sábado, 16 de septiembre de 2017

José María Poveda (director)
CHAMANISMO: el arte natural de curar
Madrid, 2001, Temas de Hoy.


“Es conveniente darse cuenta y reconocer que hoy toda la investigación en el área de drogas psicodélicas está controlada por las autoridades. Hasta fechas recientes, los esfuerzos dirigidos a investigar en personas han sido denegados.
   Estos materiales, de acuerdo con las leyes federales de los Estados Unidos, carecen de aceptación y uso médico y son socialmente susceptibles de abuso. Así, cualquier esfuerzo para explicar su utilidad se encuentra restringido por el hecho de no ser posible éticamente probarlas en humanos. Como no están aprobadas no podemos probarlas y no pueden ser probadas porque no se han aprobado. […] La verdadera barrera a la investigación en estas áreas no está constituida sólo por dificultades burocráticas, sino por la actitud de la gente que piensa que estas sustancias son intrínsecamente diabólicas. Evidentemente no lo son; los estados de trance que evocan de ninguna manera lo son. Para cambiar la opinión popular al respecto será preciso educar con mucha paciencia. Después de todo ha sido precisa una generación de propaganda negativa para llegar al estado de opinión de hoy. Otra generación se tardará en modificarlo.
   Y para conseguirlo creo que hay dos armas muy simples: la honestidad en los hechos y la integridad personal.” (pp. 119-120)

[La cita pertenece al artículo de Alexander Shulgin: “La bioquímica de los estados de trance”.]

“Cuando iba a la escuela me daba cuenta de que los maestros eran racistas; no mostraban aprecio alguno por el hecho de que hubiera aprendido a leer por mí misma y de que pudiera leer algo más complejo que lo que decían Dick y Jane (personajes de literatura infantil con los que los niños de Estados Unidos solían aprender a leer). Los maestros exclamaban: «Los indios están muertos.» Para ellos mi existencia constituía una mentira. Mi maestra me decía: «Eres una mentirosa, pequeña basura, no sabes leer.» «Sí sé», le contestaba, y leía. Ella me abofeteaba.” (p. 292)
[La cita pertenece al artículo de Dhyani Ywahoo: “Cherokee o Tsalagi. Crear la mente pacificadora”. A su vez, el artículo está tomado de su obra VOCES DE NUESTROS ANTEPASADOS.]