domingo, 15 de abril de 2012


Richard Evans
CONVERSACIONES CON JUNG
Madrid, 1968, Guadarrama.


“Si alguien fuera lo suficientemente inteligente para saber lo que ocurre en la psique de la gente, en sus mentes inconscientes, sería capaz de profetizar. Por ejemplo, yo podría haber predicho la época nazi en Alemania a través de la observación de mis pacientes alemanes. Tenían sueños en los que todo estaba anticipado, y con bastante detalle. Y yo estaba absolutamente seguro, en los años anteriores a Hitler, antes que Hitler comenzara su mandato. Puedo decir el año: era el año mil novecientos diecinueve cuando yo estaba seguro de que algo amenazaba a Alemania, algo muy grande, muy catastrófico. Y sólo lo sabía a través de la observación del inconsciente.” (p. 89)

“Para Freud, el inconsciente era un producto de la conciencia; simplemente, contenía los restos de la conciencia; quiero decir que veía en el inconsciente una especie de almacén donde se amontonaban y se abandonaban todas las cosas que habían sido descartadas de la conciencia. Sin embargo, para mí el inconsciente era una matriz, una especie de base de la conciencia, que poseía una naturaleza creadora y capaz de actos autónomos, de intrusiones autónomas en la conciencia. En otras palabras: yo consideraba la existencia del inconsciente como un hecho real, como un factor autónomo que era capaz de ejercer una acción independiente.” (p. 132)

(Las citas son, obviamente, respuestas de C. G. Jung a Richard Evans)