viernes, 6 de julio de 2018

Ken Wilber (ed.) 
CUESTIONES CUÁNTICAS: escritos místicos de los físicos más famosos 
del mundo (I) 
Barcelona, 2007, Kairós. 


“Partamos de la pregunta «¿qué significa ser un experto?». Para mucha gente, un experto es alguien que sabe mucho acerca de su tema específico. Pero a esto yo objetaría que nadie puede saber mucho acerca de ningún tema. Yo preferiría decididamente dar la siguiente definición: un experto es alguien que conoce cuáles son los peores errores que pueden cometerse en el tema de su especialidad, y que sabe cómo evitarlos.” (p. 62) 

“La tensión entre la exigencia de una completa claridad, por una parte, y la inevitable insuficiencia de los conceptos existentes se ha puesto de manifiesto de un modo muy especial en la ciencia moderna. En física atómica hacemos uso de un lenguaje matemático altamente evolucionado, que satisface todas las exigencias posibles de claridad y precisión. Al mismo tiempo, reconocemos que somos incapaces de describir los fenómenos atómicos en ningún lenguaje ordinario excluyendo toda ambigüedad; no podemos, por ejemplo, hablar sin ambigüedad del comportamiento de un electrón en el interior de un átomo. Sería, sin embargo, prematuro afirmar que lo conveniente es evitar la dificultad limitándonos a emplear el lenguaje matemático. Esto no constituye una auténtica solución, pues desconocemos hasta qué punto el lenguaje matemático es aplicable a los fenómenos. En último término, incluso la ciencia necesita apoyarse en el lenguaje ordinario, pues es el único lenguaje que nos permite estar seguros de haber captado realmente los fenómenos.” (p. 89) 

“He querido resaltar este aspecto de las ciencias exactas porque en él resulta más patente su afinidad con las bellas artes, y porque desde él se puede contradecir más fácilmente esa falsa concepción de que la ciencia natural y la tecnología sólo tienen que ver con la observación precisa y racional y con el pensamiento discursivo. Cierto que el pensamiento racional y las mediciones cuidadosas forman parte del trabajo del científico, de igual forma que el martillo y el cincel son indispensables en la tarea del escultor. Pero en uno y otro caso no se trata más que de instrumentos, no pertenecen al contenido de la obra.” (p. 109) 
[Las citas pertenecen a textos de Werner Heisenberg.]