viernes, 6 de julio de 2018

Petros Márkaris 
LIQUIDACIÓN FINAL 
Barcelona, 2012, Tusquets. 


“—Déjeme que se lo explique —responde él con calma—. Aquí donde me ve usted, he construido media región del Ática, desde la avenida Maratón hacia abajo. Me acusan de haberlo hecho ilegalmente, en terrenos quemados, en zonas boscosas no urbanizables, en tierras municipales. No lo negaré, pero también he dado trabajo a mucha gente, he adquirido toneladas de maquinaria y material, los que compraban las casas construidas por mí pedían préstamos hipotecarios, y los bancos hacían negocio. Es lo que llaman «desarrollo económico», amigo mío. En todos estos años, el Estado no ha venido a decirme: «Eh, tú que estás construyendo en los bosques, en terrenos reforestables y en mis tierras, ven aquí, todo esto es ilegal, y te lo voy a quitar todo y lo voy a derribar», ¿verdad que no? ¿Y por qué no dijeron nada? 
   Porque, hasta hace poco, el propio Estado lo consideraba desarrollo y miraba para otro lado. Ahora usted podría decirme que este desarrollo es una farsa. De acuerdo. Pero, cuando el propio Estado es una farsa, ¿qué otra cosa va a ser el desarrollo?” (pp. 151-152)