domingo, 12 de febrero de 2012

Paul Auster
LEVIATÁN
Barcelona, 2003, Anagrama.


"En total hay ciento treinta réplicas a escala de la Estatua de la Libertad en lugares públicos por todos los Estados Unidos. Se pueden encontrar en los parques, delante de los ayuntamientos, en lo alto de los edificios. Al contrario de lo que ocurre con la bandera, que tiende a dividir a la gente tanto como a unirla, la estatua es un símbolo que no causa ninguna controversia. Si hay muchos americanos que están orgullosos de su bandera, hay otros tantos que se sienten avergonzados de ello, y por cada persona que la considera un objeto sagrado, hay otra que querría escupirle, o quemarla, o arrastrarla por el fango. La Estatua de la Libertad es inmune a estos conflictos. Durante los últimos cien años ha trascendido la política y la ideología, alzándose en el umbral de nuestro país como un emblema de todo lo que hay de bueno en todos nosotros. Representa la esperanza más que la realidad, la fe más que los hechos, y sería difícil encontrar una sola persona dispuesta a denunciar las cosas que representa: democracia, libertad, igualdad ante la ley. Es lo mejor que los Estados Unidos pueden ofrecer al mundo y, por mucho que a uno le apene el que los Estados Unidos no hayan logrado estar a la altura de estos ideales, los ideales mismos no se ponen en cuestión. Han dado consuelo a millones de personas, nos han infundido a todos la esperanza de que algún día podremos vivir en un mundo mejor."