miércoles, 26 de febrero de 2014

Nicholas Carr (II)
SUPERFICIALES. ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO INTERNET CON NUESTRAS MENTES?
Madrid, 2011, Taurus.


“Los motores de búsqueda a menudo llaman nuestra atención sobre un fragmento concreto de texto, algunas palabras o frases que revisten interés para lo que quiera que estemos buscando en un momento dado, y desincentivan cualquier consideración de la obra en su conjunto. Cuando hacemos búsquedas en Internet, no vemos el bosque. Ni siquiera vemos los árboles. Vemos ramitas, hojas; y a medida que empresas como Google y Microsoft perfeccionan motores de búsqueda para vídeo y audio, más productos se ven sometidos a la fragmentación que ya caracteriza las obras escritas.” (p. 115)

“Nos gusta sentirnos conectados, y odiamos sentirnos desconectados. Internet no cambia nuestros hábitos intelectuales en contra de nuestra voluntad. Pero cambiarlos, los cambia." (p. 116)

“Una vez que nuestras mentes se han adaptado a este puzle que es el contenido web, las empresas mediáticas han tenido que adaptarse a las nuevas expectativas de su público. Muchos productores están acortando sus contenidos para adaptarse a la capacidad de atención más corta que caracteriza a los consumidores en línea, así como para mejorar su clasificación en los motores de búsqueda.” (p. 119)

“Cuando el ámbito social prima sobre el literario, el escritor se ve abocado a descartar la virtud y la experimentación en aras de un estilo inocuo pero inmediatamente accesible. La escritura se convertirá en una forma de registrar banales chácharas.” (p. 134)

“Sus argumentos son otra importante señal del cambio fundamental operado en la actitud de la sociedad ante el logro intelectual. También facilitan la justificación de este cambio a los ojos de la gente, que se convence a sí misma de que navegar por la Red es un sustituto válido, incluso mejor, de la lectura y otras formas de pensamiento calmado y atento. Al proponer que los libros son arcaicos, prescindibles, Federman y Shirky, proporcionan la coartada intelectual que permite a personas sesudas deslizarse cómodamente al estado de distracción permanente que define la vida online.” (p. 140)
[Mark Federman es investigador de temas educativos en la Universidad de Toronto; Clay Shirky es profesor de la Universidad de Nueva York y experto en Internet y redes sociales. La cursiva pertenece a la cita.]

“Lo que no hacemos cuando estamos conectados a Internet también entraña consecuencias neurológicas. Así como las neuronas cuyas sinapsis están unidas permanecen unidas, aquellas cuyas sinapsis no lo están, no. Mientras el tiempo que pasamos buceando en la Red supere de largo el que pasamos leyendo libros, en tanto que el tiempo dedicado a intercambiar mensajes medibles en bits exceda grandemente al tiempo que dedicamos a la meditación y la contemplación en calma, los circuitos que sostenían los antiguos propósitos y funciones intelectuales se debilitan hasta desmoronarse. El cerebro recicla las neuronas en desuso y dedica sus sinapsis a otras tareas, más urgentes, que se le encomiendan. Adquirimos nuevas habilidades y perspectivas en detrimento de las viejas.” (p. 149)
[La cursiva pertenece a la cita.]

“Lo que estamos experimentando es, en sentido metafórico, lo opuesto a la trayectoria que seguimos a principios de la civilización: estamos evolucionando de ser cultivadores de conocimiento personal a cazadores recolectores en un bosque de datos electrónicos.” (p. 170)

“En 2009 investigadores de la Universidad de Stanford encontraron indicios de que este cambio puede estar ya en marcha. Le dieron una batería de test cognitivos a un grupo de usuarios habituales de la multitarea, así como a otro grupo de usuarios multitarea comparativamente esporádicos. Encontraron que los usuarios multitarea habituales se dejaban distraer mucho más fácilmente por «estímulos irrelevantes del entorno», tenían un control significativamente menor sobre el contenido de su memoria de trabajo y, en general, eran mucho menos capaces de mantener su concentración en una tarea concreta. (…) Los usuarios multitarea intensiva son «pasto de la irrelevancia», comentó Clifford Nass, catedrático de Stanford que dirigió la investigación. «Cualquier cosa los distrae».” (p. 174)
[Se entiende por multitarea la realización de varias tareas online simultáneamente. Ejemplo: consultar un periódico digital y al instante interrumpir la lectura del mismo por un enlace remarcado en el texto, reanudarla, volver a interrumpirla para consultar un email entrante, tomar de nuevo la lectura y volver a interrumpirla para consultar un anuncio publicitario emergente en la pantalla de dicho periódico; todo ello cambiando en otra pantalla una melodía de fondo por otra.]

“La afluencia de mensajes en mutua competencia que recibimos cuando entramos en Internet no sólo sobrecarga nuestra muestra de trabajo, sino que hace mucho más difícil que nuestros lóbulos frontales concentren nuestra atención en una sola cosa. El proceso de consolidación de la memoria no puede ni siquiera empezar. Y gracias una vez más a la plasticidad de nuestras vías neuronales, cuanto más usemos la Web, más entrenamos nuestro cerebro para distraerse, para procesar la información muy rápidamente y de manera muy eficiente, pero sin atención sostenida. Esto ayuda a explicar por qué a muchos de nosotros nos resulta difícil concentrarnos incluso cuando estamos lejos de nuestros ordenadores. Nuestro cerebro se ha convertido en un experto en olvido, un inepto para el recuerdo.” (pp. 235-236)

“Un polemista podría decirlo de manera más enfática: cuanto más inteligente sea el ordenador, más tonto será el usuario.” (p. 259)