viernes, 30 de abril de 2021

Gregorio Morán
EL CURA Y LOS MANDARINES (II)
Tres Cantos, 2014, Akal.

 

“La reacción más brutal frente a Solzhenitsyn y sus consideraciones, ya fueran soviéticas o españolas, va a ser la de Juan Benet, en apariencia el menos comprometido de los escritores del momento […] En su mejor estilo sarcástico y desdeñoso apuntó que los fallos del sistema concentracionario soviético eran tan notables como para permitir que un tipo como Solzhenitsyn sobreviviera a ellos. Dicho lo cual se fue de viaje a la República Popular China, invitado oficialmente por el gobierno de Pekín, y a su vuelta, el 4 de mayo [1976], se enteró del malestar que habían causado sus declaraciones. 

   Respondió con un ataque. Amén de «detectar una mala conciencia en todos ellos», ampliaba aún el concepto: «Aducir un movimiento de piedad hacia un tipo que no nos toca en nada, cuando no se han producido manifestaciones democráticas sobre nuestros problemas, denota una mala conciencia. Me ratifico absolutamente. No sólo me ratifico en lo dicho, sino que, a la vista de las reacciones, creo que fui tímido».

   Si la singularidad del gesto de Juan Benet frente a Solzhenitsyn y lo que representaba el «Gulag» denotaba una dosis de esa frivolidad, que junto a su brillantez, fueron de la mano en una vida tan acomodada como la suya. […] En apenas unos años, que casi se podrían contar por meses, asegurarían que aquellas opiniones desdeñosas, o no habían sido comprendidas por sacarlas de contexto, o los más desvergonzados sencillamente nunca las habían pronunciado.” (pp. 500-501)

“El relato de Laín en su Descargo de conciencia. 1939-1960 sentaba las bases, no obstante, para una determinada manera de juzgar el pasado, su pasado. […] El modo en que Laín narraba, distanciándose de lo que él había sido testigo y protagonista, consentiría que a partir de entonces todos se adhirieran a la fórmula: «aunque yo estaba presente, en el fondo me repugnaba. ¡Qué otra cosa podía hacer que resignarme ante aquellos espectáculos que me desagradaban!».” (p. 594) 

[Pedro Laín Entralgo (1908-2001) fue un renombrado médico y ensayista español. De ideas falangistas, disfrutó de numerosos e influyentes cargos en las instituciones culturales franquistas.]