miércoles, 22 de enero de 2020

Simone Weil
ESCRITOS HISTÓRICOS Y POLÍTICOS (I)
Madrid, 2007, Trotta.


“Los trabajadores se hacen la ilusión de haber conquistado este bienestar otorgado para poder imponerles un trabajo agotador, este bienestar que se les ofrece como se ofrece un terrón de azúcar a un perro que se levanta sobre sus patas; pero se hacen la ilusión de haberlo conquistado por sus propios esfuerzos y fuera de toda lucha de clases. De un día al otro la crisis ha reducido a la nada esas ventajas que los trabajadores creían firmemente establecidas; ahora aparece claramente que esas efímeras mejoras de la vida del trabajador no constituían un progreso realizado por los obreros, sino simplemente un aspecto provisional de una cierta política patronal.” (p. 55)

“Descartes decía que un reloj que funcionase incorrectamente no es una excepción a las leyes del reloj, sino un mecanismo diferente que obedece a sus leyes propias; del mismo modo hay que considerar el régimen estalinista: no como un Estado obrero que funciona mal, sino como un mecanismo social diferente, definido por los engranajes que lo componen y que funciona conforme a su naturaleza.” (p. 83)

“No se puede ser revolucionario si no se ama la vida. La revolución no puede dar un sentido a la vida humana; para aquellos que tratan de dar un sentido a su vida mediante la revolución, el éxito sería la mayor de las desdichas, exactamente igual que el cazador, así lo vio Pascal, es infeliz por haber alcanzado al animal perseguido, porque desde ese momento la caza ha terminado. Si la revolución es otra cosa que un juego, es únicamente en la medida en que aligera el peso que las condiciones sociales hacen recaer actualmente sobre cada ser humano y que impide vivir. La revolución es una lucha contra todo lo que obstaculiza la vida. No tiene sentido más que como medio; si el fin perseguido es vano, el medio pierde su valor. De manera general, nada tiene valor desde el momento en que no lo tiene la vida humana.” ” (p. 103)