Mark Twain
EL FORASTERO MISTERIOSO (II)
Madrid, 2016, Alianza Editorial.
“»Es extraño que no lo hubieras sospechado hace años…, ¡hace siglos, edades, eones! Porque has existido sin compañero a lo largo de todas las eternidades. ¡Realmente es extraño que no hayas sospechado que tu universo y sus contenidos son sólo sueños, visiones, ficción! Extraño, porque son tan franca e histéricamente locos… como todos los sueños: un Dios que podía crear buenos hijos tan fácilmente como malos, y, sin embargo, prefirió crearlos malos; que podría haberlos hecho felices a todos, y, sin embargo, nunca hizo feliz a ninguno; que los hizo capaces de estimar su amarga vida, y aun así la hizo mezquinamente breve; que dio a sus ángeles la felicidad eterna sin ganársela, y, sin embargo, exigió que sus otros hijos la ganaran; que dio a sus ángeles vidas sin dolor, y afligió a sus otros hijos con ásperas miserias y enfermedades de la mente y del cuerpo; que habla de la justicia e inventó el infierno…, habla de la Regla de oro y de perdonar setenta veces siete, e inventó el infierno; que pregona la moral a otras personas mientras él no tiene ninguna; que desaprueba los crímenes y, sin embargo, los comete todos; que, sin ser invitado, creó al hombre, y luego trata de librarse de las responsabilidades de los actos del hombre, dejándosela sólo a éste, en vez de colocarla honradamente donde debe estar, en él mismo; y finalmente, con una divina torpeza, ¡invita a este pobre esclavo maltratado a adorarlo!…
»Ahora comprenderás que todas estas cosas son imposibles, salvo en un sueño. Comprenderás que son puras locuras pueriles, las creaciones ridículas de una imaginación que no es consciente de sus monstruosidades; en una palabra, que son un sueño y que tú eres su creador. Todas las señales del sueño son visibles; deberías haberlas reconocido antes.
»Es verdad lo que te he revelado; no hay Dios, ni universo, ni raza humana, ni vida terrestre, ni cielo, ni infierno. Todo es un sueño…, un sueño grotesco y disparatado. Nada existe salvo tú. Y tú no eres más que un pensamiento..., ¡un pensamiento errante, un pensamiento inútil, un pensamiento desamparado, vagando solitario entre las eternidades!»” (pp. 153-154)
[Las cursivas pertenecen al texto.]
EL FORASTERO MISTERIOSO (II)
Madrid, 2016, Alianza Editorial.
“»Es extraño que no lo hubieras sospechado hace años…, ¡hace siglos, edades, eones! Porque has existido sin compañero a lo largo de todas las eternidades. ¡Realmente es extraño que no hayas sospechado que tu universo y sus contenidos son sólo sueños, visiones, ficción! Extraño, porque son tan franca e histéricamente locos… como todos los sueños: un Dios que podía crear buenos hijos tan fácilmente como malos, y, sin embargo, prefirió crearlos malos; que podría haberlos hecho felices a todos, y, sin embargo, nunca hizo feliz a ninguno; que los hizo capaces de estimar su amarga vida, y aun así la hizo mezquinamente breve; que dio a sus ángeles la felicidad eterna sin ganársela, y, sin embargo, exigió que sus otros hijos la ganaran; que dio a sus ángeles vidas sin dolor, y afligió a sus otros hijos con ásperas miserias y enfermedades de la mente y del cuerpo; que habla de la justicia e inventó el infierno…, habla de la Regla de oro y de perdonar setenta veces siete, e inventó el infierno; que pregona la moral a otras personas mientras él no tiene ninguna; que desaprueba los crímenes y, sin embargo, los comete todos; que, sin ser invitado, creó al hombre, y luego trata de librarse de las responsabilidades de los actos del hombre, dejándosela sólo a éste, en vez de colocarla honradamente donde debe estar, en él mismo; y finalmente, con una divina torpeza, ¡invita a este pobre esclavo maltratado a adorarlo!…
»Ahora comprenderás que todas estas cosas son imposibles, salvo en un sueño. Comprenderás que son puras locuras pueriles, las creaciones ridículas de una imaginación que no es consciente de sus monstruosidades; en una palabra, que son un sueño y que tú eres su creador. Todas las señales del sueño son visibles; deberías haberlas reconocido antes.
»Es verdad lo que te he revelado; no hay Dios, ni universo, ni raza humana, ni vida terrestre, ni cielo, ni infierno. Todo es un sueño…, un sueño grotesco y disparatado. Nada existe salvo tú. Y tú no eres más que un pensamiento..., ¡un pensamiento errante, un pensamiento inútil, un pensamiento desamparado, vagando solitario entre las eternidades!»” (pp. 153-154)
[Las cursivas pertenecen al texto.]