Francis Bret Harte
CUENTOS DEL OESTE (II)
Madrid, 2001, Espasa Calpe.
CUENTOS DEL OESTE (II)
Madrid, 2001, Espasa Calpe.
“Creo que nunca conocimos su verdadero nombre. Nuestra ignorancia al respecto nunca nos causó ciertamente ninguna dificultad social, ya que en Sandy Bar, en 1854, la mayoría de los hombres estaban rebautizados. A veces, esos nombres derivaban de alguna particularidad en el vestir, como en el caso de Dril Jack o de algún hábito peculiar, como en el de Bicarbonato Bill, así llamado por la exagerada dosis de ese producto químico en su alimentación cotidiana, o a causa de algún infortunado lapsus, como en el caso de El Pirata de Hierro, un hombre tranquilo e inofensivo que se había ganado ese funesto título a causa de su lamentable pronunciación de la expresión ganó ese título por pronunciar mal «piritas de hierro». Quizá fuese esto el nacimiento de una tosca una heráldica rudimentaria, pero me veo obligado a pensar que se debía más bien a que el verdadero nombre de un hombre en aquellos tiempos se debía exclusivamente a su propia afirmación carente de apoyo.
—¿Dice usted que se llama Clifford? —le dijo Boston a un tímido recién llegado con infinito desdén—. ¡El infierno está lleno de Cliffords!
Luego presentó a aquel infortunado, cuyo nombre era realmente Clifford, con el nombre de El Grajo Charley, una impía inspiración del momento que le quedó para siempre.” (pp. 107-108)
—¿Dice usted que se llama Clifford? —le dijo Boston a un tímido recién llegado con infinito desdén—. ¡El infierno está lleno de Cliffords!
Luego presentó a aquel infortunado, cuyo nombre era realmente Clifford, con el nombre de El Grajo Charley, una impía inspiración del momento que le quedó para siempre.” (pp. 107-108)
[El
texto pertenece al relato “EL SOCIO DE TENNESSEE”.]