Vicente
Blasco Ibáñez
MARE
NOSTRUM
Valencia,
1919, Prometeo.
“Nada
importaba que los ideales pareciesen falsos. ¿Dónde está la verdad verdadera y
única?... ¿Quién puede demostrar que existe y no es una ilusión?...
Lo
necesario era creer en algo, tener esperanza. Las multitudes no se habían
movido nunca al impulso de razonamientos y críticas. Sólo se lanzaban adelante
cuando alguien hacía nacer en ellas ilusiones y esperanzas. Podían los
filósofos buscar inútilmente la verdad á la luz de sus razonamientos. El resto
de los hombres preferiría siempre las quimeras ideales, que se transforman en
poderosos móviles de acción.
Todas las
religiones se desmenuzaban al sufrir un frío examen, y sin embargo producían
santos y mártires, verdaderos superhombres de la moral. Todas las revoluciones
resultaban defectuosas é ineficaces al quedar sometidas á una revisión
científica, y no obstante habían engendrado los mayores héroes individuales,
los más asombrosos movimientos colectivos de la Historia.
<<¡Creer!... ¡Soñar! –seguía cantando en
su cerebro la voz misteriosa-. ¡Tener un ideal!...>>”
(pp. 434-435)