domingo, 1 de noviembre de 2020

Steven Pinker
LA TABLA RASA (IV)
Barcelona, 2003, Paidós.



“En resumidas cuentas, la preocupación por la naturaleza humana se puede reducir a cuatro temores:

• Si las personas son diferentes de forma innata, se justificarían la opresión y la discriminación.
• Si las personas son inmorales de forma innata, serían vanas las esperanzas de mejorar la condición humana.
• Si las personas son producto de la biología, el libre albedrío sería un mito y ya no se podría responsabilizar a las personas de sus actos.
• Si las personas son producto de la biología, la vida ya no tendría un sentido y un propósito superiores.” (p. 213)

“Aun en el caso de que no existiera la herencia, una correlación entre padres e hijos no implicaría que las prácticas parentales configuran a los hijos. Podría implicar que los hijos configuran las prácticas parentales. Como saben todo padre o toda madre que tengan más de un hijo, los hijos no son un montón de materia prima a la espera de que se les dé forma. Son personas pequeñas, nacidas con una personalidad. Y las personas reaccionan ante la personalidad de otras personas, también cuando una es el padre y la otra, el hijo. Los padres de un hijo cariñoso pueden corresponder a ese cariño y, con ello, actuar de distinta forma que los padres de un hijo que evita sus besos y se los limpia. Los padres de un hijo callado y distraído pueden pensar que hablan a la pared, tal vez por eso parloteen menos con él. A los que tengan un hijo dócil les puede ir bien fijar unos límites estrictos aunque razonables; los que tengan un demonio es posible que no sepan qué hacer, si imponer la ley o desistir. En otras palabras, la correlación no implica causalidad. Una correlación entre padres e hijos no significa que los padres afecten a los hijos; podría significar que los hijos afectan a los padres, que los genes afectan a padres e hijos, o ambas cosas.” (pp. 558-559)