos parecen ocupar un puesto no para desempeñarlo, sino para cobrarlo y tener de paso el gusto de excluir a los aptos.” (p. 98)

“Aun siendo errónea, una hipótesis puede servir eficazmente al progreso con tal que esté basada en nuevas observaciones y marque una dirección original al pensamiento científico. Y en todo caso, la explicación rechazada por falsa siempre tendrá una ventaja: la de restringir, por exclusión, el campo de lo imaginable, eliminando soluciones inaceptables y causas de error.” (p. 128)

Claro es que semejante optimismo no debe ser ciego, sino avisado y previsor. Lejos del pedante y satisfecho engreimiento característico de muchos funestos políticos y de no pocas orondas sumidades de la cátedra, el buen maestro debe tener plena conciencia de la nacional incultura y de nuestra pobreza científica. Tendrá siempre presente que España está desde hace siglos en deuda con la civilización, y que de persistir en tan vergonzoso abandono, Europa perderá la paciencia y acabará por expropiarnos.” (p. 156)
León Tolstoi
EL DIABLO / LA SONATA A KREUTZER
Barcelona, 2009, Juventud.


 
Iba el abogado a continuar, pero su interlocutor, que se contenía con trabajo, no le dio tiempo para hacerlo.
—Sí, está bien; pero ¿qué entendéis por ese amor que consagra el matrimonio?
—Todo el mundo sabe lo que es ese amor —observó la señora.
—Pues yo no lo sé y, francamente, me gustaría muchísimo oír la definición que podríais dar.
—Es bien sencilla —replicó la señora, y después de reflexionar un momento, añadió—: El amor... el amor es la preferencia exclusiva de un hombre o de una mujer hacia un individuo del otro sexo.
—¿Una preferencia? ¿Y por cuánto tiempo? ¿Por un mes, por dos días, por media hora? —dijo su interlocutor con amarga ironía.
—Permitidme que os diga que habláis de otra cosa.
—Nada de eso; hablo de lo mismo; es decir, de la preferencia de un individuo cualquiera por otro individuo de sexo diferente y pregunto: ¿cuánto tiempo dura esa preferencia?
—¿Cuánto tiempo? Pues mucho, con frecuencia toda la vida.
—En las novelas, sí; en la vida real, no. Y es muy raro que esa preferencia dure años; por lo general, sólo dura meses, semanas, días; y a veces, nada más que horas.” (pp. 88-89)


“¡Qué cosa más terrible son los celos! No hablo de los celos verdaderos que, al menos, tienen su razón de ser; producen tormentos, pero se puede encontrar la salida. Me refiero a esos celos inconscientes, acólitos fatales de todo matrimonio inmoral y que no tienen fin como tampoco tienen causa. Ésos son como un cáncer, un mal horrendo que corroe noche y día. ¡Son terribles!” (p. 129)
[Ambas citas pertenecen a la novela corta LA SONATA A KREUTZER.]
 

“La consecuencia es que los hijos de los seres humanos son educados en todo el mundo como jóvenes animales, puesto que la principal atención de sus padres no es prepararles para la encomiable tarea de ser hombres y mujeres respetables, sino para que aumenten de peso, añadan centímetros a su estatura, hacer que vayan acicalados, pulcros, bien alimentados y bellos. Les atavían con todos los vestidos fantásticos posibles, les limpian, sobrealimentan y se niegan a hacerles trabajar. Si los hijos de las clases bajas difieren en este último aspecto de los de las clases adineradas, la diferencia es simplemente formal, éstos trabajan por pura necesidad y no porque sus padres reconozcan el trabajo como una obligación.” (pp. 199-200)
[La cita pertenece al texto LECCIÓN DE LA «SONATA A KREUTZER», en la que Tolstoi comenta su propia novela.]

Mark Twain
¿QUÉ ES EL HOMBRE?
Madrid, 2006, Páginas de Espuma. 


“Que nosotros (la humanidad), nos hemos catalogado con un número de cualidades a las que hemos dado nombres que inducen a confusión: Amor, Odio, Caridad, Compasión, Avaricia, Benevolencia, etc. Yo quiero decir que adjudicamos equívocos significados a los nombres. Todos ellos son formas de satisfacción personal, de propia recompensa, pero los nombres de tal forma la desfiguran que desvían nuestra atención del hecho. Hemos introducido también subrepticiamente en el diccionario una palabra que no debía figurar allí en modo alguno: sacrificio de sí mismo. Designa una cosa que no existe. Pero lo peor de todo, es que ignoramos y no mencionamos nunca el Único Impulso que dicta y motiva todos los actos del hombre; la imperiosa necesidad de asegurarse su íntima aprobación personal, en todo caso y a toda costa. A él debemos cuanto somos. Es nuestra respiración, nuestra sangre. Es nuestro único acicate, nuestro látigo, nuestro aguijón, nuestro único poder de impulsión; no tenemos otro. Sin él seríamos meras imágenes inertes, cadáveres; nadie haría nada; no habría progreso; el mundo permanecería inerte. Deberíamos descubrirnos reverentemente cuando se pronunciase el nombre de tan elevado poder.” (p. 69)

“Constantemente estamos oyendo de gentes que andan a la búsqueda de la Verdad. Nunca he encontrado un solo ejemplar (permanente). Creo que no ha existido jamás. Pero he conocido a varios individuos, completamente sinceros, que creían ser unos (permanentes) buscadores de la Verdad. Buscaron con aplicación, persistencia y cuidado, con cautela y profundidad, con un criterio honesto y preciso, hasta que creyeron que sin duda ni vacilación alguna habían encontrado la Verdad. Este fue el fin de la investigación. Estos hombres pasaron el resto de sus vidas recogiendo maderas para proteger su Verdad de las inclemencias del tiempo. Si un hombre andaba buscando la Verdad en política la encontró en uno de los cien evangelios políticos que gobiernan al hombre en la tierra; si buscaba la Única Religión Verdadera, la encontró en una u otra de las tres mil que existen en el mercado. En todo caso, cuando dio con la Verdad, ya no buscó más, sino que a partir de ese día con el soldador en una mano y un garrote en la otra, remendó sus grietas y discutió con sus enemigos. Ha habido innumerables investigadores de la Verdad. ¿Pero habéis oído de alguno permanente? Dada la naturaleza del hombre es imposible que exista tal persona.” (pp. 84-85)
[Las cursivas pertenecen a la cita.]


“V.— ¿Está la mente ejercitando una función intelectual cuando examina y acepta la evidencia de que la tierra es redonda?
J.— Sí.
V.— ¿Está ejercitando una función intelectual cuando lamenta la pérdida de vuestro padre?
J.— No. Esta función no es intelectual, no es trabajo cerebral, es asunto de sentimiento.
V.— En este caso el origen no está en vuestra mente, sino en vuestro ser moral. ¿No es así?
J.— Tengo que admitir esto.
V.— ¿Es vuestra mente una parte de vuestro conjunto físico?
J.— No: es independiente de él: es espiritual.
V.— ¿Siendo espiritual no puede ser afectada por influencias físicas?
J.— No.
V.— ¿Permanece la mente sobria cuando el cuerpo está ebrio?
J.— No.
V.— ¿Hay en este caso un efecto físico?
J.— Eso parece.
V.— De la fractura de un cráneo puede resultar para una mente la pérdida de la razón. ¿Cómo podría suceder esto si la mente es espiritual e independiente de influencias físicas?
J.— Lo ignoro.” (pp. 133-134)
[Las cursivas pertenecen a la cita.]

“Existen un millar de religiones, tosca y desarrolladas, y toda clase de gobiernos que se puedan idear, desde el más feroz al más benévolo; todas las naciones lo saben y sin embargo, aseguran tener la única religión verdadera y el único sano sistema de gobierno y cada una de ellas desprecia el de las demás; todas ellas proceden estúpidamente sin sospecharlo, todas ellas están orgullosas de su imaginaria superioridad, todas completamente convencidas de que son las elegidas del Señor, todas están provistas de una confianza inconmovible, pidiéndole a Dios que las dirija en tiempo de guerra y todas quedan sorprendidas cuando éste se va con el enemigo, pero por costumbre todo se lo explican y vuelven a las preces.” (pp. 145-146)
[Las cursivas pertenecen a la cita.]
Santiago Ramón y Cajal (II)
REGLAS Y CONSEJOS SOBRE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
LOS TÓNICOS DE LA VOLUNTAD
Madrid, 2007, Espasa Calpe.


“En general, puede afirmarse que no hay cuestiones agotadas, sino hombres agotados en las cuestiones. Esquilmado para un sabio el terreno, muéstrase fecundo para otro. Un talento de refresco, llegado sin perjuicio al análisis de un asunto, siempre hallará un aspecto nuevo, algo de que no se percataron quienes creyeron definitivamente apurado aquel estudio. Tan fragmentario es nuestro saber, que aun en los temas más prolijamente explorados surgen a lo mejor insólitos hallazgos.” (p. 37)

“En resumen, no hay cuestiones pequeñas; las que lo parecen son cuestiones grandes no comprendidas. En vez de menudencias indignas de ser consideradas por el pensador, lo que hay es hombres cuya pequeñez intelectual no alcanza a penetrar la trascendencia de lo minúsculo. Constituye la Naturaleza mecanismo armónico, donde las piezas, aun las que parecen desempeñar oficio accesorio, conspiran al conjunto funcional; al contemplar este mecanismo, el hombre ligero distingue arbitrariamente sus principales órganos en esenciales y secundarios; en cambio, el pensador discreto se contenta con clasificarlos, prescindiendo de tamaños y de sus efectos útiles inmediatos, en conocidos y poco conocidos. En cuanto a su futura trascendencia, nadie puede ser profeta.” (p. 39)

“De los dóciles y humildes pueden salir los santos, pocas veces los sabios. Tengo para mí que el excesivo cariño a la tradición, el obstinado empeño en fijar la Ciencia en las viejas fórmulas del pasado, cuando no denuncian invencible pereza mental, representan la bandera que cubre los intereses creados por el error.” (p. 50)

“Importa notar que también en esta época de irreverente crítica y de revisión de valores, la disciplina de escuela reina en las Universidades de Francia, Alemania e Italia, con un despotismo tal, que sofoca a veces las mejores iniciativas e impide el florecimiento de pensadores originales.” (p. 51)

“Cuando se reflexiona sobre la curiosa propiedad que el hombre posee de cambiar y perfeccionar su actividad mental con relación a un objeto o problema profundamente meditado, no puede menos de sospecharse que el cerebro, merced a su plasticidad, evoluciona anatómica y dinámicamente, adaptándose progresivamente al tema. Esta adecuada y específica organización adquirida por las células nerviosas produce a la larga lo que yo llamaría talento profesional o de adaptación, y tiene por motor la propia voluntad, es decir, la resolución enérgica de adecuar nuestro entendimiento a la naturaleza del asunto. En cierto sentido no sería paradójico afirmar que el hombre que plantea un problema no es enteramente el mismo que lo resuelve, por donde tienen fácil y llana explicación estas exclamaciones de asombro en que prorrumpe todo investigador al considerar lo fácil de la solución tan laboriosamente buscada. ¡Cómo no se me ocurrió esto desde el principio! —exclamamos—. ¡Qué obcecación la mía al obstinarme en marchar por caminos que no conducen a parte alguna!” (p. 54)
[Las cursivas pertenecen al texto.]

“En España donde la pereza es, más que un vicio, una religión, se comprenden difícilmente esas monumentales obras de los químicos, naturalistas y médicos alemanes en las cuales sólo el tiempo necesario para la ejecución de los dibujos y la consulta bibliográfica parecen deber contarse por lustros.” (p. 57)


Ryszard Kapuscinski
EL EMPERADOR
Barcelona, 2007, Anagrama.



“Era un perrito muy pequeño, de raza japonesa. Se llamaba Lulú. Disfrutaba del privilegio de dormir en el lecho imperial. A veces en el curso de alguna ceremonia saltaba de las rodillas del Emperador y se hacía pipí en los zapatos de los dignatarios. A éstos les estaba prohibido mostrar, con una mueca o un gesto, molestia alguna cuando notaban humedecidos los pies. Mis funciones consistían en ir de un dignatario a otro limpiándoles los orines de los zapatos. Para ello utilizaba un trapito de raso. Desempeñé este trabajo durante diez años”. (p. 13)

“El trono irradia dignidad, pero sólo por contraste con la sumisión que lo rodea; es la sumisión de los súbditos lo que crea su superioridad y le da sentido; sin ella el trono no es más que un decorado, un incómodo sillón de terciopelo raído y torcidos muelles.” (p. 55)

“No recuerdo ningún caso en que el Generoso Monarca le retirase el nombramiento a alguien o que le apretara las tuercas por corrupción. ¡Que se corrompiese cuanto quisiese pero, eso sí, que demostrase su lealtad! (…) Sin embargo, en cuanto percibía aunque sólo fuera una sombra de infidelidad, lo confiscaba todo inmediatamente (…) Gracias a esa contabilidad suya el Rey de Reyes tenía a todos en un puño y todo el mundo lo sabía.
   No obstante, se produjo en palacio un caso insólito, a saber: uno de nuestros patriotas más nobles, gran jefe de la guerrilla en los años de la guerra contra Mussolini, Tekele Wolda Hawariat, nada amigo del Emperador, siempre rehuyó aceptar regalos, por muy generosos que fueran, rechazó privilegios y nunca mostró inclinación alguna hacia la corrupción. A éste Nuestro Magnánimo Señor lo tuvo encarcelado largos años y finalmente lo mandó decapitar.” (p. 62)

“Demasiado jóvenes, educados en provincias muy alejadas, ignoraban que el propio Emperador había llegado al poder gracias a un compló. Que en mil novecientos dieciséis, ayudado por embajadas occidentales, había dado un golpe de estado y desplazado al legítimo heredero del trono, Lydj Iyasu. Que ante la inminencia de la invasión italiana había jurado públicamente derramar su sangre por Etiopía y que, cuando aquélla se produjo, se embarcó para Inglaterra y allí pasó la guerra en la tranquila ciudad de Bath. Más tarde nació en él tal complejo frente a los jefes de la guerrilla que sí se habían quedado en el país para luchar contra los italianos, que, al regresar y ocupar de nuevo el trono, los fue liquidando o apartando uno a uno al mismo tiempo que otorgaba su favor a los colaboracionistas.” (pp. 101-102)

“Era un personaje muy simpático, un político perspicaz, un padre trágico, un avaro patológico; condenaba a muerte a inocentes e indultaba a culpables por simples caprichos del poder, sin más: laberintos de la política de palacio, ambigüedades, oscuridad que nadie es capaz de escrutar.” (p. 128)

“En Eritrea la vida era muy dura, señor mío; el ejército luchando constantemente contra la guerrilla, muchos, muchos muertos todos los días, así que ya desde hacía tiempo existía el problema de dar sepultura a tanta gente. Para limitar los ya excesivos costes de la guerra, sólo los oficiales disfrutaban del derecho a ser enterrados, mientras que los cuerpos de los simples soldados se dejaban a merced de las hienas y los buitres, y esta desigualdad acabó provocando la rebelión.” (p. 153)
[Todas las citas están referidas a Etiopía y a su emperador Haile Selassie.]

domingo, 5 de enero de 2014

John Steinbeck
DE RATONES Y HOMBRES
Barcelona, 2009, Edhasa.



“Se hizo más profunda la voz de George. Recitó las palabras rítmicamente, como si las hubiera dicho muchas veces ya.
—Los hombres como nosotros, que trabajan en los ranchos, son los tipos más solitarios del mundo. No tienen familia. No son de ningún lugar. Llegan a un rancho y trabajan hasta que tienen un poco de dinero, y después van a la ciudad y malgastan su dinero, y no les queda más remedio que ir a molerse los huesos en otro rancho. No tienen nada que esperar del futuro.
Lennie estaba encantado.
—Eso es... eso es. Ahora, explícame, cómo somos nosotros.
George prosiguió:
—Con nosotros no pasa así. Tenemos un porvenir. Tenemos alguien con quien hablar, alguien que piensa en nosotros. No tenemos que sentarnos en un café malgastando el dinero sólo porque no hay otro lugar adonde ir. Si esos otros tipos caen en la cárcel, pueden pudrirse allí porque a nadie le importa. Pero nosotros, no.
—¡Pero nosotros no! —interrumpió Lennie—. Y ¿por qué? Porque... porque yo te tengo a ti para cuidarme, y tú me tienes a mí para cuidarte, por eso. —Soltó una carcajada de placer—. ¡Sigue ahora, George!
—Te lo sabes de memoria. Puedes decirlo solo.
—No, tú. Yo me olvido de algunas cosas.
Cuenta cómo va a ser.
—Bueno. Algún día... vamos a reunir dinero y vamos a tener una casita y un par de acres de
tierra y una vaca y unos cerdos y...
—Y viviremos como príncipes —gritó Lennie—. Y tendremos muchos conejos. ¡Vamos, George! Cuenta lo que vamos a tener en la huerta y habla de los conejos en las jaulas y de la lluvia en el invierno y la estufa, y háblame de la crema de la leche, tan espesa que apenas la podremos cortar. Cuéntamelo todo, George.
—¿Por qué no lo dices tú? Lo sabes todo.
—No... dilo tú. No es lo mismo si hablo yo. Vamos... George. ¿Cómo me vas a dejar que cuide de los conejos?” (pp. 26-28)

“La casa de los peones era un largo edificio rectangular. Por dentro, las paredes estaban blanqueadas con cal y el piso no tenía pintura. En tres paredes había pequeñas ventanas cuadradas y en la cuarta una sólida puerta con cerrojo de madera. Contra las paredes se alineaban ocho camastros, cinco de ellos hechos ya con mantas y los otros tres con sus fundas de arpillera al aire. Sobre cada camastro estaba clavado un cajón de manzanas con la abertura hacia adelante de manera que formaba dos estantes para guardar los efectos personales del ocupante de la litera. Y esos estantes se hallaban llenos de pequeños artículos, jabón y polvo de talco, navajas y esas revistas del Oeste que gustan leer los trabajadores de los ranchos, de las que se mofan y en las que creen en secreto. Y también había medicinas, frasquitos y peines; y de los clavos a los lados de los cajones colgaban unas pocas corbatas. Cerca de una de las paredes había una negra estufa de hierro fundido, cuya chimenea subía recta a través del techo. En el centro de la habitación se levantaba una gran mesa cuadrada cubierta de naipes, y a su alrededor se agrupaban cajones para que se sentaran los jugadores.” (pp. 32-33)

“La honda laguna verde del río Salinas estaba muy calmada a la caída de la tarde. El sol había dejado ya el valle para ir trepando por las laderas de las montañas Gabilán, y las cumbres estaban rosadas de sol. Pero junto a la laguna, entre los veteados sicómoros, había caído una sombra placentera.
    Una culebra de agua se deslizó tersamente por la laguna, haciendo serpentear de un lado a otro el periscopio de su cabeza; nadó todo el largo de la laguna y llegó hasta las patas de una garza inmóvil que estaba de pie en los bajíos. Una cabeza y un pico silenciosos bajaron como una lanza y tomaron a la culebra por la cabeza, y el pico engulló el reptil mientras la cola de éste se agitaba frenéticamente.
    Se dejó oír una lejana ráfaga de viento, y el aire se movió por entre las copas de los árboles como una ola. Las hojas de sicomoro volvieron hacia arriba sus dorsos de plata; las hojas parduscas, secas, sobre la tierra, revolotearon un poco. Y pequeñas ondas surcaron, en filas sucesivas, la verde superficie del agua.
    Tan rápido como había llegado, murió el viento, y el claro quedó otra vez en calma. En los bajíos permanecía la garza, inmóvil y esperando. Otra culebrita de agua nadó por la laguna, volviendo de un lado a otro su cabeza de periscopio.” (pp. 155-156)
Santiago Ramón y Cajal (I)
REGLAS Y CONSEJOS SOBRE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
LOS TÓNICOS DE LA VOLUNTAD

Madrid, 2007, Espasa Calpe.

 

“España descuidó el cultivo de la ciencia, a mi juicio, porque el español, quizá desde Felipe II, estaba más interesado en los asuntos de allá arriba que en los de aquí abajo, y miró siempre más hacia el cielo que hacia la tierra. Entiéndase bien que esto no es una crítica de la religión, sino, tal vez, la crítica de una religión mal entendida.” (p. 10)
[La cita pertenece a Severo Ochoa, prologuista de la obra de Cajal.] 
 


“Otra verdad, vulgarísima ya de puro repetida, es que la ciencia humana debe descartar, como inabordable empresa, el esclarecimiento de las causas primeras y el conocimiento del fondo sustancial oculto bajo las apariencias fenomenales del Universo. Como ha declarado Claudio Bernard, el investigador no puede pasar del determinismo de los fenómenos, su misión queda reducida a mostrar el cómo, nunca el porqué de las mutaciones observadas.” (p. 24)
[Las cursivas pertenecen al texto.]


“Apresurémonos, pues, a declarar que no hay recetas lógicas para hacer descubrimientos y menos todavía para convertir en afortunados experimentadores a personas desprovistas del arte discursivo natural a que antes aludíamos. Y en cuanto a los genios, sabido es que difícilmente se doblegan a las reglas escritas: prefieren hacerlas. Como dice Condorcet, «las medianías pueden educarse, pero los genios se educan por sí solos».” (p. 28)  

“Defecto por defecto, preferible es la arrogancia al apocamiento; la osadía mide sus fuerzas y vence o es vencida, pero la modestia excesiva huye de la batalla y se condena a vergonzosa inacción.” (p. 31)
 
“Al entrar en la historia no hay grande hombre que no sea avaro de sus títulos y que no dispute encarnizadamente a la nueva generación sus derechos a la gloria. Muy triste, pero muy verdadera suele ser aquella amarga frase de Rousseau: «No existe sabio que deje de preferir la mentira inventada por él a la verdad descubierta por otro».” (p. 34)
Ryszard Kapuscinski
UN DÍA MÁS CON VIDA
Barcelona, 2005, Anagrama.
 


“Al principio nadie prestó atención a la cosa. Como la ciudad estaba sucia y abandonada, sus habitantes se imaginaban que los basureros se habían marchado hacía ya tiempo. Y, sin embargo –se confirmó la noticia-, no se habían ido hasta ayer. Y de pronto, sin que se supiera de dónde venía la avalancha, la basura empezó a amontonarse. Y eso que en Luanda no quedaban más que un puñado de personas, las cuales, por añadidura, vivían en tal estado de parálisis y apatía que no se las podía considerar sospechosas de levantar montaña alguna de basura. Y, sin embargo, montañas así empezaron a adueñarse de las calles de la ciudad abandonada. Aparecían en aceras, calzadas y plazas. En los portales de las casas y en los mercados desiertos. Por algunas calles se caminaba con gran dificultad y no menos asco. En aquel clima, el exceso de sol y de humedad aceleraba y aumentaba el proceso de descomposición, putrefacción y fermentación. Toda la ciudad empezó a heder; volviendo de la calle, el que entraba en el hotel también apestaba, y durante un rato muy largo: quienes hablaban con él lo hacían guardando una prudencial distancia. De todos modos, en las relaciones sociales el fenómeno de guardar distancias se generalizó, a pesar de que, dada la situación a la que nos vimos condenados, debería de haber sido todo lo contrario. (…) Empezaron a morirse los gatos. Seguramente se habrían intoxicado en masa con alguna carroña emponzoñada, porque una buena mañana por todas partes había gatos muertos. Al cabo de dos días se hincharon, volviéndose redondos como cebones. Atraían inmensas nubes de moscas negras...” (pp. 38-39)

“Sólo aquellos africanos que han hecho una carrera universitaria y han visto mundo, que saben leer y lo que es una película, sólo éstos han comprendido que la descolonización les ofrecía una oportunidad para subir de golpe muchos peldaños en el escalafón económico, para acumular riquezas y privilegios. Y la aprovecharon con tanta más facilidad cuanto que sus hermanos menos espabilados -y eran diez de cada doce- no reclamaban nada para sí, se conformaban con su casucha de barro y un cuenco de mandioca como con un mundo que les fue dado de una vez para siempre.” (pp. 65-66)

“El mundo contempla el gran espectáculo de lucha y de muerte, cosas que le resultan difíciles de imaginar porque la imagen de la guerra es intransferible. No se puede transmitir ni con la pluma ni con la voz ni con la cámara. La guerra es una realidad sólo para aquellos que están apresados en su interior, sangriento, sucio y repugnante. Para otros no es sino una página en un libro o una imágenes en una pantalla, nada más”. (pp. 124-125)

“Los del FNLA: un ejército cruel. Practican el canibalismo. Varios días atrás aún no me lo creía. Pero hace una semana, con un grupo de periodistas locales viajé a Lucala, a cuatrocientos kilómetros al este de Luanda. (…) Todas las personas habían sido asesinadas y todas las aldeas incendiadas. Los causantes de todo aquello, al retirarse, destruían todo vestigio de vida. Cabezas de mujeres arrojadas sobre la hierba de las cunetas. Cadáveres con el corazón y el hígado arrancados.” (pp. 139-140)


[Todas las citas se refieren a la independencia de Angola en noviembre de 1975. El Frente Nacional para la Liberación de Angola fue uno de los grupos armados anticomunistas implicados en el conflicto angoleño.]

miércoles, 1 de enero de 2014


Geoffrey Chaucer
CUENTOS DE CANTERBURY
Barcelona, 1973, Iberia.


“Todos los días, al ir a la escuela y al volver a su hogar, iba cantando el himno, y entre tanto tenía fijo su corazón en la Madre de Jesús. Atravesaba, pues, el mocito toda la judería entonando a grandes y alegres voces el «Alma Redemptoris», porque la dulzura de la Madre de Cristo se había infundido de tal modo en su corazón, que no acertaba a dejar de honrarla cantando por el camino.
   La serpiente Satanás, nuestro primer enemigo, que esconde sus avisperos en los corazones de los judíos, sintióse henchida de cólera.
   -¡Pueblo hebreo! ¿Es honroso para vosotros que ese niño pase cantando ante vuestra presencia, mal que os pese, unas cosas que menosprecian vuestras leyes establecidas?
   Y desde entonces empezaron los judíos a maquinar cómo quitarían la vida a aquel inocente. Pagaron, pues, a un asesino, el cual se ocultó en un lugar retirado de una callejuela. Y cuando vió al niño llegar allí, el maldito judío echóle mano, le degolló y arrojólo a una cloaca, esto es, allá donde depositaban los judíos sus excrementos.” (p. 155; tomo-I)
[El texto pertenece al CUENTO DE LA PRIORA.]

“Ved este mitón. Quién meta la mano en él verá multiplicarse sus cereales, ya sean avena o trigo, siempre que dé peniques o dineros.
   Adviértoos, buenos hombres y mujeres, que si en este templo está alguna persona que hubiere cometido un pecado nefando y por bochorno no ose confesarlo (como también si hay alguna mujer, joven o vieja, que hubiese hecho cornudo a su marido), personas tales no tendrán facultad ni merced de subir a hacer ofrenda a mis reliquias en este lugar. Empero, el que se halle libre de semejantes culpas, puede subir y ofrendar en nombre de Dios, y yo le absolveré con la autoridad que por bula me ha sido conferida.
   Con estos manejos he ganado, un año tras otro, hasta cien marcos desde que soy bulero. Instálome en un púlpito, como un sacerdote, y ante la plebe ignara que abajo se hacina, predico como os dije y añado cien mentirosas cosas más. (…) Dirijo todo mi sermón sobre el ominoso pecado de la avaricia, porque tiendo a tornar a las gentes generosas y hacerles desembolsar sus peniques en mi beneficio. Pues habéis de saber que mi propósito es ganar dinero y no enmendar pecados. ¡Poco se me da de que las almas del prójimo anden errantes luego de sepultados sus cuerpos!” (p. 266; tomo-I)
[El texto pertenece al CUENTO DE LA PRIORA.]

“Dentro de la lujuria hay otro pecado, que se comete en sueños. Tal pecado acostumbra ocurrir a las personas vírgenes y a las muy corrompidas. Llámase polución y procede de cuatro orígenes: ya debilidad corporal, a causa de abundancia de humores en el organismo; ya enfermedad que motive flojedad de retención, como explica la Medicina; ya exceso de comidas y bebidas; ya malos pensamientos que contiene la mente humana al acostarse y que hacen caer en pecado. De manera que el hombre debe precaverse y tener discreción, para no incurrir en culpa grave.” (p. 267; tomo-II)
[El texto pertenece al CUENTO DEL PÁRROCO.]
Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña
DESNUDANDO A GOOGLE
Barcelona, 2012, Deusto.


“En primer lugar, ¿por qué Google? El hecho de escanear, archivar, conservar y difundir todo el conocimiento de la humanidad, ¿no representa algo de un valor cultural e intelectual tan serio que no debería estar en manos de una única empresa privada? ¿Tiene sentido que esta información sea tutelada por alguien que, además, es experto en la explotación publicitaria de contenidos y que goza de un monopolio en internet? Si el proyecto sigue adelante y dentro de una década Google Books es, tal vez, el mayor archivo editorial de la historia, es decir, la biblioteca de Alejandría 2.0, ¿quién nos garantiza que si Google dejara de existir –árboles más grandes han caído- este enorme legado cultural seguiría siendo accesible?
   Y, finalmente, ¿en qué condiciones legales? ¿Qué ocurre si dentro de algunos años Google quiere cambiar, como dueño de la base de datos, las normas de utilización? ¿Por qué motivo nos tendríamos que plegar a las normas e imposiciones de una empresa privada para acceder a un contenido que, de facto, no es suyo, y que está formado por obras de nuestro patrimonio histórico y cultural?” (pp. 153-154)

“Como en otras ocasiones, Google intenta convencernos de que darles una posición dominante en un mercado que les pone en disposición de rentabilizar todo el contenido del mundo, y de ser los dueños legales de la mayor base de datos de la historia, es un hecho altruista. (…) Entonces ¿por qué no lo hacen renunciando a la titularidad y exclusividad de la base de datos? Ya que es una iniciativa propia de una ONG, ¿por qué no renuncian a su explotación publicitaria y ceden sus derechos al mundo?” (p. 160)
Daniel Goleman
INTELIGENCIA EMOCIONAL
Barcelona, 2001, Kairós.


“La mente emocional (…) toma a sus creencias por la realidad absoluta y deja de lado toda evidencia en sentido contrario. Éste es el motivo por el cual resulta tan difícil razonar con alguien que se encuentre conmocionado emocionalmente, porque no importa la contundencia lógica de los argumentos si no se acomodan a la convicción emocional del momento.” (p. 427)