Miguel Ángel Cabrera
DESPUÉS DEL ETNOCENTRISMO
Madrid, 2020, Postmetropolis.
“La adopción de un enfoque ontológico implica, asimismo, que se ha de abandonar la noción de creencia y, por tanto, que la tarea del análisis no consiste en tratar de comprender las creencias del otro como si estas remitieran a un mundo objetivo único. Según el giro ontológico, la subjetividad humana no es un conjunto de creencias sobre el mundo, sino el efecto de una forma de concebir este. Los seres humanos no simplemente tienen creencias sobre la realidad, sino también supuestos implícitos sobre cómo ésta es y funciona y, por consiguiente, no creen en algo, sino que creen que algo es. No simplemente creen, por ejemplo, que existe dios, la naturaleza humana y el progreso histórico, sino que consideran que estos son esencias constitutivas del mundo. O por ejemplo, los modernos no simplemente creen en los derechos humanos naturales, sino en que estos son inherentes al hecho de ser un humano (razón por la cual llegaron a creer en esos derechos). Dios, naturaleza humana, progreso histórico y derechos naturales son categorías ontológicas sin las cuales las respectivas creencias subjetivas no serían concebibles ni posibles. Por tanto, no existe tal cosa como creencias sobre el mundo que puedan ser tomadas como objeto de análisis. Lo único que puede ser objeto de análisis son los procesos de objetivación que subyacen a las creencias.” (p. 144)