Antón Chéjov
EXTRAÑA CONFESIÓN
Madrid, 2013, Reino de Cordelia.
“La mañana era encantadora. Diríase que la felicidad, deteniéndose sobre la tierra, se reflejaba en las gotas de rocío y atraía el alma de cuantos pasaban. Una límpida luz inundaba el bosque, que parecía escuchar el rumor de mis pasos y el gorjeo de los pájaros. Éstos, al acercarme, manifestaban tan sólo desconfianza. El aire estaba perfumado del aroma primaveral que exhalaba el verdor y que mis pulmones abiertos aspiraban ávidamente. Mis ojos entusiasmados lo recorrían todo; por doquier reinaba la primavera y la juventud, y me parecía que tanto los tiernos abedules, como las hierbas del camino y los saltamontes que zumbaban en el aire, sentían lo mismo que yo.” (p. 99)