Javier Marías
MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ
Barcelona, 1994, Anagrama.
“Es curioso como el pensamiento incurre en lo inverosímil, cómo se lo permite momentáneamente, cómo fantasea o se hace supersticioso para descansar un rato o encontrar alivio, cómo es capaz de negar los hechos y hacer que retroceda el tiempo, aunque sea un instante. Cómo se parece al sueño.” (p. 75)
“gente enquistada y poco atenta, funcionarios de la literatura, críticos vetustos, profesores rencorosos, académicos sesteantes y sensibles al halago y editores que ven en la perpetua queja de la insensibilidad lectora contemporánea la justificación perfecta para holgazanear y no hacer nada, y eso en todas las sucesivas contemporaneidades.” (p. 108)
“No quisiera empañar mi ejecutoria, como ahora se dice, pero no se me escapa que son más memorables aquellos que dudaron mucho, o que traicionaron, o que cometieron crímenes o fueron crueles; los que padecieron desvaríos graves o llevaron vida de crápulas, los muy sufrientes y los tiranos, los abusivos y escandalosos y los muy desdichados, los trastornados y aun los pusilánimes, los barbazules. En suma, los más cabrones.” (pp. 139-140)
MAÑANA EN LA BATALLA PIENSA EN MÍ
Barcelona, 1994, Anagrama.
“Es curioso como el pensamiento incurre en lo inverosímil, cómo se lo permite momentáneamente, cómo fantasea o se hace supersticioso para descansar un rato o encontrar alivio, cómo es capaz de negar los hechos y hacer que retroceda el tiempo, aunque sea un instante. Cómo se parece al sueño.” (p. 75)
“gente enquistada y poco atenta, funcionarios de la literatura, críticos vetustos, profesores rencorosos, académicos sesteantes y sensibles al halago y editores que ven en la perpetua queja de la insensibilidad lectora contemporánea la justificación perfecta para holgazanear y no hacer nada, y eso en todas las sucesivas contemporaneidades.” (p. 108)
“No quisiera empañar mi ejecutoria, como ahora se dice, pero no se me escapa que son más memorables aquellos que dudaron mucho, o que traicionaron, o que cometieron crímenes o fueron crueles; los que padecieron desvaríos graves o llevaron vida de crápulas, los muy sufrientes y los tiranos, los abusivos y escandalosos y los muy desdichados, los trastornados y aun los pusilánimes, los barbazules. En suma, los más cabrones.” (pp. 139-140)