Joyce Carol Oates
RIESGOS DE LOS VIAJES EN EL TIEMPO
Barcelona, 2019, Alfaguara.
“Qué extraño estar escribiendo. Se necesitaba una habilidad llamada coordinación mano-ojo, destreza que prácticamente había desaparecido cuando yo nací, aunque mamá y papá habían insistido en enseñarnos a Roddy y a mí cómo escribir. Y también era extraño leer libros con «páginas» de papel que se pasaban con los dedos y que, si querías, podías arrancar; pero no requerían «electricidad» para su mantenimiento, ni tampoco un medio electrónico.
Lo más extraño era la biblioteca de la universidad: un enorme edificio de piedra con numerosos pisos, algunos incluso bajo tierra, llenos de sucesivas hileras de «estanterías» que contenían «libros» que se podían tocar y abrir con las manos. Y las salas de lectura, de techos altos, con miles de luces y suelos encerados..., ¡y con alumnos!” (p. 87)
[Las cursivas pertenecen al texto.]