martes, 6 de abril de 2021

Walter Benjamin
ESCRITOS AUTOBIOGRÁFICOS (II)
Madrid, 1996, Alizanza Editorial.


“Entre los escritores existen dos tipos: uno tiene desde casa un cierto contacto con el público; consigue por sí mismo tratar siempre aquello que está en una estrecha y razonable relación con lo que en cada ocasión preocupa a los lectores. El otro no se desprende de un estrecho interior cerrado que sólo a él le concierne, un reino que, tal y como es, surge y desaparece con él; desarrolla los más diversos temas únicamente como crónica o como código de ese mundo interior, y no puede contar con una participación del público hasta haber logrado darle un concepto de ese su mundo de pensamientos y experiencias. Luego llega un punto en que la gente comienza a interesarse por cada una de las manifestaciones de ese hombre, no -como es el caso de los «personajes famosos»- porque provenga de él, sino porque le proporciona los medios de conseguir una nueva llave para abrir otra puerta de ese mundo interior. Despertar en un público este interés objetivo, no por el hombre sino por su mundo, es quizás más difícil que cualquier otra cosa. Querer luchar por conseguirlo está pasado de moda. Pero en el caso límite de la autoría genial chocan estos dos tipos ideales: el gran autor -un claro ejemplo es Goethe- convierte desde el principio su mundo interior en un asunto público, todas las cuestiones de actualidad sin excepción en cuestiones de su particular mundo de experiencias y pensamientos.
    Dibujar la curva de una vida desde este punto de vista: ¿en qué relación está el número de los vivos que él conoce con el de los muertos que ha conocido? Esta relación se define por un predominio de los últimos.” (p. 138)

[La cursiva pertenece a la cita.]