León Tolstoi
EL DIABLO / LA SONATA A KREUTZER
Barcelona, 2009, Juventud.
EL DIABLO / LA SONATA A KREUTZER
Barcelona, 2009, Juventud.
“Iba el abogado a continuar, pero su interlocutor, que se contenía con trabajo, no le dio tiempo para hacerlo.
—Sí, está bien; pero ¿qué entendéis por ese amor que consagra el matrimonio?
—Todo el mundo sabe lo que es ese amor —observó la señora.
—Pues yo no lo sé y, francamente, me gustaría muchísimo oír la definición que podríais dar.
—Es bien sencilla —replicó la señora, y después de reflexionar un momento, añadió—: El amor... el amor es la preferencia exclusiva de un hombre o de una mujer hacia un individuo del otro sexo.
—¿Una preferencia? ¿Y por cuánto tiempo? ¿Por un mes, por dos días, por media hora? —dijo su interlocutor con amarga ironía.
—Permitidme que os diga que habláis de otra cosa.
—Nada de eso; hablo de lo mismo; es decir, de la preferencia de un individuo cualquiera por otro individuo de sexo diferente y pregunto: ¿cuánto tiempo dura esa preferencia?
—¿Cuánto tiempo? Pues mucho, con frecuencia toda la vida.
—En las novelas, sí; en la vida real, no. Y es muy raro que esa preferencia dure años; por lo general, sólo dura meses, semanas, días; y a veces, nada más que horas.” (pp. 88-89)
“¡Qué cosa más terrible son los celos! No hablo de los celos verdaderos que, al menos, tienen su razón de ser; producen tormentos, pero se puede encontrar la salida. Me refiero a esos celos inconscientes, acólitos fatales de todo matrimonio inmoral y que no tienen fin como tampoco tienen causa. Ésos son como un cáncer, un mal horrendo que corroe noche y día. ¡Son terribles!” (p. 129)
[Ambas citas pertenecen a la novela corta LA SONATA A KREUTZER.]
“La consecuencia es que los hijos de los seres humanos son educados en todo el mundo como jóvenes animales, puesto que la principal atención de sus padres no es prepararles para la encomiable tarea de ser hombres y mujeres respetables, sino para que aumenten de peso, añadan centímetros a su estatura, hacer que vayan acicalados, pulcros, bien alimentados y bellos. Les atavían con todos los vestidos fantásticos posibles, les limpian, sobrealimentan y se niegan a hacerles trabajar. Si los hijos de las clases bajas difieren en este último aspecto de los de las clases adineradas, la diferencia es simplemente formal, éstos trabajan por pura necesidad y no porque sus padres reconozcan el trabajo como una obligación.” (pp. 199-200)
[La cita pertenece al texto LECCIÓN DE LA «SONATA A KREUTZER», en la que Tolstoi comenta su propia novela.]
—Sí, está bien; pero ¿qué entendéis por ese amor que consagra el matrimonio?
—Todo el mundo sabe lo que es ese amor —observó la señora.
—Pues yo no lo sé y, francamente, me gustaría muchísimo oír la definición que podríais dar.
—Es bien sencilla —replicó la señora, y después de reflexionar un momento, añadió—: El amor... el amor es la preferencia exclusiva de un hombre o de una mujer hacia un individuo del otro sexo.
—¿Una preferencia? ¿Y por cuánto tiempo? ¿Por un mes, por dos días, por media hora? —dijo su interlocutor con amarga ironía.
—Permitidme que os diga que habláis de otra cosa.
—Nada de eso; hablo de lo mismo; es decir, de la preferencia de un individuo cualquiera por otro individuo de sexo diferente y pregunto: ¿cuánto tiempo dura esa preferencia?
—¿Cuánto tiempo? Pues mucho, con frecuencia toda la vida.
—En las novelas, sí; en la vida real, no. Y es muy raro que esa preferencia dure años; por lo general, sólo dura meses, semanas, días; y a veces, nada más que horas.” (pp. 88-89)
“¡Qué cosa más terrible son los celos! No hablo de los celos verdaderos que, al menos, tienen su razón de ser; producen tormentos, pero se puede encontrar la salida. Me refiero a esos celos inconscientes, acólitos fatales de todo matrimonio inmoral y que no tienen fin como tampoco tienen causa. Ésos son como un cáncer, un mal horrendo que corroe noche y día. ¡Son terribles!” (p. 129)
[Ambas citas pertenecen a la novela corta LA SONATA A KREUTZER.]
“La consecuencia es que los hijos de los seres humanos son educados en todo el mundo como jóvenes animales, puesto que la principal atención de sus padres no es prepararles para la encomiable tarea de ser hombres y mujeres respetables, sino para que aumenten de peso, añadan centímetros a su estatura, hacer que vayan acicalados, pulcros, bien alimentados y bellos. Les atavían con todos los vestidos fantásticos posibles, les limpian, sobrealimentan y se niegan a hacerles trabajar. Si los hijos de las clases bajas difieren en este último aspecto de los de las clases adineradas, la diferencia es simplemente formal, éstos trabajan por pura necesidad y no porque sus padres reconozcan el trabajo como una obligación.” (pp. 199-200)
[La cita pertenece al texto LECCIÓN DE LA «SONATA A KREUTZER», en la que Tolstoi comenta su propia novela.]