Cormac McCarthy
LA CARRETERA
Barcelona, 2010, Random House
Mondadori.
“¿Podemos encender fuego?, dijo
el chico.
No tenemos encendedor.
El chico apartó la vista.
Lo siento. Se me cayó. No quería
decírtelo.
No pasa nada.
Buscaré algún pedernal. He estado
mirando por el camino. Y todavía nos queda el frasquito de gasolina.
Bueno.
¿Tienes mucho frío?
Estoy bien.
El chico recostó la cabeza en el
regazo del hombre. Al cabo de un rato dijo: Van a matar a esas personas,
¿verdad?
Sí.
¿Por qué tienen que hacerlo?
No lo sé.
¿Se los van a comer?
No lo sé.
Se los comerán, ¿verdad?
Sí.
Y nosotros no podíamos ayudarlos
porque se nos habrían comido también.
Sí.
Y por eso no podíamos ayudarlos.
Sí.
Vale.” (p. 97)