Paula Fox
POBRE GEORGE
Barcelona, 2009, El Aleph.
“(...) se acordó de los brazos de su madre. Un día, los había mirado bien. Ella llevaba una blusa de algodón sin mangas. Entre su axila y su codo, había visto un arco de carne blanda, pecosa, fláccida, una cortina de carne. En ese mismo instante, había percibido que era vieja. De algún modo, ella debió de leerle el pensamiento, porque le habló con aspereza y lo mandó a hacer algún absurdo recado. Ya no había vuelto a ponerse manga corta.” (p. 230)
POBRE GEORGE
Barcelona, 2009, El Aleph.
“(...) se acordó de los brazos de su madre. Un día, los había mirado bien. Ella llevaba una blusa de algodón sin mangas. Entre su axila y su codo, había visto un arco de carne blanda, pecosa, fláccida, una cortina de carne. En ese mismo instante, había percibido que era vieja. De algún modo, ella debió de leerle el pensamiento, porque le habló con aspereza y lo mandó a hacer algún absurdo recado. Ya no había vuelto a ponerse manga corta.” (p. 230)