Thomas Mann
LA MONTAÑA MÁGICA
Barcelona, 1979, Plaza y Janés.
"¿Qué
es el Tiempo? Un misterio sin realidad propia y omnipotente. Es una
condición del mundo fenomenal, un movimiento mezclado y unido a la
existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento. Pero ¿habría tiempo si no hubiese movimiento? ¿Habría movimiento si no hubiese tiempo? ¡Es inútil preguntar! ¿Es el tiempo función del espacio? ¿O es lo contrario? ¿Son ambos una misma cosa? ¡Es inútil continuar preguntando! El tiempo es activo, produce. ¿Qué produce? Produce el cambio. El ahora no es el entonces, el aquí no es el allí, pues entre ambas cosas existe siempre el movimiento. Pero como el movimiento por el cual se mide el tiempo es circular y se cierra sobre sí mismo, ese movimiento y ese cambio se podrían calificar perfectamente de reposo y de inmovilidad. El entonces se repite sin cesar en el ahora, y el allá se repite en el aquí. Y como, por otra parte, a pesar de los más desesperados esfuerzos, no se ha podido representar un tiempo finito ni un espacio limitado, se ha decidido creer que el tiempo y el espacio son eternos e infinitos con la esperanza de conseguir una explicación un poco más perfecta. Pero, al establecer el postulado de lo eterno y lo infinito, ¿no destruye lógica y matemáticamente todo lo finito y todo lo limitado? ¿No queda todo reducido a cero? ¿Es posible una sucesión en lo eterno? ¿Es posible una superposición en lo finito? ¿Cómo poner de acuerdo estas hipótesis auxiliares de lo eterno y lo infinito con los conceptos de distancia, movimiento y cambio? ¿No queda más que la presencia de los cuerpos limitados en el universo? ¡Es inútil preguntar! (p. 367)
"Al dar la vuelta por el pequeño camino apareció la garganta rocosa y cubierta de boscaje, atravesada por un puente y a cuyo fondo caía la cascada. Entonces el ruido pareció aumentar; era un estrépito infernal. Las masas de agua caían verticalmente desde una altura de siete u ocho metros. Luego el agua iba resbalando entre las rocas, levantando un estruendo incesante en el que parecían mezclarse todos los ruidos y todas las sonoridades posibles: el rumor del trueno, los silbidos, los balidos, los aullidos, la crepitación, el gruñido, el sonar de las campanas. Verdaderamente, aquello ensordecía. Los visitantes se habían acercado a la roca y contemplaban el soberbio espectáculo azotados por un soplo húmedo, envueltos en un vaho de agua, con los oídos entumecidos por el ruido. Se miraban mutuamente, se encogían de hombros y sonreían intimidados. Era una catástrofe continua, hecha de espuma y de ruido, cuyo loco rugir les aturdía, les causaba miedo y provocaba ilusiones del oído. Se creía oír detrás de sí y por todas partes gritos de alarma y amenazas, trompetas y voces rudas de hombre. (p. 637)
"Al dar la vuelta por el pequeño camino apareció la garganta rocosa y cubierta de boscaje, atravesada por un puente y a cuyo fondo caía la cascada. Entonces el ruido pareció aumentar; era un estrépito infernal. Las masas de agua caían verticalmente desde una altura de siete u ocho metros. Luego el agua iba resbalando entre las rocas, levantando un estruendo incesante en el que parecían mezclarse todos los ruidos y todas las sonoridades posibles: el rumor del trueno, los silbidos, los balidos, los aullidos, la crepitación, el gruñido, el sonar de las campanas. Verdaderamente, aquello ensordecía. Los visitantes se habían acercado a la roca y contemplaban el soberbio espectáculo azotados por un soplo húmedo, envueltos en un vaho de agua, con los oídos entumecidos por el ruido. Se miraban mutuamente, se encogían de hombros y sonreían intimidados. Era una catástrofe continua, hecha de espuma y de ruido, cuyo loco rugir les aturdía, les causaba miedo y provocaba ilusiones del oído. Se creía oír detrás de sí y por todas partes gritos de alarma y amenazas, trompetas y voces rudas de hombre. (p. 637)