Jorge Luis Borges
HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA
Madrid, 1975, Alianza Emecé.
“Era un hombre ruinoso y monumental. El pescuezo era corto, como de toro, el pecho inexpugnable, los brazos peleadores y largos, la nariz rota, la cara aunque historiada de cicatrices menos importante que el cuerpo, las piernas chuecas como de jinete o de marinero. Podía prescindir de camisa como también de saco, pero no de una galerita rabona sobre la ciclópea cabeza. Los hombres cuidan su memoria. Físicamente, el pistolero convencional de los films es un remedo suyo, no del epiceno y fofo Capone. De Wolheim dicen que lo emplearon en Hollywood porque sus rasgos aludían directamente a los del deplorado Monk Eastman... Éste solía recorrer su imperio forajido con una paloma de plumaje azul en el hombro, igual que un toro con un benteveo en el lomo.
Hacia 1894 abundaban los salones de bailes públicos en la ciudad de Nueva York. Eastman fue el encargado en uno de ellos de mantener el orden. La leyenda refiere que el empresario no lo quiso atender y que Monk demostró su capacidad demoliendo con fragor el par de gigantes que detentaban el empleo. Lo ejerció hasta 1899, temido y solo.
Por cada pendenciero que serenaba, hacía con el cuchillo una marca en el brutal garrote. Cierta noche, una calva resplandeciente que se inclinaba sobre un bock de cerveza le llamó la atención y la desmayó de un mazazo. «¡Me faltaba una marca para cincuenta!», exclamó después.” (pp. 57-58)
[Louis Wolheim fue un actor norteamericano y Edward "Monk" Eastman un célebre gangster de Nueva York. La cita pertenece al relato El proveedor de iniquidades Monk Eastman. A juzgar por otras ediciones que he consultado, la que utilizo debe de contener una errata, y donde dice “Éste solía recorrer su imperio” debería decir “Éste salía a recorrer su imperio”.]
HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA
Madrid, 1975, Alianza Emecé.
“Era un hombre ruinoso y monumental. El pescuezo era corto, como de toro, el pecho inexpugnable, los brazos peleadores y largos, la nariz rota, la cara aunque historiada de cicatrices menos importante que el cuerpo, las piernas chuecas como de jinete o de marinero. Podía prescindir de camisa como también de saco, pero no de una galerita rabona sobre la ciclópea cabeza. Los hombres cuidan su memoria. Físicamente, el pistolero convencional de los films es un remedo suyo, no del epiceno y fofo Capone. De Wolheim dicen que lo emplearon en Hollywood porque sus rasgos aludían directamente a los del deplorado Monk Eastman... Éste solía recorrer su imperio forajido con una paloma de plumaje azul en el hombro, igual que un toro con un benteveo en el lomo.
Hacia 1894 abundaban los salones de bailes públicos en la ciudad de Nueva York. Eastman fue el encargado en uno de ellos de mantener el orden. La leyenda refiere que el empresario no lo quiso atender y que Monk demostró su capacidad demoliendo con fragor el par de gigantes que detentaban el empleo. Lo ejerció hasta 1899, temido y solo.
Por cada pendenciero que serenaba, hacía con el cuchillo una marca en el brutal garrote. Cierta noche, una calva resplandeciente que se inclinaba sobre un bock de cerveza le llamó la atención y la desmayó de un mazazo. «¡Me faltaba una marca para cincuenta!», exclamó después.” (pp. 57-58)
[Louis Wolheim fue un actor norteamericano y Edward "Monk" Eastman un célebre gangster de Nueva York. La cita pertenece al relato El proveedor de iniquidades Monk Eastman. A juzgar por otras ediciones que he consultado, la que utilizo debe de contener una errata, y donde dice “Éste solía recorrer su imperio” debería decir “Éste salía a recorrer su imperio”.]