sábado, 1 de febrero de 2014

Kjell Adskilsen
UN VASTO Y DESIERTO PAISAJE
Madrid, 2001, Lengua de Trapo.

 

“Llevaba un rato junto a la ventana abierta mirando la acera. Estaba vacía, era domingo, a primera hora de la tarde, y también él se sentía vacío por dentro, como si lo desierto de la acera hubiese penetrado en él, y cuando su mujer, desde el sillón al fondo de la habitación, le preguntó algo que sólo requería un sí o un no por respuesta, él no contestó. No contestó, él mismo era una acera completamente vacía.” (p. 31)
[La cita pertenece al relato La colisión.]
 

“Seguí llorando durante mucho tiempo después de haber salido de la biblioteca, y me pareció que el mundo estaba en contra mía. Pero luego hice un esfuerzo por recapacitar. Bueno, bueno, Paulus, me dije a mí mismo, todo esto te ha pasado antes, no tiene importancia. En cualquier caso, la vida pronto llegará a su fin, y entonces no importará que hayas sido solitario, feo e infeliz.” (p. 44)

“Me sentí tan animado que abrí una ventana para contemplar el espacio. Por supuesto, no vi nada, hace mucho que no se ve un cielo estrellado sobre esta ciudad, pero no importaba, yo sabía que existía el infinito y que todo lo irracional perecerá en él.” (p. 51)
[Ambas citas pertenecen al relato El estimulante entierro de Johannes.]
 

“Tal vez fuera esa la razón, la suave lluvia y el silencio, lo cierto es que ocurrió lo que ocurre de vez en cuando: se te viene encima un gran vacío, es como si la misma falta de sentido de la existencia se te metiera dentro y se extendiera como un inmenso y desnudo paisaje.” (p. 81)
[La cita pertenece al relato El comodín.]