lunes, 16 de julio de 2018

Martin Lindstrom 
SMALL DATA (I) 
Barcelona, 2016, Deusto. 



“Es difícil imaginar a los datos capturando muchas de las cualidades que más valoramos: bello o sexy o asombroso o mono. Si los datos favorecieran las mejores decisiones emocionales, entonces los contables serían el paradigma cultural de los grandes amantes, y no los poetas.” (p. 10; la cita pertence a Chip Heath, prologuista de la obra de Lindstrom) 

“El nombre de mi trabajo podría ser «consultor de marca», pero la mayoría de las organizaciones me contratan como sabueso itinerante cuya misión es desenterrar la más nebulosa y abstracta de las palabras: el deseo. El deseo siempre está ligado a un relato, y a un hueco que necesita llenarse: un anhelo que se inmiscuye, agita y motiva el comportamiento humano tanto consciente como inconscientemente.” (p. 26)
Stephen King 
FIN DE GUARDIA 
Barcelona, 2018, Debolsillo. 


“(...) pero los adolescentes son criaturas gregarias, y las criaturas gregarias mantienen vínculos mentales y emocionales. Esa es la razón por la que los peces forman bancos, y las abejas, enjambres. La razón por las que las golondrinas regresan cada año a Capistrano. En la conducta humana, por eso se hace «la ola» en los estadios de fútbol y de béisbol, y por eso los individuos se confunden en medio de una multitud sencillamente porque la muchedumbre está ahí. 
   Los chicos adolescentes se ponen los mismos pantalones cortos holgados y se dejan el mismo asomo de barba por miedo a que se los excluya del rebaño. Las adolescentes adoptan los mismos estilos de vestimenta y se vuelven locas por los mismos grupos musicales. Este año toca We R Your Bruthas; no hace mucho eran 'Round Here y One Direction. Tiempo atrás eran New Kids on the Block. Las modas se propagan entre los adolescentes como el sarampión, y de vez en cuando una de esas modas es el suicidio. En el sur de Gales, decenas de adolescentes se ahorcaron entre 2007 y 2009, y los mensajes al respecto en las redes sociales avivaron la fiebre. Incluso las despedidas que dejaban estaban acuñadas con la jerga de las redes: «Yo tb» y «Hsta mñna».” (pp. 293-294) 

“Ahora entiende por qué califican de «furtivo» al cáncer de páncreas y por qué es casi siempre mortal. Permanece al acecho, reuniendo sus tropas y enviando emisarios secretos a los pulmones, los ganglios linfáticos, los huesos y el cerebro. De repente inicia una guerra relámpago, sin entender, en su estúpida voracidad, que la victoria solo puede provocar su propia muerte. 
   Hodges piensa: Solo que quizá sea eso lo que pretende. Quizá se odia a sí mismo, quizá ha nacido con el deseo de asesinar no al huésped, sino a sí mismo. Lo que convierte al cáncer en el verdadero príncipe del suicidio.” (pp. 340-341)

sábado, 7 de julio de 2018

David Foenkinos 
LA BIBLIOTECA DE LOS LIBROS RECHAZADOS 
Barcelona, 2017, Penguin Ranom House. 


“¿Cuánto llevaba sin atender a la conversación? Nadie habría podido decirlo. El ser humano está dotado de esa capacidad única para asentir con la cabeza y hacerle creer a su interlocutor que le está atendiendo, mientras en realidad piensa en otra cosa. Por eso es por lo que hay que descartar toda esperanza de leer la verdad en la mirada de alguien.” (p. 42) 

“Los lectores siempre se encuentran a sí mismos, de una forma u otra, en un libro. Leer es un estímulo completamente egotista. Buscamos inconscientemente lo que nos dice algo. Por muy estrambóticas o improbables que sean las historias que los escritores crean, siempre habrá lectores que les dirán: «¡Increíble! ¡Ha escrito usted mi vida!».” (p. 77) 

“El matrimonio echaba la culpa de su distanciamiento a aquella vida cotidiana agotadora. Cuando los niños crezcan podremos volver a encontrarnos, pensaban. Sucedió exactamente lo contrario. Dejaron un gran vacío al irse. Algo así como un barranco afectivo en el salón. Una falla que ningún amor cansado puede colmatar. Los chicos ponían vida, traían temas de conversación, comentaban el mundo. Ahora todo eso había dejado de existir.” (p. 126) 

“¿Quién podía creer a los que dicen que escriben para sí mismos? Las palabras siempre tienen una meta, buscan la mirada ajena. Escribir para uno mismo sería como hacer el equipaje para no marcharse.” (p. 139) 

Marvin Harris 
NUESTRA ESPECIE (II) 
Madrid, 1991, Alianza Editorial. 


“Está claro que crear una nación de creyentes requiere mucha menos presión institucional que crear una nación de descreídos. Sin embargo, no quiero dar la impresión de que se puede comprender la impopularidad extrema del ateísmo en los Estados Unidos sin advertir la existencia de tales presiones. Al contrario de lo que ocurre en la Unión Soviética, en los Estados Unidos tanto los creyentes como los no creyentes son, en teoría, libres de hacer proselitismo. Pero en los Estados Unidos el ateísmo se ha asociado durante mucho tiempo con el «comunismo impío» y, por tanto, lleva el estigma de algo vinculado a los enemigos de América. En los Estados Unidos la gente que condena o ridiculiza la religión en público o hace proselitismo abierto de creencias ateas se arriesga a granjearse la desaprobación de su patrono o de sus superiores y la exclusión social, o incluso a recibir malos tratos físicos en los estados en los que predominan las creencias fundamentalistas. Al mismo tiempo, pese a las leyes que decretan la separación de la Iglesia y el Estado, el sistema tributario americano proporciona apoyo indirecto a las instituciones religiosas. Las donaciones a la Iglesia son deducibles de los impuestos, y los edificios, bienes inmuebles y rentas normales de las instituciones religiosas están exentos de impuestos. No en vano los fundamentalistas señalan el lema inscrito en el gran sello de los Estados Unidos, «En Dios confiamos», y las palabras del juramento de lealtad, «Una nación bajo Dios», para justificar que la oración en las escuelas públicas podría ser una parte de la vida norteamericana impuesta por su Constitución. 
   Si no me equivoco en cuanto al vínculo que existe entre el miedo al comunismo y el miedo al ateísmo en los Estados Unidos, el fin de la guerra fría podría dar lugar a una convergencia de la proporción de creyentes en los Estados Unidos y la Unión Soviética. Si ésta llegara a conceder la libertad de hacer proselitismo como parte de una corriente de apertura a la libertad de expresión, seguramente aumentaría el número de creyentes soviéticos. Si los americanos se libraran del temor constante a verse desposeídos de sus casas y de sus iglesias por los comunistas impíos, un mayor número de ellos se atrevería a criticar públicamente las creencias y los rituales animistas. En ambos países surgirían entonces unas pautas de creencia y descreimiento más parecidas a las de Europa occidental. Aparte de estos términos que pueden inducir a equívoco, mi bola de cristal no tiene prácticamente nada que revelarme. Lo único que puedo decir sobre la evolución a largo plazo es que el futuro de la religión no estará determinado por el valor intrínseco de creer o no creer en relación con los tipos concretos de sistema político o económico a que pueden dar lugar las sociedades en la era de la informática. Por esta razón acaso haya llegado el momento de volver a la tarea inacabada de intentar comprender si la selección de sistemas políticos y económicos realizada por nuestra especie se rige por unos procesos predecibles.” (pp. 460-461)
Cixin Liu 
EL BOSQUE OSCURO (I) 
Barcelona, 2017, Ediciones B. 


“—Rong... —intentó explicarle—, yo antes pensaba que a los personajes de una novela los controlaba su creador, que eran lo que el autor quería que fuesen y que hacían aquello que el autor quería que hicieran, como nos pasa a nosotros con Dios. 
—¡Pues te equivocabas! —gritó ella mientras se ponía de pie y empezaba a ir de aquí para allá—. Y ahora te das cuenta de hasta qué punto. Esa es la diferencia entre un mero escribidor y un literato: el summum de la creación literaria es cuando los personajes de una novela tienen vida propia en la mente de su autor. Este no puede controlarlos ni predecir cómo van a actuar; solo puede seguirlos, fascinado, para observarlos y apuntar los más nimios detalles de sus vidas, como si fuera un voyeur. Así se escribe un clásico. —¡Al final resulta que la literatura es un arte para pervertidos! 
—Lo fue en el caso de Shakespeare, de Balzac y de Tolstói, como mínimo. Fue así como esos grandes genios crearon a todos aquellos inolvidables personajes que perduran en nuestra memoria colectiva. Sus mentes solo son capaces de crear imágenes fragmentadas, fetos sin desarrollar cuya corta vida es una sucesión de espasmos crípticos, vacíos de sentido, que luego barren y atan en un saco al que le ponen una etiqueta: que si posmoderno, que si deconstruccionista, que si simbolista, que si irracional...” (pp. 98-99) 

“—De verdad cree que el individuo desempeña un papel decisivo en la historia? 
—No me parece que se trate de una cuestión susceptible de ser probada o refutada; para eso tendríamos que retroceder en el tiempo, asesinar a unas cuantas figuras prominentes y esperar a ver qué ocurre. Lo que sí tengo claro es que no podemos descartar la posibilidad de que los cauces que trazaron las grandes figuras hayan determinado el curso de la historia. 
—Pero aún existe otra posibilidad: que esas grandes figuras de las que usted habla no fueran más que meros nadadores arrastrados por el torrente de la historia, que sus nombres pasarán a la posteridad porque en su día sentaron algún tipo de precedente digno de admiración y reconocimiento, sin haber afectado realmente su curso...” (pp. 112-113) 

“Abriéndose paso a través del temporal, Tyler recordó una frase de una nota de suicidio que había visto en la exposición, escrita por un piloto kamikaze para su madre: «Madre, voy a convertirme en luciérnaga.»” (p. 172)
Marvin Harris 
NUESTRA ESPECIE (I) 
Madrid, 2011, Alianza Editorial. 


“El descubrimiento de que un buen número de estudiantes universitarios son incapaces de reconocer los contornos de su propio país en un mapa mudo o de determinar de qué lado lucharon los rusos en la Primera Guerra Mundial ha suscitado acalorados debates en torno al problema de los conocimientos que cualquier persona debe poseer para ser considerada culta. Un remedio muy en boga consiste en elaborar listas definitivas de nombres, lugares, acontecimientos y obras literarias capaces, se garantiza, de sacar al inculto de su impenetrable ignorancia. Como antropólogo me preocupa tanto la promulgación de tales listas como el vacío que pretenden colmar. Redactadas fundamentalmente por historiadores y celebridades literarias, se centran en acontecimientos y logros de la civilización occidental. Además, guardan silencio sobre las grandes transformaciones biológicas que llevaron a la aparición de nuestros antepasados sobre la faz de la Tierra y dotaron a nuestra especie de una singular capacidad para las adaptaciones de base cultural. Y también guardan silencio sobre los principios evolutivos que configuraron la vida social de nuestra especie a partir del momento en que nuestros antepasados iniciaron el «despegue cultural». De hecho, por tratarse de listas son intrínsecamente incapaces de enseñar nada acerca de los procesos biológicos y culturales que condicionan nuestras vidas y enmarcan nuestro destino. O para expresarme de una forma más positiva, considero, como antropólogo, que la misión mínima de toda reforma educativa moderna consiste en impartir una perspectiva comparativa, mundial y evolutiva sobre la identidad de nuestra especie y sobre lo que podemos y no podemos esperar que nuestras culturas hagan por nosotros.” (pp. 12-13) 

“Vivimos y actuamos en contextos locales y particulares y no tenemos más elección que empezar a conocer el mundo desde dentro hacia fuera. Pero un exceso de particularismo, no poder ver el mundo desde fuera hacia dentro, constituye una forma de ignorancia que puede ser tan peligrosa como no saber las fronteras de los Estados Unidos. ¿Tiene sentido conocer la historia de unos pocos Estados, pero no saber nada de los orígenes de todos los Estados? ¿Debemos estudiar las guerras de unos cuantos países, pero no saber nada de la guerra en todos los países?” (p. 13) 

“Antiguamente, el aire era tan onmipresente y abundante que, a decir de los economistas, constituía un «bien gratuito». Con ello, ocultaban el hecho de que las industrias petroquímicas, las fábricas de automóviles y las empresas de servicios públicos estaban utilizando la atmósfera como alcantarilla, sin pagar y sin tener en cuenta los efectos que el aire impuro tendría sobre las personas que tuviesen que aspirar de él su aliento vital. De hecho, el aire dejó de ser gratuito en el momento mismo en que nuestros antepasados empezaron a producir humo como resultado de sus hogueras de cocina y calefacción. Para deshacerse del humo, tuvieron que pagar el precio de practicar agujeros en el techo y construir chimeneas y ventanas. Con la industrialización, los costes añadidos de respirar fueron reducidos al principio, comparados con los beneficios que reportaban las nuevas tecnologías basadas en los combustibles sólidos. Pero el cielo demostró pronto una capacidad limitada para absorber los productos tóxicos de origen químico y el smog se ha convertido ahora en un factor importante de la evolución cultural. Para evitarlo, pagamos con catalizadores, depuradoras de chimenea, filtros y acondicionadores del aire. Y, para alejarnos de él, pagamos construyendo casas carísimas, precariamente encaramadas en las laderas resbaladizas de los montes, o recorriendo doscientos cincuenta km diarios en nuestros viajes de ida y vuelta desde urbanizaciones relativamente libres de contaminación.” (pp. 135-136) 

“Pero, dada la probada capacidad de destruir y contaminar el cielo de ciudades pequeñas, como Denver y Salt Lake City, o grandes, como Ciudad de México y Nueva York, no se debería dar por supuesto que tener acceso al aire será un derecho de nacimiento protegido para las futuras generaciones. ¿Llegará el día en que empresas gigantes amenacen con cortar el suministro de aire a los clientes por no pagar a tiempo el recibo? Cosas más extrañas han ocurrido en el transcurso de la evolución cultural.” (p. 137)

Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (IV) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Creo, sin embargo, que a todo aquel para quien un racionalismo estrecho ha perdido todo atractivo, y para quien tampoco resulta suficientemente poderoso el encanto de una actitud mística, que considera sencillamente ilusoria la oprimente multiplicidad del mundo exterior, no le queda más remedio que exponerse a la intensa acción de los opuestos y sufrir los conflictos consiguientes. Precisamente obrando así, puede el sujeto encontrar más o menos conscientemente un camino interior de salvación. Lentamente surgen entonces imágenes, fantasías o Ideas internas que compensan la situación exterior y revelan como posible la aproximación entre los polos de la antítesis. Consciente del desarrollo de todos los intentos inmaduros que en pos de la unidad se han hecho a lo largo de la historia del pensamiento humano, no me atrevo a hacer predicciones sobre el futuro. Pero, contrariamente a una estricta división de la actividad del espíritu humano en compartimentos separados —división que prevalece desde el siglo pasado— considero que el anhelo de superación de los opuestos, extensivo al logro de una síntesis que abarque a un tiempo a la comprensión racional y a la experiencia mística de la unidad, constituye el mito, confesado o no, de nuestro tiempo y de la época actual.” (pp. 227-228) 
[La cita pertenece a textos de Wolfgang Pauli ] 

“Todos compartimos esa extraña decepción de poder comprender tan fácilmente la naturaleza general de un pedazo de materia, y que siga siendo insondable para nosotros la naturaleza del espíritu humano. Pero veamos cómo adquirimos esta supuesta familiaridad con el pedazo de materia. Algún influjo que emana de él juega de algún modo con algunas de mis terminaciones nerviosas, iniciando así una serie de cambios físico-químicos, que se propagan a lo largo de los nervios hasta alcanzar algunas de las células del cerebro; ahí sucede un misterio, que hace que surja en la mente una imagen o una sensación que no puede jactarse de parecerse en nada al estímulo que dio origen a la excitación. Todo cuanto conocemos del mundo material tiene que haber sido inferido de un modo u otro de esos estímulos transmitidos por los nervios al cerebro. Constituye una hazaña asombrosa de desciframiento el hecho de haber podido deducir un esquema ordenado de conocimientos naturales a partir de un proceso tan indirecto de comunicación.” (p. 256) 

“Al comparar el grado de certidumbre que podemos tener de las cosas espirituales y de las cosas materiales, no olvidemos esto: la mente es el primer y más directo dato con que contamos en nuestra experiencia; todo lo demás son inferencias remotas.” (p. 257) 
[Las citas pertenecen a textos de Arthur Stanley Eddington.]
Cixin Liu 
EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS 
Barcelona, 2016, Ediciones B. 


“A través de la ropa húmeda, el crudo invierno mongol la apresó con la intensidad de un puño gigante. Al principio oyó cómo le castañeteaban los dientes, pero más tarde aquel sonido se alejó. El frío que calaba sus huesos tiñó de blanco el mundo ante sus ojos, y Ye Wenjie sintió que el universo entero era un enorme bloque de hielo con ella dentro como único signo de vida. Era como aquella niña del cuento, a punto de morir congelada y sin una sola cerilla; solo con su imaginación.” (p. 41) 

“De vez en cuando, al terminar el turno de noche, contemplaba el cielo estrellado y me parecía ver un desierto luminoso. Entonces me sentía tan desamparada como una pobre niña a la que hubieran abandonado en mitad del desierto y pensaba en lo que hemos dicho antes: que la vida en la Tierra no es más que una casualidad entre casualidades, que el universo es un palacio vacío y la humanidad la única, minúscula hormiga que lo habita. Durante toda mi madurez, estas ideas me provocaron sentimientos contradictorios: tan pronto pensaba que la vida era un bien preciado y todo me parecía importante, como me decía que la humanidad era insignificante y nada valía la pena. Esa contradicción me acompañó un día tras otro, hasta que de repente me hice vieja.” (p. 181) 

“En una ocasión, Ye estaba haciendo el turno de noche. Momentos como ese eran los de mayor soledad. En el profundo silencio de la medianoche, el universo se revelaba a quien estuviera escuchando como una vasta desolación. Lo más tedioso para ella era ver las ondas que serpenteaban lentamente a lo largo del visor, una manifestación visual del ruido vacío de significado que el puesto de escucha recogía del espacio. Sentía que esa onda interminable era una visualización abstracta del universo: un extremo conectado con el interminable pasado y el otro con el interminable futuro; en medio, nada más que subidas y bajadas aleatorias fruto del puro azar -sin vida, sin seguir un patrón, los picos y los valles a diferentes alturas como granos de arena desiguales, toda la curva como un desierto unidimensional hecho de todos los granos de arena alineados (solitario, desolado, tan largo que resultaba intolerable). Uno podía seguirlo y avanzar o retroceder tanto como quisiera, pero nunca encontraría el final.” (pp. 282-283) 

“Lo más sorprendente del Movimiento Terrícola-trisolariano era la cantidad de personas que habían dejado de albergar la más mínima esperanza en la civilización humana; odiaban a su propia raza hasta el extremo de estar dispuestas a traicionarla, y, además, aspiraban a su completo exterminio, lo cual las incluía tanto a ellas mismas como a sus descendientes. 
   Solía decirse que era una organización de espíritus nobles. La mayoría de sus miembros provenían de familias de tradición intelectual, aunque también de las esferas política o financiera. Se había intentado reclutar a las clases más populares, pero, ante el fracaso, la Organización concluyó que la gente común carecía de la cultura y los conocimientos necesarios para desenmascarar la cara oscura de la humanidad. Asimismo (y esto era de vital importancia), al no estar sus ideas suficientemente influidas por la ciencia y la filosofía modernas, se sentían tan instintiva y poderosamente identificados con su especie que, para ellos era impensable traicionar a la raza humana en su conjunto. Las élites intelectuales, en cambio, eran distintas, y muchos de sus integrantes habían empezado a concebir el mundo desde una perspectiva alejada del hombre. La humanidad había terminado alumbrando una fuerza que, aun habiendo nacido en su mismo seno, abanderaba la desafección hacia sí misma.” (p. 329)
Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (III) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“En mi opinión, las leyes a las que obedece la naturaleza sugieren menos aquellas a las que obedece el movimiento de una máquina, que aquellas a las que se ajusta un músico al componer una fuga, o un poeta al componer un soneto. Los movimientos de los átomos y de los electrones se parecen más a los de los bailarines en un cotillón, que a los de las diversas partes de una locomotora. Y si «la verdadera esencia de las sustancias» no puede llegar a ser conocida jamás, entonces no importa si el baile del cotillón tiene lugar en la vida real, o en la pantalla del cine, o en un cuento de Boccaccio. Si todo es así, entonces la mejor forma de describir el universo, aunque todavía muy imperfecta e inadecuada, consiste en considerarlo con un pensamiento puro, como el pensamiento de quien, a falta de otro concepto más abarcativo, podríamos describir como un pensador matemático.” (p. 187) 

“En resumen, las fórmulas matemáticas son incapaces de decirnos lo que las cosas son, sino solamente cómo se comportan; su forma de especificar un objeto es únicamente describir sus propiedades. Y no es posible que éstas coincidan in toto con las propiedades de ninguno de los objetos macroscópicos de nuestra vida cotidiana.” (p. 195) 
[Las citas pertenecen a textos de James Jeans.] 

“Pero la humanidad tiene necesidad de orientaciones fundamentales en su existencia cotidiana, y esa necesidad es mucho más acuciante que el ansia de conocimiento científico. A menudo, un simple hecho tiene muchos más significados para un ser humano que toda la sabiduría del mundo junta. Y por ello debe de haber otra fuente de orientación distinta de la mera dotación intelectual. La ley de causalidad es el principio orientador de la ciencia, pero el Imperativo Categórico —es decir, el dictado del deber— es el principio orientador de la vida.” (pp. 209-210) 

“Quien está manejando un montón de resultados obtenidos de un proceso experimental debe representarse imaginativamente la ley que anda persiguiendo. Luego debe encarnarla en unas hipótesis imaginarias. La facultad de razonar por sí sola no le va a ayudar a dar un solo paso adelante, pues de un caos de elementos no puede surgir orden alguno, a menos que intervenga la cualidad creadora de la mente, que es capaz de construir el orden por un proceso sistemático de eliminación y selección. Una y otra vez, el plan imaginativo sobre el que se intenta construir ese orden se viene abajo, y entonces tenemos que intentar otro plan. Esa capacidad de visión imaginativa y de fe en el éxito final son indispensables. El puro racionalismo no tiene sitio aquí.” (pp. 211-212) 
[Las citas pertenecen a textos de Max Planck.]

viernes, 6 de julio de 2018

Petros Márkaris 
LIQUIDACIÓN FINAL 
Barcelona, 2012, Tusquets. 


“—Déjeme que se lo explique —responde él con calma—. Aquí donde me ve usted, he construido media región del Ática, desde la avenida Maratón hacia abajo. Me acusan de haberlo hecho ilegalmente, en terrenos quemados, en zonas boscosas no urbanizables, en tierras municipales. No lo negaré, pero también he dado trabajo a mucha gente, he adquirido toneladas de maquinaria y material, los que compraban las casas construidas por mí pedían préstamos hipotecarios, y los bancos hacían negocio. Es lo que llaman «desarrollo económico», amigo mío. En todos estos años, el Estado no ha venido a decirme: «Eh, tú que estás construyendo en los bosques, en terrenos reforestables y en mis tierras, ven aquí, todo esto es ilegal, y te lo voy a quitar todo y lo voy a derribar», ¿verdad que no? ¿Y por qué no dijeron nada? 
   Porque, hasta hace poco, el propio Estado lo consideraba desarrollo y miraba para otro lado. Ahora usted podría decirme que este desarrollo es una farsa. De acuerdo. Pero, cuando el propio Estado es una farsa, ¿qué otra cosa va a ser el desarrollo?” (pp. 151-152)
Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (II) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Hablando sin metáforas, tenemos que confesar que nos vemos aquí enfrentados a una de esas típicas antinomias que provienen del hecho de no haber conseguido aún plasmar una perspectiva lo suficientemente comprensible sobre el mundo, que incluya a la propia mente, creadora de la imagen del mundo: de manera que la mente no encuentra sitio en ella. Y el intento de introducirla a la fuerza genera necesariamente, después de todo, algunos absurdos. 
(...) 
Ese absoluto silencio de todas nuestras investigaciones científicas, en torno a las cuestiones relativas al significado y finalidad globales de todo cuanto sucede, resulta de lo más doloroso. Cuanto más atentamente lo contemplamos, más absurdo y sin sentido nos parece. Evidentemente, todo ese espectáculo sólo adquiere un sentido en relación con una mente capaz de contemplarlo. Pero todo lo que la ciencia nos dice de esta relación es manifiestamente absurdo: como si la mente hubiera sido sólo un producto de ese mismo espectáculo que estamos contemplando, y estuviera condenada a desaparecer con él cuando el sol acabe finalmente por enfriarse y la tierra se haya convertido en un desierto de nieve y hielo. ” (pp. 139-140) 

“Los intelectuales de nuestros días no estamos acostumbrados a admitir una analogía fundada en imágenes como argumento a favor de una intuición filosófica; necesitamos fundarnos en deducciones lógicas. Pero, en contra de esto, tal vez le resulte posible al pensamiento lógico descubrir al menos esto: que intentar captar o comprender el fundamento de los fenómenos a través del pensamiento lógico probablemente resulta imposible, ya que el propio pensamiento lógico de por sí forma parte de los fenómenos y está absolutamente implicado en ellos; podemos preguntarnos si, en este caso, seguimos estando obligados a no tratar de formarnos una imagen alegórica de la situación, a causa de la imposibilidad de probar la exactitud de su correspondencia con la realidad.” (pp. 147-148) 
[Las citas pertenecen a textos de Erwing Schrödinger.]
Manuel Chaves Nogales 
A SANGRE Y FUEGO (III) 
Barcelona, 2013, Libros del Asteroide. 


“Era Paco Citroen un curioso producto de Celtiberia, que cifraba todo su orgullo en ser más cerril e incomprensivo de lo que en realidad era. Su gran devoción era el casticismo. Estaba con los fascistas porque eran unos tíos castizos, y su grito de guerra era: «¡Los extranjeros son muy brutos! ¡Viva España!». Un curioso complejo de inferioridad nacional le hacía reaccionar salvajemente contra todo lo que no fuese típicamente español con una delirante xenofobia que le llevaba cuando estaba un poco borracho a dar gritos incongruentes de: «¡Viva el cocido y muera el Foreign Office!». «¡Muera la gimnasia sueca y vivan los toros!». «¡Abajo los cuartos de baño y las piscinas!». «¡Viva el olor a sobaco!». «¡Me gustan gordas y abajo el masaje!». 
—Este Paco Citroen es un bárbaro. ¡Pero muy buen patriota! —comentaban oyéndole unos intelectuales escapados de Madrid, profesores y periodistas que se habían puesto al servicio del fascismo y se reunían tímidamente junto a los jefes de la Falange.” (pp. 206-207) 



Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (I) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Partamos de la pregunta «¿qué significa ser un experto?». Para mucha gente, un experto es alguien que sabe mucho acerca de su tema específico. Pero a esto yo objetaría que nadie puede saber mucho acerca de ningún tema. Yo preferiría decididamente dar la siguiente definición: un experto es alguien que conoce cuáles son los peores errores que pueden cometerse en el tema de su especialidad, y que sabe cómo evitarlos.” (p. 62) 

“La tensión entre la exigencia de una completa claridad, por una parte, y la inevitable insuficiencia de los conceptos existentes se ha puesto de manifiesto de un modo muy especial en la ciencia moderna. En física atómica hacemos uso de un lenguaje matemático altamente evolucionado, que satisface todas las exigencias posibles de claridad y precisión. Al mismo tiempo, reconocemos que somos incapaces de describir los fenómenos atómicos en ningún lenguaje ordinario excluyendo toda ambigüedad; no podemos, por ejemplo, hablar sin ambigüedad del comportamiento de un electrón en el interior de un átomo. Sería, sin embargo, prematuro afirmar que lo conveniente es evitar la dificultad limitándonos a emplear el lenguaje matemático. Esto no constituye una auténtica solución, pues desconocemos hasta qué punto el lenguaje matemático es aplicable a los fenómenos. En último término, incluso la ciencia necesita apoyarse en el lenguaje ordinario, pues es el único lenguaje que nos permite estar seguros de haber captado realmente los fenómenos.” (p. 89) 

“He querido resaltar este aspecto de las ciencias exactas porque en él resulta más patente su afinidad con las bellas artes, y porque desde él se puede contradecir más fácilmente esa falsa concepción de que la ciencia natural y la tecnología sólo tienen que ver con la observación precisa y racional y con el pensamiento discursivo. Cierto que el pensamiento racional y las mediciones cuidadosas forman parte del trabajo del científico, de igual forma que el martillo y el cincel son indispensables en la tarea del escultor. Pero en uno y otro caso no se trata más que de instrumentos, no pertenecen al contenido de la obra.” (p. 109) 
[Las citas pertenecen a textos de Werner Heisenberg.]