Ramiro Calle
LOS MEJORES CUENTOS ESPIRITUALES DE ORIENTE Y OCCIDENTE
Madrid, 2010, Kailas.
LOS MEJORES CUENTOS ESPIRITUALES DE ORIENTE Y OCCIDENTE
Madrid, 2010, Kailas.
“Lentamente el sol se había ido ocultando y la noche cubría la tierra con su manto negro. Por la inmensa planicie se deslizaba un tren como si fuera una descomunal serpiente quejumbrosa. Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron unos minutos y los viajeros comenzaban a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:
-¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!
Así, una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cejaba de quejarse de su sed, impidiendo con ello dormir al resto de sus compañeros de viaje. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua y sació su sed. Se apagó la luz y todos se dispusieron de nuevo a conciliar el sueño. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de unos minutos antes comenzó a exclamar:
-¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!” (p. 73)
“hay un abismo entre lo pensado y lo hecho, lo deseado y lo realizado. No nos podemos mover sólo por creencias, sino por experiencias. La palabra no es la cosa; la descripción no es el hecho y de ahí que al azúcar le dé igual que le llamemos azúcar o sal, porque sigue siendo dulce. El pensamiento ocupa un lugar en nuestras vidas, pero no es toda la vida. La vida es tan polivalente que no puede ser atrapada por los pensamientos, pero si todo lo reducimos al concepto, corremos el riesgo de disecar o asesinar a la vida.” (pp. 383-384)