miércoles, 25 de diciembre de 2013

H. G. Wells
LA GUERRA DE LOS MUNDOS
Madrid, 1979, Zero.
 



“No hubiera creído nadie que las cosas humanas fueran observadas en los últimos años del siglo XIX aguda y atentamente por inteligencias superiores a la del hombre y mortales como la de éste; que los hombres fuesen examinados y estudiados casi de tan cerca como pueden serlo en el microscopio las transitorias criaturas que pululan y se multiplican en una gota de agua. Con infinita suficiencia iban y venían los hombres por el mundo, ocupándose en sus asuntillos, serenos en la seguridad de su imperio sobre la materia. ¡Es posible que bajo el microscopio obren de igual manera los infusorios! Nadie imaginó que de los más antiguos mundos del espacio pudiera sobrevenir un peligro para la existencia humana, ni se pensaba en esos mundos más que para desechar como imposible o probable la idea de que hubiese en ellos vida." (p. 21)

“Desde aquí les veo, ¡sí! los veo… -exclamó con tono de satisfacción sombría-. En ellos irá a refugiarse el sentimiento y la religiosidad; pero hay mil cosas que había visto yo toda la vida y que ahora empiezo a comprender. Hay gentes gordas y estúpidas que tomarán las cosas como vengan, y muchas otras a quienes les torturará la idea de que va mal el mundo y es preciso hacer algo. Pero cuando las cosas se ponen de tal modo que empieza a creer la gente que es preciso hacer algo, los espíritus débiles y los que se debilitan a fuerza de pensar demasiado acaban por formar una especie de religión de no hacer nada, muy piadosa y superior, y se someten a las persecuciones y a la voluntad de Dios. Ya lo habrá usted notado. Es la energía vuelta al revés por una ráfaga de miedo.” (p. 165)



Voltaire
CARTAS FILOSÓFICAS
Madrid, 1976, Editora Nacional.



“Me guardé muy mucho de contestarle; no hay nada que ganar con un entusiasta: no hay que empeñarse en decirle a un hombre los defectos de su amante, ni a un querellante la debilidad de su causa ni razones a un iluminado” (p. 38) 

“La verdad es que no hay familia, ni ciudad, ni nación que no intente hacer retroceder su origen; además, los primeros historiadores son los más negligentes en marcar las fechas; los libros eran mil veces menos comunes que hoy; por consiguiente, estando menos expuestos a la crítica, se engañaba al mundo más impunemente; y, puesto que evidentemente se han supuesto hechos, es bastante probable que también se hayan supuesto fechas.” (p. 41) 

“pero las persecuciones no sirven casi nunca más que para hacer prosélitos” (p. 47)
Herman Melville
MOBY DICK
Barcelona, 1982, Bruguera.


 

“A menudo, uno oye hablar de escritores que se elevan y se hinchan con su tema, aunque éste parezca sólo ordinario. ¡Cómo, entonces, me pasará a mí, escribiendo sobre este Leviatán! Inconscientemente, mi caligrafía se expansiona en mayúsculas de cartel. ¡Dadme una pluma de cóndor! ¡Dadme el cráter del Vesubio como tintero! ¡Amigos, sostenedme los brazos! Pues en el simple acto de escribir mis pensamientos sobre este Leviatán, me fatigan y me hacen desmayar con su desbordado alcance de movimiento, como para abarcar todo el círculo de las ciencias, y toda la generación de las ballenas, y los hombres, y los mastodontes, pasados, presentes y futuros, con todos los panoramas giratorios de imperios en la tierra, y a través del universo entero, sin excluir sus suburbios. ¡Tal, y tan magnificadora es la virtud de un tema amplio y liberal! Nos expansionamos hasta su tamaño. Para producir un libro poderoso, hay que elegir un tema poderoso. No se puede jamás escribir un volumen grande y duradero sobre la pulga, aunque haya muchos que lo han intentado.” (p. 512)
Javier Marías
LOS ENAMORAMIENTOS
Madrid, 2011, Alfaguara.

 

“la gente no quiere saber por qué pasó nada, sólo qué pasó y que el mundo está lleno de imprudencias, peligros y mala suerte que a nosotros nos rozan y en cambio alcanzan y matan a nuestros semejantes descuidados, o quizá no elegidos. Se convive sin problemas con mil misterios irresolutos que nos ocupan diez minutos por la mañana y a continuación se olvidan sin dejarnos escozor ni rastro. Precisamos no ahondar en nada ni quedarnos largo rato en ningún hecho o historia, que se nos desvíe la atención de una cosa a otra y que se nos renueven las desgracias ajenas, como si después de cada una pensáramos: ‘Ya, qué espanto. Y qué más. ¿De qué otros horrores nos hemos librado? Necesitamos sentirnos supervivientes e inmortales a diario, por contraste, así que cuéntenos atrocidades distintas, porque las de ayer ya las hemos gastado’.” (pp. 50-51)

“Es otro de los inconvenientes de padecer una desgracia: al que la sufre los efectos le duran mucho más de lo que dura la paciencia de quienes se muestran dispuestos a escucharlo y acompañarlo, la incondicionalidad nunca es muy larga si se tiñe de monotonía. Y así, tarde o temprano, la persona triste se queda sola cuando aún no ha terminado su duelo o ya no se le consiente hablar más de lo que todavía es su único mundo, porque ese mundo de congoja resulta insoportable y ahuyenta. Se da cuenta de que para los demás cualquier desdicha tiene fecha de caducidad social, de que nadie está hecho para la contemplación de la pena, de que ese espectáculo es tolerable tan sólo durante una breve temporada, mientras en él hay aún conmoción y desgarro y cierta posibilidad de protagonismo para los que miran y asisten, que se sienten imprescindibles, salvadores, útiles. Pero al comprobar que nada cambia y que la persona afectada no avanza ni emerge, se sienten rebajados y superfluos, lo toman casi como una ofensa y se apartan. ‘¿Cómo es que no sale del pozo teniéndome a mí a su lado? ¿Por qué se empeña en su dolor si, si ya ha pasado algún tiempo y yo le he dado distracción y consuelo? Si no puede levantar la cabeza, que se hunda o que desaparezca’. Y entonces el abatido hace esto último, se retrae, se ausenta, se esconde.” (pp. 85-86)

domingo, 15 de diciembre de 2013


Antonio Damasio
Y EL CEREBRO CREÓ AL HOMBRE
Barcelona, 2010, Destino.


 
"Sin conciencia, es decir sin una mente dotada de subjetividad, no tendríamos modo de conocer que existimos, ni mucho menos sabríamos quiénes somos y qué pensamos. Si la subjetividad no se hubiera originado, de manera muy modesta al principio, en criaturas vivas mucho más sencillas que los seres humanos, la memoria y el razonamiento probablemente no se habrían desarrollado de la manera prodigiosa en que lo hicieron, ni se hubiera allanado el camino evolutivo hacia el lenguaje y la versión compleja de la conciencia que hoy poseemos los seres humanos. Sin la subjetividad, la creatividad no habría florecido y no tendríamos canciones ni pintura ni literatura. El amor nunca sería amor, sólo sexo. La amistad habría quedado en mera conveniencia cooperativa. El dolor nunca se habría convertido en sufrimiento, no se hubiera considerado algo malo, sino sólo una dudosa ventaja dado que el placer tampoco se hubiera convertido en dicha o gozo. Si la subjetividad no hubiera hecho su radical aparición, no existiría el conocimiento ni tampoco nadie que se fijara en las cosas y dejara constancia de ellas; es decir, no habría cultura ni historia de lo que las criaturas hicieron a lo largo de las épocas." (pp. 20-21)

“Cada día aumenta el número de pruebas que indican que a lo largo de múltiples generaciones los avances culturales ocasionan cambios en el genoma.” (p. 55)

“El miedo puede ser sólo una falsa alarma inducida por una cultura retorcida. En estos casos, en lugar de salvarle a uno la vida, el miedo es un factor de estrés, y el estrés que se prolonga en el tiempo, destruye la vida, tanto mental como física. La agitación trae consecuencias negativas.” (p. 182)

“La ínsula sirve como punto para la activación de una emoción de gran importancia: el asco, una de las más antiguas emociones del repertorio. El asco empezó siendo un medio automático de rechazar alimentos potencialmente tóxicos y evitar que entraran en el cuerpo. Los seres humanos sienten asco no sólo de alimentos en mal estado y del hedor o la fetidez que desprenden, sino que pueden sentirlo de una variedad de situaciones en las que la pureza de los objetos o del comportamiento se halla afectada y existe «contaminación». Y lo que es asimismo muy importante, en los seres humanos la perfección de acciones moralmente reprensibles provoca también asco. En consecuencia muchas de las acciones incluidas en el programa humano del asco, entre ellas las características expresiones faciales, han sido cooptadas por una emoción social como es el desprecio, que a menudo es una metáfora del asco en sentido moral.” (p. 186)
[La ínsula es una estructura interna del cerebro.]

“Siempre que ingerimos moléculas que tienen la capacidad de modificar la transmisión de señales corporales o de alterar el mapa que conforman, aprovechamos ese mecanismo. El alcohol lo hace, y también los analgésicos y los anestésicos, así como un sinfín de drogas y estupefacientes. Resulta a todas luces evidente que, aparte de por curiosidad, los seres humanos se han apoyado en este tipo de moléculas debido a su deseo de generar sensaciones de bienestar, sensaciones en las que se borran las señales de dolor y se inducen señales de placer.” (pp. 192-193)


Raymond Carver
PRINCIPIANTES
Barcelona, 2010, Anagrama.


 

“Recuerdo que años antes -antes de que me pasara bebiendo todo el día- leí un extraordinario pasaje de una novela de un italiano llamado Italo Svevo. El padre del narrador estaba muriéndose. La familia se había reunido alrededor de su lecho, y lloraba y aguardaba a que el anciano expirase, pero el moribundo abrió los ojos para mirar por última vez a todos y cada uno de los miembros de su familia. Cuando sus ojos se detuvieron en el narrador, se agitó súbitamente y algo se instaló en sus ojos; con un último acopio de fuerza se incorporó, se echó hacia adelante en la cama y soltó una bofetada a su hijo con toda su alma. Luego se dejó caer hacia atrás en el lecho, y exhaló el último suspiro. En aquella época imaginé a menudo la escena de mi propia muerte, y me veía haciendo lo mismo, con la única diferencia de que esperaba tener la fuerza suficiente para abofetear no a uno sino a mis dos hijos, y para que mis últimas palabras dedicadas a ellos fueran aquellas que sólo un hombre agonizante tendría el valor de pronunciar.” (pp. 30-31)








Tito Livio
AB URBE CONDITA (Libro XII)
Madrid, 1985, Gredos.



“en Sicilia, a unos soldados se les habían inflamado los dardos; igualmente, en Cerdeña, a un jinete que hacía la ronda de noche en la muralla, la fusta que tenía en la mano; en el litoral habíase visto un centelleo repetido; dos escudos habían sudado sangre, varios soldados habían sido alcanzados por el rayo, y el disco del sol parecía encogerse. En Preneste, habían caído aerolitos; en Arpos habían visto rodelas en el cielo y una lucha del sol con la luna; en Capena, dos lunas durante el día. De Ceres contábase que las aguas manaban ensangrentadas, y la misma fuente de Hércules brotaba inficionada de manchas sangrientas. En Ancio, unos segadores se habían encontrado con espigas sanguinolentas en la canasta. En Falerios, el cielo se había rasgado como en una colosal hendidura, y por ella había brillado un relámpago imponente; las tabillas de adivinación se habían encogido y caído por sí sola una de ellas con la siguiente inscripción: «Marte blande su lanza». Aquellos mismos días, en Roma habían aparecido cubiertas de sudor la imagen de Marte de la Vía Apia y las estatuas de los lobos, y en Capua fuego en el cielo y la luna cayendo entre la lluvia. Luego se dio también crédito a otros prodigios menos importantes: cabras con el pelo trocado en lana, cambios de sexo en gallos y gallinas. Relatados todos estos sucesos según las noticias sabidas, y presentados los testigos en la curia, el cónsul pidió a los senadores su parecer acerca de la necesidad de expiaciones y su determinación. Acordóse expiar aquellos portentos, parte con víctimas mayores, parte con menores y celebrar rogativas durante tres días en todos los templos” (pp. 8-12)
[El texto se refiere a los augurios sobre el ataque de Aníbal a Roma.]

“Las noticias llegadas a Roma daban por exterminado al ejército entero con sus jefes, y aniquiladas todas las fuerzas, sin mencionar siquiera a los restos de ciudadanos y aliados sobrevivientes. Jamás, estando los enemigos lejos, hubo tanto terror y tumulto dentro de las murallas de Roma. Me declararé, pues, impotente ante la dificultad y no intentaré narrar lo que mi descripción empequeñecería.” (p. 238)

jueves, 21 de noviembre de 2013

Juan Rulfo
EL LLANO EN LLAMAS
México, 1976, F.C.E.


“De los cerros altos del sur, el de Luvina es el más alto y el más pedregoso. Está plagado de esa piedra gris con la que hacen la cal, pero en Luvina no hacen cal con ella ni le sacan ningún provecho. Allí la llaman piedra cruda, y la loma que sube hacia Luvina la nombran Cuesta de la Piedra Cruda. El aire y el sol se han encargado de desmenuzarla, de modo que la tierra de por allí es blanca y brillante como si estuviera rociada siempre por el rocío del amanecer; aunque esto es un puro decir, porque en Luvina los días son tan fríos como las noches y el rocío se cuaja en el cielo antes que llegue a caer sobre la tierra.
   ...Y la tierra es empinada. Se desgaja por todos lados en barrancas hondas, de un fondo que se pierde de tan lejano. Dicen los de Luvina que de aquellas barrancas suben los sueños; pero yo lo único que vi subir fue el viento, en tremolina, como si allá abajo lo hubieran encañonado en tubos de carrizo. Un viento que no deja crecer ni a las dulcamaras: esas plantitas tristes que apenas si pueden vivir un poco untadas a la tierra, agarradas con todas sus manos al despeñadero de los montes. Sólo a veces, allí donde hay un poco de sombra, escondido entre las piedras, florece el chicalote con sus amapolas blancas. Pero el chicalote pronto se marchita. Entonces uno lo oye rasguñando el aire con sus ramas espinosas, haciendo un ruido como el de un cuchillo sobre una piedra de afilar.” (p. 92)
[El texto pertenece al relato titulado LUVINA.]

“EN CORAZÓN DE MARÍA vivían, no hace mucho tiempo, un padre y un hijo conocidos como los Eremites; si acaso porque los dos se llamaban Euremios. Uno, Euremio Cedillo; otro, Euremio Cedillo también, aunque no costaba ningún trabajo distinguirlos, ya que uno le sacaba al otro una ventaja de veinticinco años bien colmados.
Lo colmado estaba en lo alto y garrudo de que lo había dotado la benevolencia de Dios Nuestro Señor al Euremio grande. En cambio al chico lo había hecho todo alrevesado, hasta se dice que de entendimiento. Y por si fuera poco el estar trabado de flaco, vivía si es que todavía vive, aplastado por el odio como una piedra; y válido es decirlo, su desventura fue la de haber nacido.” (p. 143)
[El texto pertenece al relato titulado LA HERENCIA DE MATILDE ARCÁNGEL.]


César Vallejo
POESÍAS COMPLETAS
Madrid, 2008, VISOR.


 

“—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido.
   Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas nuevas están más muertas que las viejas, porque sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida.” (p. 403)

[El texto pertenece al poema en prosa titulado –NO VIVE YA NADIE… ]
 
“Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tánto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
 
 Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «¡Tánto amor y no poder nada contra la
muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...” (p. 587)
[El texto pertenece al poema titulado MASA, -10 de noviembre de 1937-. La palabra “tánto” se consigna siempre con tilde.]

jueves, 7 de noviembre de 2013



Charles Darwin
EL ORIGEN DEL HOMBRE
Madrid, 1974, Edaf.


“No obstante, la diferencia que media entre el alma del hombre y la de los animales superiores, esta diferencia, sin embargo, consiste en grado, no en esencia. Hemos visto que los sentidos e intuiciones, las diferentes emo­ciones y facultades, como el amor, la memoria, la aten­ción, la curiosidad, la imitación, la razón, etc., que for­man el orgullo del hombre, pueden encontrarse incipientemente unas veces, otras en bastante desarrollo en los animales inferiores. También son además capaces de alcanzar por herencia ciertos mejoramientos, según es ostensible en el perro doméstico, comparado con el lobo y el chacal. Si se pudiera probar satisfactoriamente que algunas de las facultades mentales de mayor catego­ría como la formación de conceptos generales, concien­cia de los actos, etc., son absolutamente peculiares al hombre, lo cual parece en extremo dudoso, no nos parecería improbable asegurar que estas cualidades son me­ros resultados accesorios de otras facultades intelectua­les muy desarrolladas, que a su vez son resultado de la continua práctica de una lengua perfecta. (…) El lenguaje, que en algo es arte y en algo instinto, lleva en sí mismo el sello de la evolución gradual. La noble creencia en Dios no es universal, y la creencia en agentes espirituales activos fluye naturalmente de otras facultades mentales. El sentido moral es quizás la mejor y más clara demarcación entre el hombre y los animales inferiores; pero no tengo necesidad de añadir nada sobre este asunto, puesto que no ha mucho me he esforzado en demostrar que los instintos sociales, primer principio de la moral del hombre, ayudados de las facultades intelectuales activas, y los efectos del hábito, nos llevan naturalmente a la regla de oro que nos enseña «a querer para los otros lo que queremos para nosotros mismos», verdad que forma fundamento de la moral." (pp. 121-122)

"¿Quién puede decir positivamente por qué la nación española, tan poderosa en otros tiempos, ha quedado ahora tan atrás? (…) Como advierte Galton, en los tiempos pasados casi todos los hombres distinguidos, entregados a la meditación y al cultivo del entendimiento, no tenían más refugio que la iglesia, la que, al exigirles el celibato, ejerció una funesta influencia en las generaciones sucesivas. Durante el mismo período el santo oficio buscaba con afán a los hombres más independientes y ardorosos para llevarlos a la hoguera o a la cárcel.
   Solamente en España se eliminaron, durante un período de tres siglos, cerca de mil hombres por año, y hombres de los más útiles, a saber, los que dudaban de las cosas y discutían sobre ellas, y sin la duda es imposible el progreso. El daño acarreado por este medio a los pueblos ha sido inmenso” (p. 136)

Gustavo Adolfo Bécquer
OBRAS COMPLETAS
Madrid, 2004, Cátedra.


“Vais a buscar un libro cualquiera, entráis en el establecimiento más lujoso y más céntrico de Madrid, es librería francesa; vais a otro, son libros en francés; a otro, la misma contestación. ¿Dónde se venden los libros españoles? ¿Se escriben acaso? Y si se escriben, ¿se venden en alguna parte?” (p. 524)
[La cita pertenece al artículo LA NENA, publicado el 30 de marzo de 1862 en el diario El Contemporáneo.]

“¿Quién no ha pensado alguna vez, mirando los granizos saltar en el alféizar de la ventana y oyendo el repiqueteo de sus golpes en los cristales: «¡Si estos granizos fueran monedas de cinco duros!»? Y ¿quién no ha añadido, completando la frase y después de reflexionar un instante sobre los inconvenientes que traería a la sociedad esta riqueza repentina que, al fin y al cabo, daría por resultado una pobreza general: «Y solo cayeran en el patio de mi casa»? Porque, en efecto, nada más inútil que el oro el día en que se hiciese tan común como el estaño. Todo lo que se prodiga es vulgar; nadie aprecia lo que no ha de causar envidia, y es seguro que hasta la salud se miraría como cosa despreciable si no hubiese enfermos.” (p. 528)
[La cita pertenece al artículo LAS PERLAS, publicado el 27 de febrero de 1863 en el diario El Contemporáneo.]

“En el majestuoso conjunto de la creación, nada hay que me conmueva tan hondamente, que acaricie mi espíritu y dé vuelo desusado a mi fantasía, como la luz apacible y desmayada de la luna. Yo la espero siempre con impaciencia, la contemplo con amor, siento íntimo deleite al verme envuelto en su atmósfera tibiamente luminosa, y mis ideas toman nuevo giro, y paréceme que he vuelto a aquellos tiempos, tan próximos y a la vez tan lejanos, en que mi espíritu flotaba de continuo en una región de encanto y de poesía. (…)
   Y ese astro tan bello, tan puro, tan melancólico, que ha inflamado la imaginación de los más grandes poetas y ha inspirado a Bellini una melodía que será imperecedera, ¿he de verlo tal como lo describe la ciencia? No; renuncio generosamente el telescopio científico. Quiero contemplar la luna como se presenta a mi vista y creer que es lo que parece, que si en esto pierde la ciencia, en cambio gana mucho la poesía, y váyase lo uno por lo otro.” (pp. 569-571)
[La cita pertenece al artículo A LA CLARIDAD DE LA LUNA, publicado el 10 de marzo de 1864 en el diario El Contemporáneo. La referencia a Bellini tiene que ver con el aria “Casta diva”, de su ópera Norma, en la cual dicho personaje pide ayuda a la Luna.]

domingo, 3 de noviembre de 2013

Ignacio Martínez de Pisón
CARRETERAS SECUNDARIAS
Barcelona, 2005, Anagrama.

 

“Bueno, a lo mejor he exagerado cuando he dicho que cantaba a todas horas y en todas partes. Lo cierto es que por la tarde solía tumbarse en el sofá a hojear sus revistas de decoración y comer bombones de licor. Comía tantos que acababan sentándole mal y se ponía a hipar como una endemoniada. Nunca he visto a nadie que hipara como ella. Sus hipos eran lo más parecido a un movimiento sísmico: el epicentro se situaba en un lugar indeterminado en el interior de su inmensa cavidad torácica, y de allí brotaba un espasmo descomunal que recorría su organismo entero, subiendo primero hacia la coronilla y descendiendo después hasta los dedos de los pies, y sacudiéndole, por este orden y con energía decreciente, las enormes tetas blandas, la papada, la melena rubia teñida, otra vez las tetas, para seguir con la tripa y el culo y acabar agotándose en los muslos y las pantorrillas. No te podías sentar a su lado cuando se ponía así. Yo, al menos, no: tenía la impresión de que ese terremoto se comunicaba a los muelles del sofá y a las baldosas del suelo, y que desde allí las ondas sísmicas se repartían retumbando por la habitación y llegaban como amplificadas a la vitrina de la pared, donde la vajilla que mi padre compró como recuerdo de Benidorm temblaba levemente y emitía un último tintineo de desaprobación.
-Perdón -decía ella entonces, tapándose la boca con la mano, pero eso no había manera de perdonarlo.” (p. 31)

“En mi imaginación yo me representaba a mi madre con los rasgos de Audrey Hepburn, y también con su voz y su elegancia y sus suaves maneras, y yo no sé si Audrey Hepburn tiene o no tiene hijos y si se lleva bien con ellos o no, pero estoy seguro de que una mujer que se parece a Audrey Hepburn no puede ser una mala madre.” (p. 211)

domingo, 27 de octubre de 2013

Armando Rigobello
EL PORQUÉ DE LA FILOSOFÍA
Madrid, 200, Caparrós Editores.


“Del asombro –como queda dicho- nació la filosofía; este asombro, después de milenios de especulación, se sigue hoy produciendo. El objeto del que nos asombramos cambia –su identidad va ligada al progreso, a las diversas condiciones de vida, a los campos de una investigación cada vez más específica y refinada-; pero no está en el objeto la causa principal de la admiración, sino que está en el hombre que se interroga, en la tensión que se genera entre sus preguntas fundamentales y los varios contextos técnicos o prácticos en que él ha de pensar y actuar. El asombro se produce en el hombre; la naturaleza de los griegos o las complicaciones epistemológicas o existenciales de los modernos son solamente las ocasiones, la materia, la situación histórica del problema.” (p. 52)
[La noción de “asombro” o “admiración” (thaumazein) ante la realidad ya fue planteada por Aristóteles en su Metafísica.]

“Para que se dé interpretación ha de haber un contexto, objeto por interpretar, que no sea precisamente claro y distinto, sino más bien rico en cifras, enigmas, símbolos y ambigüedades, y es necesario un intérprete que pueda relacionarse con esos signos mediante un conjunto de criterios, valoraciones y categorías capaces de dar un sentido unitario (que tienda a delinear un horizonte de sentido, una visión del mundo); es necesario, en fin, que el intérprete se implique existencialmente en el contexto de signos por interpretar, que él mismo sea puesto en cuestión por la exigencia que manifiesta y por la pregunta que hace. La conexión entre el hombre simbólico y el hombre hermenéutico se completa así por la identificación de este último como el homo viator.” (p. 98)
[El concepto de Homo viator (hombre viajero) es un tópico filosófico y literario de origen bíblico relativo a la naturaleza humana y a su permanente peregrinar físico y espiritual en busca de sentido.]

jueves, 24 de octubre de 2013

Montero Glez
MANTECA COLORÁ
Madrid, 2005, Taller de Mario Muchnik.

 

“Por si no lo he dicho antes, estamos hablando de Conil de la Frontera, un pueblo marinero situado en la región más antigua y más ofendida de occidente: la costa gaditana. El pueblo no es muy grande y, visto de lejos, se asemeja a un brochazo blanco sobre la playa que llaman de los Bateles. Sin embargo, a la noche, recién encendidas las casas, guarda cierto parecido con un belén navideño de los tiempos de Augusto, no haciendo falta que sea época de villancicos para que el milagro acontezca. Ocurre en todas las épocas del año, incluso en las de verano, con sus noches de brisa agradable y sardinita a la plancha, siendo en tan candente estación cuando el Nacimiento puede verse al completo. No faltan ni las luces de mentiras ni las estrellas de purpurina, ni tampoco los camellos ni sus tabernas brillando a lo lejos.” (pp. 22-23)

“El coronel Peralta tenía todo el aspecto de un sapo al que hubiesen inflado más de la cuenta y por el culo. Si le mirabas de perfil, su panza era igual a la de los botijos. Y si le contemplabas del revés, sus nalgas tenían la misma consistencia de los cuartos traseros de un cochino al que, en lugar de maíz o bellota, hubiesen cebado con trapos.” (p. 81)

“Otro elemento bueno era el Moquillo. El apodo le venía porque cuando saludaba lo hacía con un apretón de mano. Esto último no tendría nada en especial si no fuera porque en la palma siempre llevaba un moco crudo. El citado individuo era, además de guarreras, un tipo sin ningún escrúpulo a la hora de llevarse por delante a quien fuese. Capaz de meterle fuego a un orfanato sólo por darse lumbre, el Moquillo trabajaba como soplón de la policía desde que cumplió edad penal y era de un servilismo viscoso en su trato con la Guardia Siví.” (p. 107)

domingo, 20 de octubre de 2013

Mo Yan
GRANDES PECHOS AMPLIAS CADERAS
Madrid, 2013, Kailas.


“Allí donde hay vida, la muerte es inevitable. Morir es fácil; lo difícil es vivir. Y cuanto más difícil se vuelve, más fuerte es la voluntad de seguir viviendo. Y cuanto mayor es el miedo a la muerte, mayor es el esfuerzo que se hace por conservar la vida.” (pp. 599-600)

“Los gritos de los niños de la escuela primaria sonaron muy cercanos: «¡Ataquemos, ataquemos, ataquemos a todos los enemigos de clase! ¡Llevemos a cabo la Gran Revolución Cultural Proletaria!». Sus roncos lemas iban en todas direcciones, por las calles y los senderos. Unos dibujos infantiles y unos lemas mal escritos pero intensos adornaban todas las paredes del barrio. Los habían pintado con tizas de colores.” (p. 702)
Calvin, W. H.
APARICIÓN DE LA INTELIGENCIA
En revista "Investigación y Ciencia".
Diciembre, 1994. Número, 219; pp. 78-85.


“Algo muy afín a la sintaxis verbal parece contribuir, asimismo, a la capacidad de hacer planes, otra propiedad de la inteligencia humana. (...) Nuestra capacidad de hacer planes se desarrolla gradualmente a partir de los cuentos de la infancia y constituye un importante fundamento para las decisiones éticas; al imaginarnos el curso de una acción imaginamos sus efectos sobre los demás y decidimos si actuar o no. Tomando las estructuras mentales de la sintaxis para enjuiciar otras combinaciones de posibles acciones, podemos ampliar nuestra capacidad de hacer planes y nuestra inteligencia.” (p. 81)
Berger, P. y Luckmann, Th.
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA REALIDAD
Madrid, 1986, Amorrortu-Murguía.



“El hombre está biológicamente predestinado a construir y a habitar un mundo con otros. Ese mundo se convierte para él en la realidad dominante y definitiva. Sus límites los traza la naturaleza, pero una vez construido, ese mundo vuelve a actuar sobre la naturaleza. En la dialéctica entre la naturaleza y el mundo socialmente construido, el propio organismo humano se transforma. En esa misma dialéctica, el hombre produce la realidad y por tanto se produce a sí mismo.” (p. 227)

domingo, 22 de septiembre de 2013


Pablo Neruda
CONFIESO QUE HE VIVIDO. MEMORIAS
Barcelona, 1974, Seix Barral.


“A Nazim, acusado de querer sublevar la marina turca, lo condenaron a todas las penas del infierno. El juicio tuvo lugar en un barco de guerra. Me contaban cómo lo hicieron andar hasta la extenuación por el puente del barco, y luego lo metieron en el sitio de las letrinas, donde los excrementos se levantaban medio metro sobre el piso. Mi hermano el poeta se sintió desfallecer. La pestilencia lo hizo tambalear. Entonces pensó: los verdugos me están observando desde algún punto, quieren verme caer, quieren contemplarme desdichado. Con altivez sus fuerzas resurgieron. Comenzó a cantar, primero en voz baja, luego en voz más alta, con toda su garganta al final. Cantó todas las canciones, todos los versos de amor que recordaba, sus propios poemas, las romanzas de los campesinos, los himnos de lucha de su pueblo. Cantó todo lo que sabía. Así triunfó de la inmundicia y del martirio. Cuando me contaba estas cosas yo le dije: «Hermano mío, cantaste por todos nosotros. Ya no necesitamos dudar, pensar en lo que haremos. Ya todos sabemos cuándo debemos empezar a cantar»." (p. 276)
[El texto se refiere al poeta turco Nazim Hikmet (1901-1963).]
Don Winslow
EL PODER DEL PERRO
Barcelona, 2010, Random House Mondadori.


“Y casi todas las noches, las abuelas les contaban historias de brujas, historias de fantasmas y espíritus que adoptaban la forma de lechuzas, halcones y águilas, serpientes, lagartos, zorros y lobos. Historias de hombres ingenuos hechizados por el amor brujo, un amor demencial y obsesivo, y de hombres que luchaban contra pumas y lobos, gigantes y fantasmas, todo por el amor de hermosas jóvenes, solo para descubrir más tarde que sus amadas eran en realidad brujas viejas y feas, lechuzas o zorras.” (p. 66)

“En El Salvador, escuadrones de la muerte de extrema derecha asesinaron a políticos izquierdistas y líderes sindicales. En 1989, en el campus de la Universidad Central Americana de El Salvador, oficiales del ejército salvadoreño ametrallaron a seis jesuitas, a una criada y a su hija de pocos meses con rifles provistos de mira telescópica. En aquel mismo año, el gobierno de Estados Unidos envió quinientos mil millones de dólares en ayudas al gobierno salvadoreño. A finales de los ochenta, unas setenta y cinco mil personas habían sido asesinadas.
Guatemala doblaba esa cifra.
Durante la larga guerra contra los rebeldes marxistas, más de cincuenta mil personas fueron asesinadas, y otras cuarenta mil desaparecieron. Niños sin hogar fueron abatidos en las calles. Estudiantes universitarios fueron asesinados. Un hotelero norteamericano fue decapitado. Un profesor universitario fue apuñalado en el vestíbulo del edificio donde daba clase. Una monja norteamericana fue violada, asesinada y arrojada sobre los cuerpos de sus compañeras. En todo momento, los soldados norteamericanos aportaron entrenamiento, asesoría y equipo, incluidos los helicópteros que transportaban a los asesinos a los campos de exterminio.” (pp. 432-433)

“-¿Las guerrillas han hecho esto? –pregunta Art.
Uno de los hombres enmascarados niega con la cabeza y le cuenta la historia: las AUC fueron al pueblo ayer, mataron a tiros a los jóvenes y violaron a las mujeres. Después encerraron a casi todos los supervivientes en el granero del pueblo, le prendieron fuego y obligaron al resto a mirar y escuchar. Luego condujeron a los supervivientes al puente sobre el Putumayo, los decapitaron con sierras eléctricas y arrojaron sus cabezas y cuerpos al río, para que flotaran río abajo como advertencia a los demás pueblos de la zona.
-Hemos acudido a usted –explica Javier- porque pensamos que, si alguien averiguaba la verdad, volvería a su país y lo contaría. Si supiera la verdad, el pueblo de Estados Unidos… No enviaría dinero y soldados para esto.
-¿Soldados? ¿Qué quieres decir? –pregunta Art.
-Las AUC fueron entrenadas por sus Fuerzas Especiales –dice el hombre enmascarado.
El hombre señala los cadáveres.
-El producto de sus impuestos –dice en perfecto inglés.
Art no dice nada durante el camino de vuelta.
No hay nada que decir.” (pp. 652-653)
[AUC: Autodefensas Unidas de Colombia. Este grupo paramilitar creado en los años 90 para combatir a las FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se financiaba fundamentalmente con dinero del narcotráfico.]

jueves, 12 de septiembre de 2013

Leonardo Padura
ADIÓS, HEMINGWAY
Barcelona, 2006, Tusquets.


“o tal vez porque, desde niño, había sentido una atracción sanguínea por las armas: era algo colocado más allá de todo cálculo, pues comenzó a hacerse patente cuando a los diez años su abuelo Hemingway le había regalado una pequeña escopeta calibre 12, de un solo cañón, que él siempre recordaba como el mejor de los obsequios recibidos en su existencia. Disparar y matar se habían convertido desde entonces en uno de sus actos predilectos, algo casi necesario, a pesar de la máxima paterna de que sólo se mata para comer. Muy pronto olvidó, por supuesto, aquella regla, cuyo dramatismo debió de haber entendido el día en que su padre lo obligó a masticar la carne correosa del puerco espín al cual había disparado por el simple placer de disparar.” (pp. 67-68)

“jamás había sabido apreciar y casi nunca corresponder el cariño de los que de verdad lo querían. Era una vieja y lamentable limitación, y nada tenía que ver con poses ni con personajes, pues la solía atribuir al huraño modo de ser de sus padres, aquellos personajes cercanos y desconocidos a un tiempo, con sus vidas enfundadas tras un hipócrita puritanismo y a los cuales nunca pudo querer, pues ellos mismos habían estropeado irreversiblemente su capacidad de sentir amor, de un modo simple y natural.” (p. 90) 
[Ambas citas están referidas a la infancia de Ernest Hemingway.]