jueves, 26 de noviembre de 2020

V. S. Naipaul
ENTRE LOS CREYENTES (I)
Barcelona, 2010, Debate.



“En el museo, en la vieja verja de bronce del sepulcro del imán, vimos reliquias de antiguas plegarias, aún vivas. Cuando un visitante del santuario ofrecía una plegaria o pedía un favor especial, ataba una tira de tela a la verja, y todos los travesaños o tornapuntas inferiores —cilindros de cobre unidos a globos también de bronce— estaban llenos de esas tiras de tela. Cuando la tela se desataba, la plegaria era escuchada, e incluso en el museo la gente frotaba las tiras para que se cayera alguna y ayudar así a que otro musulmán cumpliera sus deseos. El suelo detrás de la verja estaba cubierto de trozos de tela caídos impregnados de polvo. Habían manoseado tanto la parte inferior de la verja que se habían desprendido varias piezas de bronce. Algunas personas con plegarias o deseos especialmente complicados habían colocado candados de mala calidad (la mayoría fabricados en China) en la parte más alta, sujetándolos a unos agujeros en los globos de bronce. ¿Cómo abrirían los candados sin la llave? ¿Habrían tirado la llave? ¿No sería eso tentar a la providencia? Bihzad no lo sabía con certeza. Le parecía más razonable que hubieran dado la llave a un amigo, que podría ir un día a Mashad y, entre todos los candados, dar con el que habría la llave.” (pp. 89-90)
[Mashad es una ciudad santa de peregrinación musulmana, en el noreste de Irán.]