EL CURA Y LOS MANDARINES (III)
Tres Cantos, 2014, Akal.
“Su desvergüenza alcanzaba cotas que pocos osaron. Llegará a firmar, negro sobre blanco en su «biografía-álbum fotográfico», que «la censura retiró mi nombre de la Prensa Española; no podía salir ni en ecos de sociedad». Lo cual ni siquiera puede considerarse una exageración sino sencillamente una mentira celiana, es decir, gorda y peluda. Camilo fue siempre hombre bien tratado con el mundo oficial -el franquismo puro y duro- al que pertenecía y que él sabía cultivar con talento y mano izquierda. Fue escritor de la peonada habitual en publicaciones sin tacha de «cáscara amarga», desde El Español (semanario) al Arriba (diario), y el hombre que fabricaba folios y folios con irregular brillantez, pero siempre como jefe del serrallo. Sin competidores pringosos. (…)
Tratándose de Cela siempre hay que sumar a la ambición del trepador, la desvergüenza del desalmado. (p. 336).
“Jesús Aguirre y Jaime Fierro vivirán una relación intensa y al tiempo torturada, escandalizados ellos mismos por «lo suyo». Orientados por expertos teólogos, graves psiquiatras y católicos abrumados, no se sabe si por el gozo o por la angustia, los mandarán a ambos a Suiza, donde aseguran que existe una clínica que hace milagros. Como estamos en un mundo de fervientes católicos, eso no sólo es posible -el milagro- sino que se ofrece como la salida elegante que tienen más a mano. Marchan a una clínica capaz de curar «lo suyo». La homosexualidad, entonces y para todos, era una desviación de la correcta vía natural; se entiende que violes a tu mujer, a tu hija o a tu sobrina, eres normal mientras no te confundas de sexo. Eso sólo se vive con especial intensidad, nada subrepticiamente, en el seno de la Iglesia católica, matriz histórica obligada de pederastas. «Fueron a Suiza a ver si lo suyo tenía solución», explica un eclesiástico que conoció el asunto con detalle.” (p. 400)
“«¿Cuál es la definición de intelectual? Un intelectual es aquella persona para la cual los problemas políticos son, ante todo, problemas morales.»” (p. 436)
[La cita es una reflexión de Max Aub.]