martes, 6 de abril de 2021

Walter Benjamin
ESCRITOS AUTOBIOGRÁFICOS (I)
Madrid, 1996, Alizanza Editorial.



“Tenemos ante nosotros el cementerio. No es realmente un cementerio, sino un campo de mármol deslumbrantemente luminoso, provocador. Entre medio, algunos andamios: se están construyendo monumentos funerarios especialmente altos. Aquí hay que hacer sobre todo el inciso de que todo milanés puede comprarse por una suma de dinero, naturalmente muy elevada, una parcela para su entierro en la cual levanta su propio monumento funerario. La muerte, que es demócrata y aliada de los pobres, se ha vengado. Una acumulación absolutamente terrible de fealdad y ostentosa banalidad ha surgido... Hay que vagabundear por los senderos de lo mítico y lo fantástico para encontrar una explicación. Efectivamente, cada construcción en particular es tan vulgar como pomposa; pero apenas es posible imaginar cómo tuvo lugar esta concurrencia, esta acrecentada y sorprendente atrocidad. Este funesto cementerio de Milán ya no es un monumento al dinero, sino a Mammon. Columnas de cuyo interior salen arrastrándose genios de luto, capillas iluminadas por dentro con el más descabellado esplendo de sus vidrios de colores, zafias e incomprensibles alegorías de muertos labradas en cantidades ingentes de mármol, grandes pirámides de seres humanos a los que se representa sentados en familia sobre su tumba..., cruces sobre las que se han colocado fotografías de los muertos -que se encuentran en la mayoría de las tumbas- o manifestaciones absurdas de amor, fe y esperanza mediante sus correspondientes símbolos: anclas, columnas etcétera.” (p. 108)